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Aquello llevaba fraguándose varios días, pensó al ver el brillo de sus ojos. El deseo que tanto empeño había puesto en negar latía dentro de él como un tambor. Se movían al ritmo de la música, sus cuerpos pegados el uno al otro.

ㅡCada vez que te miro me quedo sin respiraciónㅡle susurró él al oídoㅡ. Mi hermoso hombre de azul.

Louis sabía que, si giraba la cara sólo unos centímetros, sus bocas se encontrarían. Se le aceleró aún más el corazón cuando sintió su mano en la nuca y, cuando lo obligó a levantar la cara y se encontró con sus labios, no pudo por menos que dejarse llevar y aceptar aquel beso lento y sensual.

De pronto dejaron de existir los invitados y la orquesta. Lo único que existía era Harry: la fuerza de sus brazos que lo apretaban, el roce de su boca contra la de él. Louis se olvidó de todas sus dudas e inseguridades y lo besó con la misma entrega, con las mismas ansias... y protestó levemente cuando se apartó.

ㅡVámonos a casa ㅡanunció él, y acto seguido lo agarró de la mano y lo sacó de allí tan rápido como pudo.

Louis estuvo a punto de decirle que quizá no estuviera bien irse a mitad de la fiesta, pero tenía la sensación de que el cerebro había dejado de funcionarle y que todo su cuerpo ardía de deseo.

Ya en el coche, rumbo al apartamento, trató de «recordar todos los motivos por los que había decidido no acostarse con Harry durante aquellos días..., pero ya no le parecía el desconocido frío y distante del día de la boda. En los últimos días había sido un acompañante amable y encantador que había conseguido cautivarlo. En cuanto a sus dudas sobre que realmente no se sintiera atraído por él después de salir con tantas modelos impresionantes, era evidente que aquella noche sólo tenía ojos para él.

Se sentía muy confundido cuando por fin llegaron al apartamento, por eso no se atrevía a mirar a Harry cuando se quedaron a solas en el ascensor. Sentía su mirada clavada en él, la tensión era tangible.

Entonces se abrieron las puertas y Louis se quedó sin aliento cuando él lo levantó en brazos como si pesara menos que una pluma.

ㅡ¿Qué haces?ㅡ Louis se agarró a sus hombros y lo miró a los ojos.

ㅡLo que quería hacer el día que llegamos aquí después de la boda ㅡle dijo mientras se dirigía al dormitorio con paso firmeㅡ. Lo que los dos deseamos ㅡañadió al tiempo que lo dejaba en el sueloㅡ. Tu cuerpo me ha estado mandando señales toda la noche, agapi ㅡy todos aquellos días, añadió Harry para sí mientras recordaba todas las sonrisas y las veces que Louis se había humedecido los labios con la lengua como si quisiera desafiarlo, y el modo en que lo había mirado tantas y tantas veces con sus enormes ojos castaños cuando pensaba que él no lo veía. Llevaba varias noches en vela, luchando con la tentación de abrir la puerta del vestidor y estrecharlo en sus brazosㅡ. Quiero que seas mi esposo en todos los sentidos, Lou ㅡle dijo al tiempo que le acariciaba la mejillaㅡ. Quiero volver a sentir la pasión que compartimos aquella noche, y no me digas que tú no lo deseas porque tu cuerpo te ha delatado, agapi.

Louis siguió su mirada y descubrió que tenía los pezones duros, algo que la fina tela de la camisa no podía ocultar. Él empezó a acariciarlos suavemente, hasta que el traje se convirtió en una barrera insoportable. Se moría de ganas de sentir sus manos sobre la piel; de pronto nada le importaba excepto la necesidad de saciar el deseo que lo invadía.

Pero no sabía qué decirle, cómo darle a entender que estaba preparado para ser su esposo. Le pareció que era más sencillo actuar que hablar, así que, sin apartar la mirada de sus ojos, llevó la mano a los botones de su camisa y se la quito con todo y saco. Él no reaccionó de inmediato, sólo lo miró en absoluto silencio... hasta que pegó su boca contra la de él y lo besó con una pasión que hablaba con mucha más claridad que cualquier palabra; Louis había tomado una decisión y ya no había vuelta a atrás.

No llevaba nada debajo, así que sus pezones quedaron libres enseguida y Harry pudo tomarlos con las manos. Por un momento sintió el impulso de arrancarle el resto de la ropa, tumbarlo sobre la cama y hacerlo suyo rápidamente, pero consiguió controlarse con un tremendo esfuerzo y armarse de paciencia. Percibía aún cierta incertidumbre en él, por lo que debía tomárselo con calma y excitarlo hasta el punto de que le suplicara que lo liberara de aquel deseo.

Le bajó los pantalones lentamente hasta que por fin cayó al suelo. Solo quedaba en calzoncillos y lo oyó tomar aire bruscamente cuando coló las manos bajo la diminuta prenda y se la bajó hasta dejarlo completamente desnudo.

Aquella noche, cuando habían hecho el amor en la cueva, su cuerpo había quedado oculto por las sombras; en cambio, ahora podía verlo en toda su gloria y deleitarse acariciando aquellas maravillosas curvas.

Él trató de taparse el torso con las manos, pero Harry se las apartó suavemente.

ㅡ¿Por qué te quieres esconder de mí?ㅡle preguntóㅡ. Eres precioso, Lou. Nunca he deseado a nadie tanto como a ti.

Louis se estremeció al oír aquellas palabras y después lo observó sin parpadear mientras se quitaba la ropa lentamente. Los calzoncillos no podían ocultar la intensidad de su erección, una erección que pudo contemplar libremente cuando Harry se quitó también esa última prenda, y de pronto sintió cierto temor.

Pero entonces él lo estrechó en sus brazos y lo besó hasta que ya no pudo pensar en otra cosa que no fuera él y la necesidad que sentía de que lo tocara en el punto donde se unían sus piernas, que calmara el deseo que lo invadía. Coló la lengua entre sus labios, convirtiendo aquel beso en algo más y él respondió sin pensar, con una pasión que hizo que Harry rugiera de deseo antes de levantarlo de nuevo y llevarlo hasta la cama, donde se tumbó a su lado.

Un Príncipe para un Millonario | Larry Stylinson | adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora