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ㅡTienes unos pezones magníficos, Lou ㅡle dijo antes de apartar la boca de sus labios para ir bajando poco a poco por su cuello hasta llegar al valle que separaba sus pezones.

El roce de su lengua en el pezón arrancó un gemido de placer de los labios de Louis. Él se río suavemente y, cuando se metió el pezón en la boca por completo, Louis sintió un húmedo calor entre las piernas.

ㅡ Harry...ㅡla última sombra de duda desapareció cuando él colocó la mano en la cara interna de su muslo, muy cerca de donde tanto deseaba que lo tocara.

Contuvo la respiración cuando le separó las piernas lentamente y, cuando coló el dedo en el interior de su cuerpo y comenzó a acariciarlo, Louis le dejó paso para que pudiera continuar con aquel erótico movimiento.

Se estremeció de asombro cuando él le agarró la mano y se la colocó sobre su erección. Era tan impresionante, que tuvo que recordarse que ya había hecho aquello una vez para no sentir pánico. Entonces él se colocó sobre él y ya no tuvo tiempo de dudar porque se sumergió en su interior con un movimiento certero.

Harry se detuvo un segundo para mirarlo a los ojos, y después comenzó a moverse suavemente, siguiendo los latidos de su corazón. Con cada movimiento, Louis sentía cómo se intensificaban las sensaciones y, a medida que aumentaba el ritmo, más se acercaba él a la cima. Se sentía completamente desapegado de la realidad, perdido en aquel mundo de placer. Se aferró a sus hombros y se dejó llevar por aquella especie de descarga eléctrica, que lo sacudió e hizo que susurrara su nombre, que le implorara que no parara nunca. Llegó de pronto y, con su siguiente movimiento, sintió que algo estallaba en su interior.

Pero él siguió con más y más fuerza y, al sentir que los músculos de Louis se tensaban a su alrededor, ya no pudo aguantar más y se deshizo de placer dentro de él. Todo su cuerpo se estremeció por la fuerza del clímax.

Después, Louis se quedó tumbado sin moverse, con la mirada clavada en el techo y, con él recostado sobre su pecho, volvió a tener la sensación que había tenido en la cueva aquella noche; que sus almas estaban unidas de manera irremediable.

Sabía que era una fantasía ocasionada por la fuerza de la pasión que acababan de compartir. Para Harry todo aquello no era más que sexo, algo que demostró cuando rodó sobre la cama y se tumbó boca arriba con los brazos bajo la cabeza, como un sultán que acabara de disfrutar de los servicios de su concubino preferido.

ㅡAgapi, me parece que no hay ninguna duda de nuestra compatibilidad sexualㅡrespiró hondo para calmar los latidos de su corazón mientras se preguntaba por qué le había costado tanto apartarse de él.

Le habría gustado quedarse allí acurrucado contra Louis, pero sabía que aquella sensación de conexión no era real; sólo había sido un magnífico encuentro sexual, el mejor que había tenido en mucho tiempo... quizá el mejor de su vida, dijo una vocecilla en su interior. Pero eso no significaba nada. Se había casado con Louis porque iba a tener un hijo suyo, el hecho de que el sexo fuera tan bueno no era más que una ventaja añadida, nada más. Su cuerpo estaba satisfecho y su corazón, intacto.

Louis se había quedado frío en cuanto Harry se había apartado de él y le habría gustado acurrucarse junto a él, pero de pronto tenía la sensación de que los separaba una distancia enorme. Si no quería sufrir, debía volver a levantar las barreras que lo protegían de él. No tenía la menor idea de lo que esperaba Harry ahora que ya habían hecho el amor; parecía estar en otro mundo, inmerso en sus pensamientos, y él sintió el deseo de huir de aquel ambiente tan íntimo. Se incorporó en la cama y se disponía a levantarse cuando él le echó un brazo alrededor de la cintura.

ㅡ¿Dónde vas?

ㅡPensaba dormir en mi habitación.

Harry lo miró a la cara y volvió a notarlo tenso.

ㅡEs tarde para que intentes huir, agapi. Eres mío y, de ahora en adelante, dormirás conmigo. Ademásㅡmurmuró al tiempo que volvía a tumbarlo a su ladoㅡ, tengo intención de hacerte el amor varias veces durante la noche y sería muy incómodo tener que ir a buscarte a la otra habitación.

Aquella sensual provocación hizo que Louis sintiera un escalofrío.

ㅡ¿Varias veces?ㅡmurmuró, bromeando él también.

ㅡDesde luego, agapi ㅡaseguró—. Y voy a empezar ahora mismo.

Louis vio la imagen de sus cuerpos en la pared de espejos y fue entonces cuando se fijó por primera vez en el escorpión que llevaba tatuado en el hombro.

ㅡ¿Qué es esto?ㅡle preguntó al recordar lo que le había contado Liam sobre que Harry había estado en otro tiempo al margen de la ley.

Harry se miró el hombro y su rostro se endureció de inmediato.

ㅡUn recuerdo del pasado... Es el símbolo de la pandilla a la que pertenecí de adolescente. Stavros y Sotiris también pertenecían a ella. Nos ganábamos la vida en peleas ilegales, en clubes de mala muerte.

ㅡ¡Madre mía! ㅡ Louis no pudo ocultar su sorpresaㅡ. ¿Qué edad tenías?

ㅡQuince años ㅡdijo encogiéndose de hombrosㅡ. Pero como era más alto que la mayoría, a nadie le importaba demasiado que fuera tan joven.

ㅡ¿Quieres decir que peleabas con hombres cuando no eras más que un niño? ㅡpreguntó, horrorizado.

ㅡHay muchas cosas feas en mi pasado, agapi. Tuve una infancia muy dura..., pero nuestro hijo no tendrá que luchar para sobrevivir ㅡprometió al tiempo que le ponía una mano en el vientre, como para proteger la vida que crecía allíㅡ. Crecí rodeado de hambre y privaciones y había veces en las que mi madre no tenía dinero para pagar el alquiler, por lo que nos vimos obligados a vivir en la calle. Pero nunca dudé del amor que sentía por mí. Trabajó hasta la muerte, casi literalmente, para mantenerme.

Un Príncipe para un Millonario | Larry Stylinson | adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora