3

459 37 1
                                    


Louis estaba temblando a pesar de la cálida temperatura de la noche; no solo a consecuencia del baño que se había dado en el mar, también por culpa de la sorpresa que había supuesto la repentina aparición de Harry. Tenía el pelo empapado y la piel de gallina. Se repetía a sí mismo que se le habían endurecido los pezones porque tenía frío, no como reacción a la presencia del hombre más sexy que había visto en su vida.

Apretó los dientes para no tiritar y deseo que Harry volviera al palacio cuando antes. Su traje estaba sobre una roca al otro extremo de la playa, pero preferia pasar la noche entera allí escondido y arriesgarse a sufrir hipotermia antes de salir desnudo delante de él. Eso ya lo había echo una vez, pensó, frustrado y ruborizado de la vergüenza, a pesar de que había sido sin saber que él estaba allí. De ningún modo iba a exhibirse de nuevo.

— Ten, ponte esto mientras te traigo la ropa —Harry se acercó dejo su chaqueta sobre la roca.

Louis se la puso de inmediato. Le estaba inmenso, pero de todos modos agradeció poder cubrirse un poco. El forro de seda tenía un tacto muy sensual, una sensualidad que aumentaba por el hecho de que aún llevará el calor del cuerpo de Harry y su delicado olor a loción de afeitado.
Louis respiro hondo para sentir el aroma. Siempre había sido miope, pero, quizá para compensar ese problema de visión tenía el resto de los sentidos muy desarrollados, por lo que podía apreciar hasta el olor más tenue.

Sus venas se llenaron de un repentino calor al imaginar que era él el que lo rodeaba con los brazos, en lugar de la chaqueta. Recordó la fantasía que había tenido antes, en la que Harry le hacía el amor sobre la mesa del banquete, y de pronto lo imaginó con total claridad despojándose de la ropa antes de tumbarlo sobre la arena.

¿Qué le ocurría? Levantó la mirada hacia él con las mejillas ruborizadas y se quedó sin respiración al ver el ardor con que le observaba. Solo fue un momento porque Harry bajo la mirada de inmediato, pero Louis pudo ver el deseo en sus ojos y, a pesar de la falta de experiencia , ese deseo provocó una inconfundible ansiedad dentro de él.

Volvió a estremecerse, y esta vez no le quedó más remedio que admitir que no temblaba de frío, sino como reacción a Harry. Percibió la tensión de su cuerpo fuerte y masculino y supo que aquella química era real. Por increíble que pareciera, Harry Styles, playboy y mujeriego en serie, se sentía atraído por él. Por primera vez en sus veintiséis años de vida, Louis se sintió un hombre atractivo y quiso saborear aquel momento, porque tenía la certeza de que él no tardaría en parpadear y darse cuenta de que era demasiado bajo, demasiado gordito o demasiado insulso como para mantener su interés.

— Deberías esperar en la cueva, allí tendrás menos frío —le recomendó él, rompiendo el silencio.

Su voz sonó tan brusca que Louis pensó que se había enfadado por algo. Se dió media vuelta y se alejo de él, que se quedó allí titubiando unos segundos y tratando de calmar los latidos de su corazón antes de salir de detrás de la roca y echar a correr hacia la cueva. Él apareció a su lado casi de inmediato y le agarro el brazo.

— Supongo que necesitarás esto — murmuró al tiempo que le ponía las gafas.

— Gracias — farfulló Louis, sin poder apartar la vista de su cara, de esos rasgos marcados que de pronto veía con total claridad, de esos labios finos y firmes.

Lo oyó respirar hondo y se quedó sin aliento cuando de repente le puso la mano bajo la barbilla para obligarlo a mirarlo.

— ¿Nunca te han dicho que es peligroso bañarse solo en el mar? —le preguntó con cierta impaciencia— Si te hubiera pasado algo, nadie se habría enterado — bajó la mirada por su cuerpo, envuelto en la chaqueta, y trato de quitarse de la cabeza la imagen de aquel cuerpo desnudo corriendo por la arenan — Dime, ¿Sueles bañarte desnudo a la luz de la luna?

Un Príncipe para un Millonario | Larry Stylinson | adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora