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Luego de que Ming saliera los dos hermanos de miraron y le siguieron. El almuerzo estaba listo.

Estaban comiendo en pleno silencio como todos los días, solo que la silla de Jungkook se encontraba vacía. Ming algo enojado con sus hijos por no decirles dónde se supone que está su otro hijo. Iba a preguntar por no se sabe cuál vez.

— ¿Ya haz apartado la misa de maman?— preguntó Jin, siempre apartan la misa de ella unas semanas antes de que sea el aniversario de fallecida —Ya es agosto.

—Sí, hoy voy a ir a reservar— respondió dejando un silencio no incómodo. Triste.

Al igual que todos segundos después que Ming soltara una linda risa baja al recordar la noche anterior.

Luego de que sus tres pequeños regresaran a sus camas cada uno yendo uno por uno luego de un lindo beso en la cabeza por parte de su madre y a dormir los tres. Ellos hablaron sobre lo que estaba pasando entre los dos. Llegando a la conclusión que por alguna extraña razón los dos se habían distanciado sin explicación alguna.

Terminaron por dejar las ropas por el suelo y hacer el amor como cuando crearon las tres vidas de sus hermosos hijos. Con mentalidad de traer una nueva vida al mundo, y manteniendo la mente positiva que sería una hermosa nena. Que le pondrían Irene.

Ming movió levemente el cuerpo de ella para despertarla poco a poco, cosa que no pasó, no respondía. Ming empezó a asustarse, y a decir su nombre mientras que la movía cada vez más y más. La abrazó pensado que eran unas de sus bromas -ella era muy bromista- o que no se quería despertar todavía, dando un lindo beso a esos labios ahora fríos, empezó a caer en lo que estaba pasando.

Se escuchaban unas risas algo bajas, cada vez un poco más fuertes, eran las risas de sus hijos que se iban acercando a su habitación. No tomo conciencia de esto, estaba llorando en el pecho de ella. Los tres niños entraron a la habitación y vieron la escena. Rápidamente Ming dijo que salieran. Los tres asustados salieron.

Jungkook al ser mayor su mente ya entendía un poco más que era lo que estaba pensado y le aterraba pensar que era eso, que eso era lo que estaba pensado.

SeokJin, pensaba que pasaba algo malo pero en su mente de niño de diez años solo pudo preocuparse.

Yoongi con sus ocho años solo pensaba en seguir jugando con sus hermanos en esa mañana y que en unos minutos jugar junto a su amada madre.

Ming tratando de calmarse cosa que no podía, ¿Cómo calamar a una persona que tiene a su lado y entre sus brazos a una persona que está helada, sin vida? Ming no podía controlarse a sí mismo.

— ¡Jungkook!— dio un grito desesperado y el pequeño Jungkook -que ya no era tan pequeño, era un niño entrando a la pre adolescencia- se hizo presente en la habitación. —Ve corriendo, corre, ve donde tu l'oncle Joonhyun, por favor, ve rápido mi amor.

Él salió corriendo de la habitación sin zapatos y bajando a toda velocidad las gradas y logrando salir de casa con algo de dificultad por la pesada puerta, las piedras en sus piezas descalzos y el dolor mental que se sentía ahora al volver a ver su padre sobre su madre llorando y su madre con los ojos cerrados y más pálida de lo normal. Tenía miedo que fuera lo que su instinto y el temor le estaba señalando: algo malo pasa con maman y no se mueve.

Toco la puerta desesperadamente, para este punto ya estaba estallando en llanto. Un Jimin de trece años algo dormido todavía y con señas de migajas de pan sobre su ropa y labios gruesos y rositas abrió la puerta.

l'oncle! es maman, papa ocupa tu ayuda— dijo limpiando sus mejillas, Joon rápidamente salió de donde estaba y fue con los dos menores, Jimin abrazó a Jungkook porque no le gustó para nada verle llorar, Joon salió corriendo de casa y los niños tras él.

El chico del tren [Taekook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora