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[Advertencia: Capítulo con contenido sensible, discreción al leerlo. Mi punto no es ofender a nadie.]
   
   
Tae siempre fue alguien amigable. Alguien que le gustaba ser ordenado. Alguien que le costaba que su paciencia acabara. Y sobretodo, que su expresiones faciales, no cambiaran tan rápido.

Por que él, antes, con cualquier persona podía fingir una sonrisa. Ahora, si alguien no le da buena espina o tiene una cuenta pendiente con él, su cara le hará saber.

Tae era lo contrario a lo que es ahora. Era alguien mucho cariñoso, que demostraba mucho amor, y emanaba amor a quien fuese.

Hasta que lo conoció.

Tae empezó a sentir una especie de "Suciedad" en su ser al conocer a este chico. Era alguien alto —incluso más alto que Tae de ese entinces— cabellos rubios, ojos claros, piel clara y sonrisa afilada.

Cualquiera caería ante él.

Incluido Kim Taehyung.

Este chico, tan hermoso ante la mirada de Tae, le hacía sentir sucio y pecador —Que en ese entonces la religión era algo algo estaba estaba su mente gracias a sus tías, ellas no le presionaban con ello. Pero el quería seguir aunque sea un poco de ese camino del "bien"— llegó a ir todos los días antes de la escuela a la iglesia. Para lo mismo, limpiarse.

No importaba las veces que este estuviera rezando, implorando a un ser supremo que aún él dudaba demasiado si era real o no, llorara, asistiera a cada acto religioso que pudiera, era lo mismo; se sentía sucio y pecador.

¿No te ha pasado que te cae una gota de alguna tinta en tu piel y cuesta pero mucho quitarla? O ¿que debe de pasar horas para que la piel la absorba y se quite? Pues Tae se sentía así. Él sentía que este chico le había dejado una marca de tinta tan impregnada en sus labios que le impedía hasta comer.

Por que lo que este chico hizo, fue besar a Tae. Tae con trece años, sin entender bien lo que su cuerpo sentía, la sociedad siendo una mierda total, estudiando, trabajando, ayudando a su familia, y viene un chico a besarle.

Todo a la mierda para Tae.

Tae se sintió indefenso ante esto. No sabía cómo reaccionar, no era su primer beso, pero si era su primer beso con un hombre, según él eso estaba más que prohibido, eso estaba ilegal. Podían ir a matarlos, a ambos.

Entrando en razón le brindó una cachetada Frédéric.

—¿¡Que te pasa?! ¡¿que haces?!— le gritó al borde del llanto, tenía miedo, se sentía sucio y horrible. Pasaba su mano una y otra vez por sus labios estos quedando rojos por la fricción, recordando las palabras del mayor del pueblo: "Si una persona de tu mismo sexo te da un beso, lo sabremos, tú no lo sabrás, pero ahora, tus labios tienen una mancha, que nos indica que ha hecho acto de homosexualidad, lo que sabes que está prohibido. Y será castigado con tortura y la muerte. No toleramos a personas con esa enfermedad. Y la tenemos que erradicar"

—¿A caso nunca has dado un beso?— acariciaba su mejilla que estaba roja.

Asintió, Frédéric le miraba a los ojos, y se le acercaba más, y cada vez más. A lo cual Tae retrocedía, sus piernas flaquean y calló al piso. Rompiendo en llanto por el miedo.

Tae asintió temeroso. —¿Entonces?— le preguntó amenazante, lo hacía más que todo para tratar de sacarle información a Tae.

El chico del tren [Taekook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora