19. Una charla profunda

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Algún día.

Jay y June preferían trabajar de noche en la empresa, así que se nos hacía costumbre tener la casa solo para nosotros.

Estábamos los dos en el cuarto que compartíamos, mirando por la ventana. Habíamos dejado la noche pasar y presenciábamos el comienzo del amanecer, acompañado de una leve llovizna que regaba el jardín de adelante. Se veía muy hermoso después de todo lo que trabajamos para arreglarlo durante semanas.

BI y yo nos sinceramos durante la madrugada, tomando unas copas de tanto en tanto, dejando escapar caricias pícaras por momentos, regalándonos miradas sugestivas y besos que rogaban más, pero los hacíamos mucho más cortos de lo que desearíamos solo para poder seguir charlando y no avanzar en acciones pasionales.

La tenue luz de la lámpara de su lado empezaba a ser opacada por la luz que entraba por la ventana, iluminando cálidamente y sin apuro nuestro cuarto.

Lástima que desde hacía horas nuestra charla no consistía en cosas alegres.

-Después de tantos tiempos difíciles, pude ubicarme donde y como quería, conocí a June y Jay, podía elegir mis horarios y el qué hacer... en fin. Me gustaba el giro que mi vida había tomado. Solo que... había situaciones, recuerdos, que prefería olvidar, evitarlos a toda costa. A veces, hablar de los problemas cura, pero otras veces hablar es como echar sal en una herida. El silencio no siempre es malo, pero querer que alguien lo rompa a la fuerza sí lo es. Por más que tengas buenas intenciones, no podés obligar a nadie a ir a tu ritmo y a tu manera. Los chicos lo entendían, así que, a pesar de que estaban al tanto de los rumores, no mencionaban nada al respecto, y solo hablábamos del tema cuando yo quería decirles algo -Estiró la espalda, todavía recostado de lado frente a mí-. Por fin no me sentía como un animal al socializar.

-¿Un animal? -Me sorprendió esa comparación- ¿Eras agresivo o algo así? Me refiero al defenderte o algo.

-No, nada de eso -Rió-... ¿Alguna vez notaste que los animales vuelven al mismo lugar de siempre, a pesar de que puedan volver a ser asustados, maltratados o estén en peligro?

-No... -Era la primera vez que escuchaba algo así.

-Bueno, pero pasa. Eso hacen, especialmente las aves: un pájaro de mascota puede estar en una jaula que realmente odie, pero, aunque la abras y lo dejes salir por la ventana, tarde o temprano el pájaro volverá y entrará de nuevo en esa jaula que tanto odiaba.

-¿En serio? No creía que fuera así -Me quedé pensativo-. ¿También vuelven aunque no siempre tengan comida? -Lo vi asentir- Eso me parece muy tonto. ¿Por qué volverían si no obtienen nada bueno de verdad?

-No sé cuál es la lógica que usen los pájaros, o siquiera si usen lógica, pero sí es algo muy tonto de su parte. Aunque, para ser honesto, las personas también lo hacemos. Eso justamente era lo que quise decir recién con que ya no me sentía un animal al socializar: al hacerme amigo de June y Jay, no necesitaba volver a hablar con otra gente porque los tenía a ellos, y sabía que no me iban a lastimar. Y ahora también te tengo a vos.

Ambos sonreímos.

Acaricié su brazo lentamente, disfrutando el tacto.

-Antes de conocernos a nosotros, ¿qué hacías cuando sentías que no dabas más y que ibas a estallar?

-Iba a parques y miraba de lejos a los niños jugando.

-Por favor, explicá bien eso, porque suena demasiado mal -Me burlé.

-Mal pensado -Me golpeó suavemente el hombro-. Cuando sentía una inmensa impotencia y soledad, solo quería distanciarme de la gente de más o menos mi edad, porque siempre sentía que ellos estaban tan llenos de odio que realmente me desagradaba su presencia. Simplemente quería estar tranquilo en silencio viendo a los niños jugar. En ellos vivía la inocencia y abundaba la felicidad; no había ningún rastro de rencor, rechazo ni remordimiento. Ellos vivían en paz, jugando tranquilos. Quería limitarme a ver eso: paz y tranquilidad, aunque yo no perteneciera a ella -Hizo una breve pausa-. Yo no tenía paz y tranquilidad desde hacía años y, si bien estaba habituado, necesitaba un descanso de vez en cuando. Solamente sentarme en un banco, tomar aire fresco y no pensar en nada era lo que necesitaba -Concluyó su explicación.

Loco B (Double B)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora