Unidos

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El tal "Jkolh" se convierte en paloma y sale volando a mucha velocidad de la sala.

-Celeste: ¿De veras los ha convencido?

-Briza: ¿Qué habrá firmado?

Dov cae al suelo y Celeste, horrorizado, se acerca corriendo a socorrerle. Briza no se atreve a entrar en la sala y ninguna de las siete criaturas se inmuta.

-Celeste: ¡Dovarokerah!

-Dov: Escucho... la escucho...

-Hidros (susurra al resto): Se le va la cabeza, no está en buenas condiciones.

-Petrus (susurrando al resto): Los Siete Fundadores nunca hemos aceptado a un loco aquí. No es buena idea.

-Titus (susurrando al resto): ¿Y si es...? Bueno, ya sabéis. Sobretodo tú, Afi. -Dice al hada.-

-Afi (susurrando al resto): Es cierto que generalmente se cree que se necesita sangre real para leer los pensamientos, pero no se está seguro de ello. Además, también se cree que el rango de alcance no es excesivamente grande.

-Dov: La escuchaba, la escuchaba de verdad. Me ha dicho que está atada en una habitación oscura y que le han roto las cuatro patas y las alas para que no escape.

-Hidros: Tranquilo, Dovarokerah, aquí llega la ayuda.

Una figura humanoide pasa entre Celeste y Briza y entra en la sala.

-Dov: -Ríe.- Las casualidades no existen, ¿verdad, Anás?

-Anás: ¡Cris! Perdón, ¡Dov! ¡Cuánto tiempo!

Anás corre a abrazar el cuello de Dov.

-Dov: Pensaba que eras mortal.

-Anás: ¿Te acuerdas de Merlín? Vino y me contó todo lo que sabía sobre ti y le insistí en que me enseñara magia para poder volver contigo, pero no sabía dónde estabas, así que pregunté a Merlín y me dijo que aquí nos cruzaríamos.

-Dov: Me alegro mucho de verte, amigo mío.

Anás era puramente humano. Era más o menos igual que cuando Dov y él se separaron. Era "ancho" de cuerpo y de estatura normal y vestía como el clásico hechicero poderoso. Llevaba una túnica con tiras de tela cosidas a los lados por toda ésta y muchos bolsillos por todos lados. De uno de los bolsillos sobresalía un enorme libro y por otro una pluma de ave blanca enorme.

-Dov: ¿Vas a ayudarme a rescatar a Rekiwar?

-Anás: Pues claro, si te parece te mato mejor, que es más gracioso. -Dijo entre risas.- Vamos, que tengo ganas.

Dov y Anás salen de la sala y Celeste los sigue por los pasillos.

-Anás: Me he perdido. Ya no tengo ni idea de donde estamos.

-Dov: ¿Estás de coña?

-Anás: Tranquilo, que no es la primera vez.

Anás saca su libro y lo coloca enfrente de él sin tocarlo y empiezan a pasarse las páginas.

-Anás: ¡Rectus Aisle! -Grita mientras brilla en una fuerte luz su libro.-

Se abren agujeros en las paredes formando un camino directo a los jardines, y un hombre lobo, que al parecer estaba apoyado en la zona de la pared que acaba de desaparecer, se cae de espaldas.

-????: ¡Anás! ¡Que casi me mato!

-Anás: -Pasa al lado suya.- Ups, lo siento. Si te has roto la cadera me llamas en silencio luego. -Le dice en broma.-

Anás se coloca más o menos en el centro del jardín y vuelve a sacar su libro y a levitarlo delante suya como antes.

-Anás: ¡Subvolo!

Anás comienza a levitar y pasa por encima del muro. Dov y Celeste despegan y le siguen.

-Dov (pensando): Ya voy, cariño. Ya voy.

-Rekiwar (en la mente de Dov): Corre, no sé qué quieren de mí.

Palabras De Dragón 2: El Amanecer De SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora