Hasta luego, hogar.

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Era la mañana del primero de septiembre de 1991, un día que sabía que cambiaría mi vida; me había levantado muy temprano para preparar mi baúl y a Harriet, una pequeña gata de color amarillo que había comprado apenas un día antes en el callejón Diagon y estaba completamente lista esperando la hora para poder partir hacia la estación King Cross. Decidí sentarme un rato y recordar aquel día en el que me había llegado la carta de Hogwarts, fue un día muy feliz para mí aún que sabía que entraría pues mi padre es profesor de pociones de esa escuela.
Ya eran las 10:00am cuando partimos hacia la estación con mi mamá.

- Estás segura de que no se te queda nada, no me voy a devolver - me dijo mientras arrancaba el auto

- Estoy segura, mamá

- Josephine, hay algo muy importante que tendrás que hacer estando en Hogwarts

- ¿Lavarme los dientes? - pregunte esperando una sonrisa, en cambio me miro de manera sería

- Esto es enserio, escucha - siguió ella - sé que podrías sentirte más cómoda en la escuela sabiendo que tienes allí a tu padre

- ¿Por qué lo sentiría? - la interrumpí - creo que no recuerdas que desde que tengo memoria no vivo con él ni he recibido de su parte mucha atención

- Lo sé Josephine, pero que tú padre y yo no hayamos podido resultar porque él seguía enamorado de Lily no es algo que te incumba, por lo tanto tú también pudiste haber intentado tener una buena relación con él si era lo que querías

- ¿De qué manera si nunca ha demostrado quererme? - contesté al borde del llanto.

- Apenas tienes 11 y no entiendes muchas cosas pero con el tiempo te darás cuenta que tiene sus razones, y no lo juzgo, tú tampoco deberías - me dijo esperando una respuesta - Lo que te quería decir, Josephine - continuo ella al darse cuenta de que no la recibiría - es que en el colegio tú y tu padre no podrán llevar una relación de padre e hija.

- No la llevamos de igual manera - le alegue en un tono un poco molesto y al borde del llanto

- A lo que me refiero es a qué no podrás decir que él es tu padre, él para ti sólo será un profesor más, es por tu bien.

Sin darme cuenta las lágrimas brotaban por mis mejillas

- Esto es demasiado - dije con una voz bastante chillona.

- Créeme que te entiendo y sé cuánto puede dolerte o molestarte esto pero todo lo hacemos por tu bien, en unos años lo entenderás.

Decidí no decir nada más, no podía seguir hablando o inundaría el auto.
Media hora después estábamos pasando el muro hacia el andén 9 3/4 con mi madre, al despedirse me abrazó, también la abrace muy fuerte porque después de todo ella no tenía la culpa de las decisiones de mi padre y además no la vería en mucho tiempo.

- Te amo mucho Josi, nunca lo olvides, estaré escribiendo seguido, cuídate mucho y no olvides lo que hablamos.

- También te amo mamá - fue lo último que le dije antes de subir al tren.

𝑴𝒚 𝒇𝒊𝒓𝒔𝒕 𝒃𝒊𝒈 𝒍𝒐𝒗𝒆.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora