- Nunca he creído realmente en el amor, ese concepto ante mis ojos luce bastante idiota - Sentenció Lisa con seriedad - Todos los que se han involucrado conmigo lo entienden bien.
Rosé observó a la doctora sin decir nada por un momento y luego esbozó una leve sonrisa.
- Entonces... - Dijo poniéndose de pie - ¿Qué te parece si apostamos?
- ¿Uhm? - La cirujana ladeo la cabeza ante la inusual proposición - ¿Qué clase de apuesta?
- Me quedan dos años hasta que necesite el trasplante, quizás un poco menos... Si dentro de esos dos años puedo hacer que te enamores de mi - Avanzó hacia la pelinegra - Tendrás que aceptar ser la que me opere, ¿Trato? - Extendió su mano.
Una mirada de incredulidad de parte de la galeno se posó en los ojos de aquella chica quien parecía estar totalmente segura de si misma y de lo que decía. Tras unos segundos la cirujana bufó con una sonrisa ladeada.
- ¿Y qué se supone que ganare yo? - Levantó la ceja.
- Se trata sólo de probar un punto doc, no tienes nada que perder - Insistió la rubia - ¿Qué dices?
- Jajaja, ¿De verdad quieres que juguemos? - La miró con ojos depredadores - No creo que te des cuenta donde te estas metiendo...
Acercándose a la joven Lisa termina por acorralarla contra el brandal del mirador.
- Uh... - Rosé se revolvió algo nerviosa.
- Déjame adivinar, ¿¨Amor¨ por sexo?. Te lo advierto niña, juega con fuego y te quemarás - Sus ojos se oscurecieron - Pero vale, si realmente quieres que te tome... Entraré en tu jueguito.
Se apartó lentamente la doctora de la chica suavizando la intensidad de su mirada.
- Pero jugaremos bajo mis reglas. Sexo, eso será todo, no esperes nada más - Dijo con firmeza.
Un estruendo repentino y horrible las has hizo sobresaltarse. Ambas buscaron con la mirada el origen de aquel sonido tan fuerte.
- ¡Ayuda! - Gritaron varias voces - ¡Un accidente!
- ¡Que alguien llame a una ambulancia! - Se escucharon más voces.
En una intersección cercana a donde se encontraban un automóvil había chocado con un camión dando lugar a una escena terrible. La primera reacción de la doctora fue tomar la mano de su acompañante y correr hacia el lugar.
- ¡Por favor ayuden a mi esposo! - Gritó una mujer desconsolada - ¡Aun sigue atrapado!
- Disculpen por favor, déjenme pasar - Lisa trató de abrirse paso entre la multitud - ¿Hay alguna víctima?
- Señorita no puede acercarse - La detuvo un oficial de transito - Los paramédicos ya vienen en camino.
- Soy doctora - Le mostró su identificación al hombre - ¿Hay alguien herido? Estoy capacitada para brindar atención medica de emergencia.
- Los oficiales están tratando de libéralo de los restos en este momento - El tipo uniformado aun no la dejaba acercarse - Será mejor que mantenga la distancia, hay un alto riesgo de que el vehículo explote.
Lisa pudo divisar a un hombre ensangrentado desplomado sobre un amasijo de hierros, un trozo de metal lo atravesaba y sobresalía de su pecho. Horrorizada observó como un par de uniformados intentaban liberarlo.
- ¡NO! - Gritó a todo pulmón - ¡No lo saque...
Pero era demasiado tarde, los hombres tiraron de él descubriendo la herida dando inicio a una hemorragia masiva.
- ¡¿Qué?! - Exclamó uno al ver el rio de sangre.
- ¡Maldición!¡Mierda! - Gruñó la cardióloga corriendo hacia ellos - ¡Acuéstenlo!
Los oficiales obedecieron y la pelinegra trató de tapar la herida como pudo pero era demasiado grande para sus manos.
- Oh mierda... - Vio como la sangre no paraba de salir - Probablemente las metrallas cortaron una arteria principal - Dijo para si misma tratando de pensar en algo que hacer - ¡Necesito paños! ¡Muchos paños!
Ordenó la cirujana a los presentes para que la apoyaran. A poca distancia Rosé presenciaba la escena surrealista como hipnotizada. Lisa sacó su teléfono para llamar al hospital e informar de la situación.
- Es Lisa, si, estoy atendiendo a una victima grave de accidente de transito, masculino, de aproximadamente 30 años de edad... - Sostuvo su móvil con el hombro pues con las manos seguía haciendo presión para detener el sangrado - Se encuentra en estado crítico, está perdiendo mucha sangre, la ambulancia ya viene en camino tengan todo listo para la cirugía.
El sonido característico de la sirena se hizo presente tan pronto como la doctora terminó la llamada. El automóvil se detuvo junto a ellos y dos paramédico bajaron de inmediato.
- ¡Apártense! - Clamaron a la multitud - ¡La camilla esta pasando!
Todos se apartaron y la paramédicos aseguraron al paciente a la camilla para llevárselo.
- Vamos al hospital Grand Royal - Dijo la pelinegra a uno de los auxiliares - Está sólo a unos 15 minutos de aquí, ya informe a traumatología de la situación.
- ¡Entendido! - Asintió el joven haciéndole señas a su compañero - Vámonos Doctora.
- Espera... Esa chica está conmigo - Lisa señaló a la rubia en la multitud - Rosé, ¿Te asusta la sangre?
- E-eh... No - Respondió esta casi de inmediato.
- ¡Entonces ven! - Le tendió la mano para ayudarla a subir a vehículo.
Ya embarcadas la puerta trasera de la ambulancia se cerro de un golpe.
- ¡Estamos listos, arranca! - Avisaron al conductor.
Dieron marcha a toda velocidad, los enfermeros conectaron al hombre al respirador y al monitor de signos vitales a la par que la cardióloga se ocupaba de contener la hemorragia mientras su acompañante la miraba incrédula. Verla en acción con ese brillo de determinación en sus ojos, dándolo todo por salvar una vida tenía a Rosé embelesada, no le importaba en lo más mínimo que estuviese con la ropa toda manchada de sangre.
- Lamento todo esto - Dijo Lisa sacándola del embrujo.
- ¿Eh? - Ladeo su cabeza.
- Lamento que nuestro pequeño paseo de hoy terminara de esta manera - Le dedico una sonrisa resignada - Y por arrastraste conmigo.
- Son cosas que pasan - Le correspondió la sonrisa la rubia - Y no te preocupes, vine a pasar tiempo contigo ¿No?
- No podía simplemente abandonarte allí y hacerte regresar a casa por tu cuenta - Negó con la cabeza la doctora - Te lo compensaré la próxima vez, ¿Vale?
¨¿Próxima vez?¨
Pensó Rosé dibujando una imperceptible sonrisa en su rostro.
- Quizás tengas que esperar un poco, pero te llevaré a casa - Concluyó la galeno con la atención fija en su paciente.
- ¿Sabes? No creo que todo esto sea malo - Comentó la menor haciendo que la cirujana la volteara a mirar confundida - De hecho, creo que esta es tal vez la mejor cita que he tenido...
Ahí estaba de nuevo esa hermosa sonrisa que podría iluminar un habitación en penumbra. Lisa se perdió en esos labios por un segundo.
- ¡Llegamos! - Aviso el conductor.
Se abrió la puerta de la ambulancia y todos descendieron a toda prisa entrando al hospital.
- Rosé ve a la sala de espera por favor - Le pidió la pelinegra con voz suave y esta asintió - ¡Prepárense para operar!
Espetó la Dra. Manoban antes de ingresar a la sala de cirugía.
ESTÁS LEYENDO
Pulse (Chaelisa)
Fiksi PenggemarLa Dra. Lisa Manoban es una renombrada cardióloga, aunque es joven se ha ganado la reputación de ser una de las mejores en su campo, sin embargo esa no es la única reputación que la precede, tiene la fama de ser fría y no atarse a ninguna relación s...