La mansión Malfoy.

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Esa noche me quedé con mi padre en su casa, ubicada en la calle la Hilandera; para mi sorpresa, aquel lugar no era del todo deprimente como siempre me imaginé que era.
La noche la pasé en vela, el miedo que sentía era indescriptible, sabía que presentarme ante el señor tenebroso sería firmar mi contrato, pero no hacerlo sería condenarme a muerte.

—¿Te has aparecido antes?— me preguntó mi padre a eso de las 2 de la tarde del siguiente día, cuando ya estábamos preparados para salir de casa.

—No.

—Bien, para todo hay una primera vez.

—¿Dónde vamos a aparecernos?

—Toma mi brazo, y concéntrate. —indicó ignorando mi pregunta.

Lo hice. Todo se empezó a distorsionar en una nube negra de humo, sentía que mi cuerpo se separaba y se volvía a juntar, me mareé tanto que en cuanto sentí suelo bajo mis pies vomité.

—Suele suceder la primera vez. —Aseguró mi papá restando importancia.

Alce la vista, ante nosotros se posaba una gran mansión con grandes campos a los lados.

—Es la mansión de los Malfoy. —explicó Snape y echó a andar por el camino de piedra hacia la entrada, sólo lo seguí en silencio.

Al llegar a la entrada dio unos suaves golpes en la puerta y esta no demoró en abrirse, un hombre pequeño y con ojos saltones se escondía detrás de ella.

—Señor Snape, señorita Josephine. Bienvenidos. —dijo abriendo lo suficiente la puerta como para que nosotros pudiéramos entrar.

—Peter. —respondió secamente mi padre.

—El señor tenebroso los espera. —dijo y guió el camino hacia un gran comedor en el que solo estaba sentado un hombre, al verlo se me erizo la piel, y me dieron nuevamente ganas de vomitar.

—Snape, siéntate. Tú también querida. —nos indicó aquel hombre con palabras arrastradas.

Nos sentamos al lado derecho de el señor tenebroso.

—Tenía ganas de conocerte, Josephine. —dijo él a lo que no respondí nada. — Estoy enterado que eres cercana a Harry Potter ¿Es verdad?

—De hecho, no tanto. —mentí, sabía que corría un riesgo al hacerlo pero no estaba de más intentarlo.

Él guardó silencio por unos segundos y luego siguió.

—Que mal, un amigo tuyo me dijo lo contrario. Ahora lo estás dejando como un mentiroso.

—¿Amigo? — solté.

—Sí, seguro quiere saludarte. —Aseguro. —Draco, ven aquí.

De repente Malfoy apareció desde el interior una habitación grande, que parecía ser la sala.

—Josephine. —Dijo el rubio mientras se posaba al lado del comedor, parecía que medía sus palabras, ya no había tanta petulancia en ellas.

—Malfoy. —respondí.

—Siéntate. —le ordenó el señor tenebroso y él lo hizo rápidamente. —Tu amiga me ha comentado que no es tan cercana a Potter como aseguraste, ¿Acaso me mentiste, Draco?

Malfoy me miró y respondí rápidamente por él.

—Lo que quería decir es que sí hablamos a veces, pero no somos muy buenos amigos; antes lo éramos pero ya no.

No lo hacía para proteger a Malfoy, lo hacía por protegerme a mí; si Malfoy decía que no era cierto y que era amiga de Harry desde que entre a Hogwarts, quedaría mal ante el señor tenebroso y eso era lo que menos quería.

𝑴𝒚 𝒇𝒊𝒓𝒔𝒕 𝒃𝒊𝒈 𝒍𝒐𝒗𝒆.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora