Capitulo 6

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Capitulo 6

Santana deambuló por el salón, se le estaba acabando la paciencia mientras esperaba a que aparecieran los miembros del clan de Brittany. Si se negaban a regresar a la fortaleza, tal vez tuviera que obligarles, pero realmente no quería hacerla.

Para su alivio, la gente empezó a entrar por la puerta. En menos de una hora, los aldeanos estaban reunidos en el gran salón, esperando a que Santana se dirigiera a ellos. Santana hizo un gesto para pedirles que guardaran silencio.

-¿Quién es vuestro portavoz? -preguntó.

Figgins se abrió paso entre la multitud.

-Yo hablo por los Pierce, mi señora. Nos pediste que viniéramos, y aquí estamos. ¿Qué deseas decimos?

-Sólo esto. Os necesito, a todos vosotros -hizo un gesto teatral con la mano-. Os he llamado para ofreceros una salida a este punto muerto.

-Lo único que queremos es que liberes a nuestra muchacha -lo retó Figgins.

-Eso es exactamente lo que pretendo hacer -reconoció Santana-. Regresad a vuestras tareas en el castillo y en los campos, y lady Brittany recuperará su libertad.

Con las manos en las caderas, Rachel pasó por delante de Figgins.

-¿Libertad para entrar y salir cuando a ella le plazca, mi señora?

Santana frunció el ceño.

-No puedo proporcionarle amnistía total. Debo obedecer los deseos del rey. A lo que me refería era a que tendrá libertad dentro del castillo y los muros que rodean Misterly. Vuestra dama no sufrirá ningún daño por mi parte.

-¿Dónde está nuestra muchacha? -exclamó Artie.

-Aquí estoy -respondió Brittany en voz alta desde detrás de Santana.

Santana se la quedó mirando cuando avanzó hacia ella. Lo que les dijera a los miembros de su clan sería vital para su permanencia como señora de Misterly.

-¿Estás bien, Brittany? -preguntó Figgins ansioso.

-Estoy bien, Figgins.

-Dinos qué debemos hacer -le pidió Artie-. ¿Debemos cooperar con su señoría? No tienes más que decirlo, muchacha.

-No me gusta estar encerrada en una torre -replicó Brittany lanzándole a Santana una dura mirada.

-Como ya he explicado, sólo tenéis que regresar a vuestras tareas para conseguir la libertad de lady Brittany.

-¿Y qué sucede con lady Marie y la pequeña Camila? -quiso saber Winifred, la cocinera. -Haré todo lo que esté en mi mano para devolverles la salud -prometió Santana-. Lady Brittany puede corroborar que han mejorado bajo mis cuidados. Todos los ojos se giraron hacia ella

-Dice la verdad -admitió Brittany a regañadientes. Santana dejó escapar el aire que no sabía que estuviera conteniendo.

-Ya habéis oído a la dama. Como señora de Misterly, prometo trataros con justicia y mantener la paz para las futuras generaciones.

-Para tus herederos, no para los nuestros -rezongó Figgins.

-Siempre habrá Pierces en Misterly -mantuvo Santana-. Os doy mi palabra.

-La palabra de un inglés -murmuró Brittany entre dientes.

Por suerte, nadie la escuchó excepto Santana.

-¿Qué va a ser de nuestra muchacha? -inquirió Artie. Santana no tenía una respuesta preparada, porque ni él mismo la sabía. Así que se limitó a repetir: -No voy a hacerle ningún daño. Trabajará aquí, con los miembros de su clan, y nos servirá a mi futura esposa y a mí.

El Sabor del Deseo (ADAPTACION BRITTANA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora