Preguntas Por Todas Partes

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Pronto vais a entender el título.

Se encontraban Briza y Jkolh, en forma de grifo, viendo el torneo. Un minotauro estaba intentando embestir a un licántropo, sin ningún éxito.

-Briza: Me da mucha pena Dov.

-Jkolh: Ha pasado gente más necesitada por tus manos de árbol, al fin y al cabo llevas toda tu vida de ninfa del bosque ayudando a gente.

-Briza: ¿Acaso no sabes por lo que ha pasado Dov?

-Jkolh: Siento haber estado ocupado. -Dijo sarcásticamente.-

-Briza: Me he informado. Vivió como rey pero en la miseria y amenazado de muerte durante cientos de años en el cuerpo de un humano. Vendió a su hijo por una oportunidad para conseguir su cuerpo de dragón y un amigo suyo humano murió también. Usó un poder que lo consumió a largo plazo para salvar su pueblo y sus creencias pero no llegó a salvar a sus ciudadanos. Lo reconstruyó, tuvo otro hijo y vino aquí por ayuda, pero hace meses murió su mujer y sigue en una profunda depresión.

-Jkolh: Parece duro. -Dijo desinteresado.- Yo también he tenido una vida dura.

-Briza: Nunca lo entenderás. Los de tu especie no tienen sentimientos.

Briza se fue de allí enfadada, dejando a Jkolh ver el espectáculo sólo.

Mientras, Dov y Anás estaban tumbados en el césped del jardín.

-Anás: ¿Te apetece... jugar o algo?

-Dov: ¿Jugar? ¿Y a qué crees que juegan los dragones?

-Anás: ¿Al Pilla-Pilla?

-Dov: Jajaja.

Briza los ve reír desde lejos.

-Briza (pensando): Es un dragón muy fuerte. Le irá todo bien, estoy segura.

Dov sonríe, pero no solo por los chistes de Anás, sino por el pensamiento de Briza. Le parecía un poco infantil y demasiado optimista, pero aún así le agradecía en el fondo que pensase eso. Lo animaba.

-Anás: ¿En qué piensas?

-Dov: ¿Vamos a pasarnos toda la tarde hablando con preguntas?

-Anás: ¿Y yo que sé?

-Dov: ¿Vamos a cazar? Tengo hambre.

-Anás: ¿Comes cada vez que te aburres?

-Dov: ¿Te extraña aun sabiendo que soy un dragón?

-Anás: ¿Seremos capaces de seguir con las preguntas hasta por la noche?

-Dov: ¿Acaso no te atreves?

-Anás: ¿Y a qué esperamos para ir a cazar?

-Dov: ¿Si no te llevo volando, serás capaz de hacer el hechizo para volar?

-Anás: ¿Y si no me acuerdo de cómo era?

-Dov: ¿Por qué nos aburrimos tanto?

-Anás: ¿Y a mí me lo preguntas?

Dov sale volando y se posa encima del muro del castillo. Hace una señal con la cabeza para invitar a Anás a ir con él volando. Anás piensa un momento para intentar decir el hechizo en una pregunta.

Subvolo

-Anás: ¿Varita, serás capaz de hacer un hechizo ¡subvolo!?

-Dov: ¿Por qué me ha parecido una forma muy buena de seguir la tontería?

Anás, levitando con el hechizo subvolo, y Dov se adentraron volando en el bosque de Ibrenis y aterrizaron en un claro.

-Dov:¿Tendrías la amabilidad de avisarme si ves una presa?

-Anás: ¿Una presa pequeña también? -Reía, le iba a costar a Dov responder algo, o al menos eso pensaba Anás.-

-Dov: ¿Tú qué crees?

-Anás: ¿Que no?

-Dov: ¿No se te olvidará avisarme si ves una presa grande?

Anás tuvo que pensar un poco la respuesta, pero como no encontró ninguna simplemente negó con la cabeza.

Ambos empezaron a buscar algo grande que comer. Ya ni siquiera lo hacían por hambre, solo por aburrimiento.

Dov escucha un fuerte disparo.

-Dov (pensando): ¿Ha sido un cañón o ha sido cerca? Grr, se me ha pegado lo de las preguntas.

Dov se mira la pata delantera izquierda. Está sangrando mucho.

-Dov (pensando): ¿Cómo es posible?

Dov mira a su izquierda. Hay un hombre entre las matas. Aunque está muy bien camuflado, Dov lo ve con los infrarrojos.

-????: Serán caras, pero estas balas funcionan a las mil maravillas. -Dijo el hombre.-

El hombre sale de las matas con un montón de estrellas hechas de diamante en las manos. Las lanza una a una con gran destreza y le dan la mayoría s Dov.

-Dov (mente de Anás): ¡SOCORRO!

Dov cae desangrado en el suelo y se le acerca el hombre corriendo a mucha velocidad.

-Anás: ¡Avadra Kedavra!

El extraño hombre sale por los aires en una explosión de sangre... e intestinos.

-Dov: Pensaba... que ese hechizo estaba totalmente prohibido.

-Anás: No hables. Espera. Por cierto, has perdido.

-Dov: Mañana te doy medio céntimo si eso.

-Anás: No te muevas, voy a curarte.

-Dov: ¡Espera! Déjame un momento. Primero coge toda la sangre que puedas y guárdala en frascos.

-Anás: ¿Para qué?

-Dov: Confía en mí.

Anás invoca un montón de tubos de ensayo.

-Anás: Ups, demasiados.

Anás llena uno a uno un montón de frascos y los tapona. Al menos como 30 frascos. Dov deja de sangrar.

-Anás: ¿Cómo has dejado de sangrar?

-Dov: Mi hielo, puedo congelar mis patas por dentro para que circule mejor la sangre. La sangre de los dragones regenera muy rápido los tejidos blandos, que son lo que hay debajo de las escamas.

-Anás: ¿Como las lágrimas de fénix?

-Dov: Algo así, pero mucho más lento y además solo afecta a ese tejido en concreto.

-Anás: Pues... que bien. Está anocheciendo, ¿volvemos?

-Dov: Vale.

Pero una red, a mucha velocidad, atrapa a Dov.

-Dov: ¡No consigo romperla!

-????: Estos ninjas. -Dijo una voz ronca.- Muy ágiles y muy eficaces, pero sin factor sorpresa no son nada.

Aparece una figura, parecida a un humano pero como demoníaca, entre la maleza.

-Dov: ¡No me fastidies! ¡Es imposible!

-????: Nos volvemos a ver, joven campesino.

Palabras De Dragón 2: El Amanecer De SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora