La traición de Snape.

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El resto de la noche fue fantástica, hablar con Ron bajo la luz de la luna ahora era mi segunda cosa favorita, la primera era la sensación al besarlo.

Al siguiente día mi padre me sorprendió pidiéndome que esperara a que todos los alumnos salieran al final de su clase, desde que terminó el curso pasado no me había hablado, a excepción de las palabras que habíamos cruzado en Grimmauld Place; ni me había enviado cartas, aún que bueno, no me asombraba; puedo contar con los dedos de las manos las veces que lo a lo largo de mis 15 años lo ha hecho.

-Josephine, necesito que después de la cena vengas a buscarme, hay algo muy importante que tengo que hablar contigo. -me informó Snape, cuando ya la mazmorra estaba vacía.

-¿Qué cosa?

Miró alrededor buscando algo que pudiera escucharnos.

-Conformate en saber qué es algo muy importante.

Rodé los ojos.

-¿Eso es todo?

-Sí, ya puedes dirigirte a tu clase. Nos vemos a las 8 en punto en mi despacho.

Salí lo más rápido que pude de ese lugar, últimamente toleraba menos a mi padre y a su modo de ser, el modo en que se muestra.

-¿No puede ser diferente conmigo? ¡Soy su hija! -refunfuñe en voz baja mientras me dirigía a la clase con Umbridge, fantástico día.

Tal como mi padre me lo había pedido, a las 8 en punto salí de mi sala común en dirección a su despacho.

Cuando iba pasando frente a un pasillo de piedra que conducía a la cueva de quidditch vi a Ron, parecía desubicado.

-¿Ron? -pregunté y él pareció asustarse, noté que llevaba consigo su escoba. -¿Qué haces aquí?

-Hola, eh, estoy un poco perdido. - explicó nervioso.

-Eso veo, ¿A dónde ibas?

Se quedó callado por un momento, buscando una respuesta.

-Estoy buscando a Harry.

-Debe estar en el despacho de Umbridge, y te aseguro que ese no queda por acá.

-No. ¿Verdad?

-Vamos Ron, puedes contarme. - insistí y me acerqué a él.

-Bien, pues la verdad es que he estado practicando porque quiero presentarme a las pruebas de guardián de Gryffindor, serán el viernes. -para cuando terminó de hablar estaba igual de rojo que un tomate.

-Ron, eso es increíble. ¿Has estado practicando solo?

-Apenas hoy empece pero sí, aún no quiero comentarle a nadie más.

-Entiendo. -nos quedamos callados por un segundo hasta que tome el coraje para decirle: -si quieres puedo ayudarte.

-¿Sabes volar?

Realmente no era muy buena, sabía lo básico que nos había enseñado Hooch y estaba segura que había heredado las mismas habilidades para el quidditch que mi padre, o sea, ninguna.

-No mucho, pero podría intentarlo.

Una de sus bonitas sonrisas se asomó por su rostro.

-Me encantaría.- dijo y se acercó a mí para darme un genuino beso en la frente. -¿Y tú qué hacías?

Mierda.

-Eh, iba hacia las cocinas. Tengo un poco de hambre, tal vez Dobby me pueda obsequiar algo.

-Que bien, yo también tengo hambre, te acompaño.

-Claro, tú siempre tienes hambre Ronald Weasley.

𝑴𝒚 𝒇𝒊𝒓𝒔𝒕 𝒃𝒊𝒈 𝒍𝒐𝒗𝒆.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora