8. No, no es una cita.

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─No, no es una cita. 

Casi me saco un ojo con el delineador, mientras observo a Mateo a través del espejo. Maquillarme al mismo tiempo que hablo con él, está resultando peligroso.

─Pues mucho te estás arreglando para ir a una "No cita". 

─Hace tiempo que no voy al cine y es viernes por la noche. ─explico convincentemente ─Además, ¿por qué últimamente parece que me tengo que justificar de todo contigo? 

─Porque te da la gana ─se ríe lanzándome un cojín al trasero ─Yo sólo te molesto, porque cuando se trata de Amelia, te pones muy pero que muy nerviosa. 

─Es que utilizas un tonito bastante molesto cuando me hablas de ella, por si no te has dado cuenta. 

─O a lo mejor es que tú estás muy susceptible. 

Su sonrisa irritante me obliga a rodar los ojos, antes de proceder a ponerme rímel en el mismo. 

Cuando los vuelvo a abrir, descubro a Mateo dándole vueltas en el aire a otro cojín, como un niño pequeño que se entretiene con cualquier cosa. Eso me da una genial idea. 

─¿Quieres venir?  Detiene de súbito el juego para mirarme con una ceja arqueada. 

─¿Pretendes que les toque el violín, sujete las velas o algo por el estilo? 

─Te repito que no es una cita ‒espeté frunciendo el ceño. ‒Así te lo demostraría y me dejarías en paz. 

─Suena tentador, ─reconoce mirando al techo, como si se lo estuviera pensando, para después sonreír con picardía ─pero no sé qué te hace pensar, que un viernes por la noche no tengo planes. 

─¿Una cita? 

─Podría decirse así. 

─Espera, espera, ─esto sí que me sorprende ─¿Tú aceptando que tienes una cita? ¿En qué momento nos invertimos los papeles? ¿Estoy en el mundo al revés? O ¿Es que esa chica te está interesando de verdad? 

─Esa chica, ─repite con mirada "amenazante" ─es Marina, Luisi. Tuviste que hacer un trabajo de tecnología con ella en segundo curso y fue el mejor de la clase ¿Cómo es posible que no la recuerdes? 

Echo la vista atrás y su información sólo consigue que en mi mente aparezca una persona. Pero una persona muy diferente a la muchacha que conocí hace una semana. 

─Espera... ¿Esa Marina? ¿La cerebrito de gafas y espinillas, tremendamente tímida? ¿Me estás hablando de ella? 

─La misma. 

─¿Es la chica que vimos el otro día? 

─Exacto. 

─¿Con la que te acostaste? 

─Veo que la ausencia de Amelia te está devolviendo tu perspicacia. 

─Vaya... ─exclamo ignorando el último comentario, debido a la sorpresa de la noticia ─Pues sí que ha cambiado. Ahora está muy... 

─Buena ─interrumpe con cara de orgullo.

─Yo iba a decir guapa. Pero tu sutileza me conmueve. ¿Y te gusta realmente? 

─Se podría decir que sí ─se encoge de hombros. ─Llevamos hablando toda la semana y me parece una chica inteligente, divertida, por no mencionar la increíble noche que pasamos el otro día. Nos entendimos bien... ya sabes. Es increíble como una persona puede cambiar tanto con el paso del tiempo.

Caprichos Del Tiempo - Luimelia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora