08. Sorpresas luego del trabajo

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Día 95.

Hoy había sido un día largo en el trabajo. Normal, en realidad. Siempre, durante las vacaciones tanto de invierno como de verano y fines de semana largos, el restaurante se llena. No tengo idea de a cuántas personas atendí, pero estoy seguro que más de 300. Había ganado bastante con la propina de hoy y eso me alegraba. Ahora solo quedaba llegar a casa, cambiarme y dormir.

Chanwoo insistía a diario que debería pedir salir un poco antes del trabajo porque la zona que debía atravesar a pie desde el restaurante hasta mi casa era peligrosa a la noche, y todavía más pasadas las 3 am, mi horario de salida cuando me tocaba el turno nocturno. Pero realmente no me importaba. Nunca había visto robos ni nada extraño. Ya estaba habituado y no me daba miedo de ningún tipo.

Era extraño. Chanwoo actuaba raro cada vez que yo tenía actitudes distintas a las normales en mí, o cuando hablaba de mis nuevas amistades, pero de todas maneras se preocupaba en que yo estuviera bien y no me pasara nada malo. Ya sabía que él solo tenía miedo de que me olvidase de él y lo cambiara por mis amigos nuevos. Desde luego, nunca haría algo así, pero por alguna razón él tenía miedo de que eso sí pasara.

Quizás eso habría sido realmente lo único que lo hizo estallar en ira e irse de mi departamento de esa forma hace unas semanas...

El cielo estaba despejado. No había nubes, solo estrellas y la luna llena. Hacía frío, probablemente temperatura bajo cero. Había viento, aunque no mucho. Las casas y edificios a mi alrededor tenían todas las luces apagadas, salvo por los pocos faroles que iluminaban que ni tenían la lamparita fundida ni tampoco habían sido destruidos por el vandalismo típico de este sector de la ciudad. Salvo por mí, no había ni un alma circulando en los alrededores.

Me gustaba esta tranquilidad y soledad. Nadie caminaba lento frente mío. Nadie me insultaran por "acosarlos" o "querer robarles" o "querer apoyársela" cuando ellos fueron quienes no saben que si frenan abruptamente, el que va detrás suyo no le da tiempo a reaccionar y detenerse también. Ningún vendedor de medias o lapiceras que me siguiera tres cuadras tratando de convencerme que le compre algo o le regale dinero. Ningún embotellamiento que resulte en que los autos que van para un lado se atasquen y queden en la mitad de la intersección con otra calle, frenando el tráfico o causando accidentes. Ningún motoquero que se pase los semáforos y pase a toda velocidad delante o detrás de los peatones, poniendo varias vidas en riesgo. Nadie que me rompiera las pelotas con su estupidez. Solo me acompañaba la luna, quien atestiguaba mi tranquilidad.

Unos ruidos extraños me despegaron de mis pensamientos. Provenían de la vuelta de la esquina a la que me aproximaba. Dudaba de si cruzar a la vereda de enfrente o si seguir por donde estaba yendo. Realmente nunca vi nada extraño por estas calles, a pesar de siempre tomar caminos aleatorios y circular a cualquier hora por esta zona con reputación tan de mierda. Decidí ir con cautela, tratar de descifrar la situación o detectar cuántas personas habría del otro lado de la esquina.

Presté más atención, aminorando el paso, pegándome a la pared, haciendo el menor ruido posible. El cambio de movimientos hizo que mi colgante del símbolo del Yang diera un saltito dentro de mi remera, haciéndome cosquillas en el pecho.

Estaba a unos metros de distancia. Parecían ser unos lamentos o llantos, pero se oían raros. Imaginaba que me encontraría con una escena horrible de una chica tirada en la calle habiéndole pasado quién sabe qué cosas, pero la voz era muy grave y gruesa como para ser de mujer... Aunque, siendo realistas, las cosas que les pasan a las mujeres también les pasan a los hombres, en menor cantidad, sí, pero también pasan.

Estando a un metro de llegar al final de la última casa de la cuadra, me detuve. No detectaba que hubieran más movimientos ni voces o sonidos que me dieran a entender que ese hombre llorando estaba con alguien más, pero temía que quizás él llorara junto a alguien muerto.

Loco B (Double B)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora