11. ¿Me estás persiguiendo?

3.2K 263 38
                                    



Todavía no sé muy bien cómo me dejé convencer para salir de fiesta. Siempre me ha gustado y siempre me gustará salir con Mateo, pero con Mateo y su nueva... "chica", "amiga", "novia" o como quieran definirlo, no es precisamente el plan que más me hubiera apetecido. Y no es porque tenga algo en contra de la muchacha, al contrario. Pero, ¿qué pinto yo, un sábado por la noche, de fiesta con una "pareja"? Por supuesto, se encargó de asegurarme que esto no iba a ser una cita y que simplemente le apetecía bailar y despejarse un poco, cosa que según él me hacía demasiada falta. Creo que tiene razón. Tal vez por eso finalmente decidí venir. Mi otro plan hubiera sido quedarme en casa viendo la tele o alguna serie por internet. Y a pesar de que en ocasiones esa idea me parece mejor que ninguna otra, hoy precisamente, no creo que fuera un buen día para estar en el sofá dándole vueltas a la cabeza. Así que, aquí estoy, sintiendo como la música y la primera cerveza de la noche, se meten por mis venas mientras observo a la multitud bailar o hablar animadamente. Podría parecer que no me estoy divirtiendo, o que estoy analizando a cada persona que pasa por enfrente. Pero, ni una cosa ni la otra. Simplemente me gusta observar y a veces me evado sin darme cuenta. Así que, aunque parezca que estoy radiografiando a cada ser humano que hay en la pista, lo cierto es que no estoy mirando a ninguno. 

Hace mucho tiempo, que una persona no capta mi atención de esa forma en la que tengo que detenerme a observarla. He conocido a chicas aquí o en otras discotecas, me he ido a la cama con alguna, pero la verdad, es que nunca las llegué a ver antes de que nuestras miradas se cruzaran. No he sentido desde hace mucho tiempo, ese magnetismo que me impide apartar los ojos de alguien. Bueno, esta mañana lo sentí. Pero Amelia no cuenta, porque si la cuento a ella, puedo terminar descubriendo que ese magnetismo en concreto, ha existido únicamente con ella. Desde que éramos adolescentes, hasta esta misma mañana, cuando estuve observándola durante prácticamente una hora mientras dibujaba, curiosamente sin parar, como si mis manos se movieran solas. Hasta que sin darme cuenta y como si el tiempo no hubiera transcurrido, la descubrí a mi lado con una sonrisa, dispuesta a despedirse porque se le hacía tarde. Y otra vez apareció esa incapacidad de apartar la vista. 

‒¿Recuerdas la última vez que estuvimos aquí? ‒escucho la voz de Mateo y en silencio le agradezco que haya interrumpido mis pensamientos. 

Hago un rápido retroceso en el tiempo y lo miro con una expresión de absoluta picardía que no pude siquiera controlar. 

‒Por supuesto que me acuerdo. 

‒Esas noches no se olvidan ‒asegura con la misma expresión.  Nos quedamos en silencio, mirándonos con complicidad y a punto de soltar una carcajada cuando Marina irrumpe. 

‒¿Me van a contar lo que hicieron? ¿O voy a tener que adivinarlo? 

‒¿Por qué das por hecho que hicimos algo? ‒le pregunta él riendo. 

‒Porque esa cara de traviesos que tienen los dos, no es de no haber hecho nada. ‒acusa señalándonos ‒Venga, ¿qué fue tan divertido? No me digan que hicieron un trío. ¡Oh dios! 

‒¡No! ‒gritamos al unísono. Yo, expresando un desagrado total. Y él, más bien resignación.

‒Y qué conste, que no es porque yo no quisiera ‒aclara Mateo ‒Pero no, aquí mi querida amiga, se ha negado siempre ha cumplir mi fantasía ‒espeta indignado. ‒Y por suerte, esa noche no fue la de su trío. 

‒¿Así que, hubo la noche de tu trío? 

El sonido de la inesperada voz de Amelia, me hace casi dar un salto sobre la silla y mirar a mi derecha, sintiendo como el corazón va a salirse de mi pecho en cualquier momento. No sé si por el susto o... o... por qué demonios. ¿Pero qué hace aquí?

Caprichos Del Tiempo - Luimelia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora