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Louis abrió los ojos lentamente y vio el fresco de querubines que adornaba el techo. Por un momento se sintió desorientado, pero entonces su cerebro reaccionó y lo recordó todo. Miró a su alrededor y comprobó que estaba en la salita que había junto al salón principal. Recordó la oscuridad que lo había envuelto; debió de haberse desmayado por primera vez en su vida, y alguien lo había llevado a aquella salita, donde lo había tumbado en un sofá. Ese alguien estaba de pie junto a la ventana y, aunque no podía verle la cara, si percibía su tensión y su ira.

¡Harry! Bajó la pierna al suelo y se puso en pie rápidamente, pero una fuerte nausea lo obligó a sentarse de nuevo. No podía vomitar delante de él, no aguantaría una humillación más, así que apretó los dientes y espero a que la habitación dejara de dar vueltas.

—Tienes un vaso de agua en la mesita —le señaló Harry con tensión— Te recomiendo que bebas un poco.

agarró el vaso con manos temblorosas y tomó un sorbo. El agua fría consiguió calmarle las náuseas. Unos segundos después volvió a ponerse en pie y se arriesgó a mirar a Harry. Tenía un moretón en la barbilla.

— ¿Qué te ha pasado?

— Niall — se limito a decir.

— ¿Te ha pegado? — recordó la expresión de furia que había visto en la cara de su hermano antes de desmayarse y meneó la cabeza con pavor.

—La verdad es que no lo culpo, después de la noticia que acababa de contarme —explicó Harry con la misma frialdad y sin poder ocultar la ira que sentía. — Yo no he respondido al golpe, no te preocupes.  Niall sólo estaba defendiendo tu honor; para serte sincero no habría entendido que no me pegara. —hizo una pausa durante la que sólo se oyó en la sala el tictac del reloj—. La verdad es que ha sido una manera muy espectacular de enterarme de que voy a ser padre. — comentó con sarcasmo, que era la única manera en la que podía permitirse sacar la rabia que lo quemaba por dentro, porque no podía perder el control y gritar todo lo que le daban los pulmones, que era lo que en verdad habría necesitado hacer. — Tú te desmayas, el príncipe regente me da un puñetazo delante de más de cien invitados, entre los que se encuentran dignatarios internacionales y miembros de la prensa... Estoy seguro de que la historia va a salir en los titulares del mundo entero.

Harry respiró hondo y se dio media vuelta hacia la ventana. En el exterior la gente iba retirándose, aún ondeando las banderas con los colores de Aristo y con el escudo de la Casa Tomlin. De pronto tuvo la sensación de que todo aquello no era real, que su vida estaba a punto de cambiar irrevocablemente, pero debía controlar los nervios y al menos informarse de los hechos.

— ¿Es cierto? —pregunto con vos ronca y se obligó a apartarse de la ventana—.¿De verdad estás embarazado, o es otro de tus juegos?

—Es totalmente cierto —respondió Louis—. Me hice una prueba y ayer me lo confirmó el médico.

No sabía cómo había esperado que reaccionara Harry, no se había atrevido a imaginar la escena en la que le decía que estaba esperando un hijo suyo, y mucho menos lo que él contestaría. Era evidente que estaba asombrado, y comprendía que estuviera también enfadado, pero esa gélida ira que veía en sus ojos le parecía excesiva. 

—¿Y es mío, como parece creer Niall?

—Claro que es tuyo —ahora el furioso era él—. Sabes perfectamente que era virgen cuando estuve contigo y, desde entonces, no he tenido decenas de amantes. No quería comprometerte; ni siquiera entiendo como pude haberme  quedado embarazado —añadió, apartando la mirada de él—. Tú utilizaste protección.

—Pero falló —afirmó Harry  tajantemente—. Me di cuenta cuando me desperté. Al ver que te habías ido fuí en tu busca; al principio pensé que a lo mejor habías ido a bañarte de nuevo y temí que pudiera haberte pasado algo… hasta que vi que no estaba tu ropa y me di cuenta de que habías salido huyendo. Si no te hubieras ido habría podido decirte que cabía la posibilidad de que te hubieras quedado embarazado y habría insistido en que mantuviéramos el contacto hasta saber si era así —concluyó.

Harry respiró hondo y recordó lo preocupado que había estado desde que había descubierto que se había roto el preservativo. Había intentado buscarlo, pero parecía haber desaparecido de la faz de la tierra. Lo había invadido entonces el temor de que se repitiera la historia.

Un temor que se había hecho realidad.

Volvieron a su mente los recuerdos de una historia que había apartado de su memoria durante mucho tiempo. Cinco años atrás, su amante se había quedado embarazada. Harry siempre había creído que el motivo de que sintiera que le faltaba parte de su identidad era porque no sabía quién era su padre y había jurado que jamás abandonaría a una mujer o hombre que esperara un hijo suyo. Por eso cuando Greta le había revelado que iban a tener un bebé, Harry le había pedido que se casara con él. Pero no sólo había querido casarse con la modelo danesa por el bebé. Se había enamorado de ella,  admitió con profunda tristeza. Tras la muerte de su madre, el trabajo se había convertido en su máxima prioridad, en una obsesión que le había impedido que ninguna mujer se acercara realmente a él. Con Greta había sido diferente: con ella había tenido la relación más larga de su vida y finalmente se había visto obligado a reconocer que la hermosa rubia se había hecho un hueco en su corazón.

Después de la sorpresa inicial, se había alegrado de ser padre, sabiendo que aquel niño sería su único pariente de sangre en el mundo. Un mes después de la boda había ocurrido la tragedia. Por mucho tiempo que viviera, nunca podría perdonarla por llamarlo por llamarlo por teléfono desde Dinamarca, adonde había viajado por trabajo, y decirle que había perdido el bebé.

Harry miró de nuevo al exterior del palacio, y recordó la tristeza que había sentido entonces. Había sido un duro golpe, pero se había esforzado por llevarlo con calma y centrarse en consolar a Greta... sin sospechar que su llanto era fingido. Ella había ido recuperándose sin problema durante los meses siguientes y muy pronto había vuelto a trabajar. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que empezaran a surgir problemas en la relación. A Greta siempre le había gustado mucho salir y empezó a acusar a Harry de ser un aburrido. Después, cuando él le propuso que intentaran tener otro hijo, ella había asegurado que prefería centrarse en su carrera.

Harry había descubierto entonces que su mujer consumía droga y que había estado ocultándole dicha costumbre, lo que dio lugar a terribles peleas. Precisamente durante una de esas peleas, Greta le había confesado la verdad a gritos. Nunca había querido tener un hijo, pero cuando se había quedado embarazada y harry le había pedido que se casara con él, había aprovechado la oportunidad para convertirse en la esposa de un millonario. Había esperado hasta después de la boda... y entonces había decidido poner fin al embarazo.

Harry tragó la bilis que sentía en la garganta y se esforzó por apartar de su mente el recuerdo de su exmujer. Greta era el pasado. Ni siquiera había sentido la menor lástima cuando, dos años atrás, había leído en los periódicos que había muerto. En el momento en que se había enterado de que le había arrebatado a su hijo, el corazón de Harry se había congelado y, sin bien había seguido viviendo como si nada, había desterrado de su interior todo tipo de emociones, como si sus sentimientos hubieran muerto para siempre.

De pronto ya no se sentía muerto. Por primera vez en cinco años, algo se había conmovido en su interior. Miró al hombre que acababa de jurarle que llevaba dentro un hijo suyo y pensó que el destino le había dado otra oportunidad, otro hijo... Estaba dispuesto a mover cielo y tierra para asegurarse de que aquel bebé tuviera la posibilidad de vivir.

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Hey ¿Cómo están? Espero que bien.

No olviden tomar agua y votar si les gustó c: ❣️

Un Príncipe para un Millonario | Larry Stylinson | adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora