6. El amanecer.

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El amanecer es un arma de doble filo. Para unas personas es algo maravilloso, constituye un nuevo comienzo, una nueva oportunidad para hacer todo lo que ayer dejaste para mañana, o sea, para hoy. Lo forman una infinidad de momentos llenos de magia aún por descubrir.

Para otras personas, sin embargo, el amanecer es sólo el comienzo de un día más que deben afrontar. Es abrir los ojos y salir poco a poco de ese trance que te hace preguntarte "¿Dónde estoy?" "¿Con quién estoy?" y te devuelve a la realidad. Eso, a veces implica arrepentimiento. El amanecer, después de una noche de alcohol, es ese momento clave en el que todos los recuerdos llegan como balas hasta tu mente, produciendo un terrible dolor de cabeza que no se sabe si pertenece a la resaca o al cargo de conciencia y una pregunta tiene más peso que cualquier otra en el interior de tu mente; "¿Qué hice?"

Yo no necesito preguntármelo, porque sé exactamente lo que hice anoche. Las copas de vino, esta vez no lograron borrarme la memoria y recuerdo con exactitud cada parte de su cuerpo que recorrieron mis labios, cada gemido que invadieron mis oídos, cada momento en que sus manos moviéndose con rapidez, me hicieron desear que no se detuviera.

Una vez leí que el sexo sin amor era una experiencia vacía, pero que como experiencia vacía, era la mejor de todas. No estaba del todo de acuerdo con esa afirmación, porque siempre fui incapaz de disfrutar plenamente el sexo sin sentir algo por la persona. Ese placer momentáneo no me aportaba absolutamente nada más que eso, un gusto momentáneo y excesivamente corto. En un principio, el deseo se apoderaba de mí como se apodera de cualquier persona, pero una vez lo estaba llevando a cabo con alguien, sólo quería parar, que terminara lo antes posible. Sentir "eso" y largarme seguidamente. Dejar que mi mente descansara, dejar de besar a una persona por la que no sentía absolutamente nada. En más de una ocasión, incluso me planteaba pararlo mientras lo hacía. Pero no me parecía justo para la otra chica dejarla de esa forma. Así que, simplemente continuaba.

Sin embargo, soy consciente de que anoche fue diferente. Anoche mi mente se desconectó y por primera vez, dejé de pensar. Disfruté de una relación sexual como nunca antes lo había hecho. Y lo cierto es que no sé cuál es la diferencia. No sé si es el hecho de que Amelia sea con diferencia, la mujer más guapa que he visto en mi vida o se trata de que es tan buena en la cama, que desconectó mi mente con sus manos, su lengua, sus labios y otras partes del cuerpo que ni sabía que se podían utilizar.

Aunque ahora la sensación no es demasiado distinta a otras ocasiones; vacío. No me arrepiento, se perfectamente lo que hice y conseguí disfrutarlo como pocas veces lo había hecho. Pero no hay nada más que eso. La realidad vuelve a imponerse, el sol vuelve a salir y yo sólo tengo ganas de huir.

Me siento cuidadosamente al borde de la cama, dándole la espalda a la chica que durante horas y horas, consiguió llevarme al máximo placer que puede sentir una persona. Sé que está dormida, porque respira con lentitud y espero no despertarla. Hecho un vistazo alrededor de la habitación iluminada por el sol mañanero y observo prendas de ropa prácticamente por todas partes. Es entonces cuando soy consciente de mi desnudez sobre las sábanas y por un momento temo no encontrar alguna prensa de mi ropa.

Me giro lenta y ligeramente para comprobar que mi intuición no falla y ella sigue durmiendo. Efectivamente... Ahí está. Absolutamente desnuda, con la pulcra y blanca sábana, enredada desde sus piernas hasta su pecho, donde la sostiene con ambas manos como si se la fueran a arrebatar. Apenas puedo ver la mitad de su silueta; la curva de sus caderas y su pierna derecha sobre la sábana, como si de una almohada se tratase.

Sonrío.

Así, durmiendo tan plácidamente, no hay rastro de la picardía que mostraba hace apenas unas horas. Así, parece un completo ángel recién bajado del cielo. En paz, en calma, incluso sonriendo ligeramente. Ajena a los cientos de fantasmas y sombras que tienen lugar dentro de mí. Ella, es completamente todo lo contrario. Es luz.

Caprichos Del Tiempo - Luimelia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora