Capítulo 24 "Necesito hablarte..."

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Narra Vegetta/Samuel

¿Y qué hace uno cuando el dolor no se siente en el pecho, sino en el alma?

Cuando Abby me colgó, me sentí la persona más horrible de la historia, siempre odie a Alan por todo el dolor que le causo a ella, y ahora soy yo, el que le está provocando lo mismo.

Solo espero que Abby se dé cuenta, que todo lo que le dije es porque Alan me tiene amenazado, no quiere que me acerque a ella, y me obliga prácticamente a decirle esas cosas.

Si no soy lo suficientemente duro, Abby no se alejara de mí, luego veré como hago para recomponer las cosas.

Fui hasta la habitación de Willy, necesitaba un amigo con quien descargarme.

Toque.

-          ¿Willy? ¿Tío, estas ahí? Necesito hablar un poco…- No me contesto, pero sabía que estaba allí, seguro tenía puesto los cascos y no me escuchaba. Entre despacio.

Estaba acostado en su cama, boca abajo, con la cara enterrada en la almohada.

-          ¿Willy?- Escuche unos ruidos que salían de él. - ¿Estas llorando? – Me preocupe y me senté en el borde de la cama. Le sobe la espalda y se giró.

Nunca había visto a Willy llorando, tenía toda la cara roja, daba mucha pena, se me partía el corazón.

-          Tío… ¿Qué sucede?-

-          Vegetta…- Susurro y me abraso. – No quiero… No quiero perderle... La amo mucho….- Lloraba acongojado, como si tuviera 5 años, me daba mucha ternura y lastima.

Sabia de quien me hablaba, Willy me conto lo de Sofía en cuento lo supo, hace como un año, no podía contenerlo el solo, es demasiado peso, yo nunca le dije nada a nadie, era un secreto de esos que lo cuentas con quien tienes la confianza de un hermano. Jamás lo traicionaría.

Lo contuve, le dije que todo iba a estar bien y cuando se recuperó, me fui, no le conté sobre mi problema ya que bastante tenia Willy en este momento. Me hizo pensar que hacemos demasiado drama con nuestras vidas, nos quejamos de pequeñeces sin mucho sentido, cuando existen verdaderos problemas, verdaderos dramas, como el de Guille, su novia está muriendo poco a poco y él debe levantarse con una sonrisa todos los días para hacer videos, esa es realmente una tarea difícil. Sinceramente yo no creo que tendría la fuerza para hacer lo que él hace.

Willy es mi héroe.

Narra Abby

Luego de que terminamos de tomar el maldito té, nos despedimos y Alan me alcanzo hasta el departamento y luego llevo a su mama hasta el hotel donde se hospedaba.

El casamiento es pasado mañana.

Y realmente no tengo ganas de casarme con alguien quien me maltrato y rompió mi corazón.

Pensando en eso… Tengo que hablar con Vegetta, algo le pasa, y lo averiguaría.

Subí al departamento y sobre la mesa había una nota en donde Sofí me avisaba que había ido a hacerse un chequeo al doctor y que volvía a la noche.

No me acostumbro a la idea que Sofí… tiene… una enfermedad.

Me bañe y cuando baje, mire el ventanal, estaba atardeciendo, la noche se hacía presente y unas nubes se asomaban tenebrosamente anunciando tormenta.

Subí al piso de Vegetta. Fui hasta su habitación y le toque la puerta. Luego de hablar con él, iría a ver a Willy, aún nos queda la charla de Sofí, pendiente.

Toque, pero sin hablar.

-          ¡Willy, pasa! – Grito dentro de la habitación y abrí la puerta.  – No eres Willy…- Sonó decepcionado.

-          Lamento no ser, lo que esperabas, pero creo que necesitamos hablar.-

-          ¿No fui claro cuando hablamos por teléfono?-

-          ¿QUE RAYOS TE PASA SAMUEL? Hace unos días estabas contentísimo porque quería empezar algo y ahora me rechazas, si tienes algún problema, dímelo y lo arreglamos, por favor- Dije casi en una súplica. – Sabes, si no quieres nada conmigo, lo acepto, pero no entiendo tu cambio de un día para el otro- Agacho su cabeza.

Lo mire fijamente y lo obligue a hacer contacto visual. Sus ojos estaban llenos de lágrimas.

- ¿Esto ya termino? – Y él con el corazón partido, pero sin mostrar culpa alguna, susurro diciéndome – Nunca existió Abby…-

Me di media vuelta y salí por su puerta, casi me voy del departamento, pero camine unos pasos más y me adentre sin preguntar en la habitación de Willy.

Estaba sentado en la computadora, me miro asombrado, hablo unas cuantas palabras al micrófono y cerro todo apagando la computadora.

- ¿Quieres hablar?- Me miro con compasión, sabia a lo que venía.

- Por favor…- preparó un videojuego en el televisor frente a su cama y estiro los mandos.

- Ven acostemosnos…- Se lanzó  sobre la cama y  me hizo un lugar para que me acostara. Ambos sabíamos que nunca pasaría nada entre nosotros, quizá en otra vida, pero en ésta, ambos tenemos el corazón en otra persona…

Nos tiramos toda la noche jugando y hablando sobre Sofí y Vegetta.

Cuando nos dimos cuenta eran las 5 de la mañana, teníamos hambre y estábamos muy cansados. Willy me dio algunos consejos sobre Vegetta. El tanto lucho por mí, quizá era el momento en que debía demostrarle yo, que quiero estar con él, quiero jugármela.

Preparamos el desayuno, comimos juntos y le prepare una bandeja para Vegetta.

Fui hasta su habitación y  entre muy sigilosamente. Deje la bandeja en una de las mesas y me acerque a él.

La habitación estaba oscura, se colaba la luz por debajo de la ventana.

Me acosté junto a Vegetta, podía escuchar sus pequeños ronquiditos, me dieron ganas de reír, pero me contuve.

Se veía tan relajado, tan tranquilo, extendí mi mano y le acaricie la mejilla, mis dedos recorrieron su barba de tres días, me pinchaba pero era una sensación reconfortante. Comenzó a abrir sus ojos de apoco, cuando se dio cuenta de que estaba allí, se asustó, salto de la cama y cayó al suelo.

Sonó un ruido seco contra el suelo.

-          ¡VEGETTA!- Me preocupe.

-          ¡ABBY! Me asustaste… - Se paró y dejo al descubierto un bonito bóxer color negro Calvin Klein.

-          Lindo pijama- Me reí

-          Por suerte no se me ocurrió acostarme desnudo-

-          Si por suerte…- Dije sarcástica, me miro y se rio como si hubiera leído mis pensamientos

-          ¡TRAJE EL DESAYUNO!- Cambie de tema

-          Abby…- Se quejó, sabía que venía el sermón.

-          NO. Escucha tú, Samuel.- Me pare de la cama y lo mire directamente a los ojos. – No quiero perderte… Y lo digo en serio. No quiero tener que hablar con nadie más durante las noches, no quiero que nadie más me diga cosas lindas, no quiero que nadie más me haga escena de celos, no quiero que nadie más me bese, no quiero a nadie más que no seas tú, Samuel.

No diré "Te Amo" (Samuel De Luque)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora