- Lisa, ¿Alguna vez has pensado en tener hijos?
- Eehh... No, no creo que lo haya pensado. No creo estar hecha para ser la madre de alguien... Además siempre estuve segura de mi orientación sexual, así que no me cuestioné lo de formar una familia.
- ¿Por qué no? La adopción siempre es una opción para personas como nosotras.
- B-bueno si, supongo... Si tu quieres hacerlo. Pero yo no me llevo muy bien con los niños.
- No digo que quiera hacerlo, sólo me dio curiosidad.
- Yo pienso que los hijos no son necesariamente lo que forma una familia. Mientras haya alguien que se preocupe por ti y te cuide es suficiente para mi.
- Es una linda forma de verlo.
- Mejor estudiamos a fondo como hacer los niños antes de hablar de tenerlos...
- ¡No! ¡Detentee pervertida! jajaja ¡Me haces cosquillas!
~ •~ •~ •~ •~ •~ •~ •~ •~ •~ •~
- Mhm... Li... L-lisa... - Se quejó Rosé abriendo lentamente los ojos.
- ¡Despertó! - Exclamó Jimin saltando de su asiento.
- Oh, gracias a Dios, Rosie - Se acercó la señora mayor.
Tratando de incorporarse la rubia comenzó a toser.
- Tranquila, despacio - La asistió el castaño - Ten, toma un poco de agua.
- Ugh... ¿Qué paso? - Preguntó la chica llevándose la mano al tubo que tenía en la nariz - ¿Regresé al hospital?
- Si, nos dijeron que colapsaste - Afirmó su hermano en tono serio - Por suerte la doctora llegó a tiempo para ayudarte... ¿Por qué no tenías la alarma? Te dije que la mantengas siempre contigo.
- Estaba en la ducha, Jimin - Bufó malhumorada la joven - ¿Cómo demonios iba a saber que me desmayaría?... ¿Pueden quitarme esta estupidez? - Dijo refiriéndose al tubo de oxigeno - Es muy molesto.
- Con permiso - Ingresó Jin a la habitación - Veo que has despertado Roseanne.
- Oh, doctor Jin - Saludó la rubia - ¿Cuándo me darán de alta? Ya me siento mejor.
- Eh... Bueno, la cuestión es que... - Se miró el médico con Jimin.
- ¿Qué? - Cuestionó la menor impaciente.
- Realmente creo que deberías quedarte en cama un poco más, Roseanne - Explicó el doctor - Lo mejor sería que pudiéramos monitorear tu estado por los próximos días.
- ¿Por qué? - Levantó la ceja la chica - Hágame el chequeo ahora y ya.
- Rosé, cuida tus modales - Intervino Jimin.
- Es que no quiero volver a estar metida de nuevo en cama, es muy aburrido - Protestó inconforme - Ah, por cierto... ¿Dónde está la Dra. Manoban?
[...]
- Ah, así que viniste a entregar tu dimisión - Preguntó la pelinegra mientras caminaban hacia la salida.
- Si... - Asintió Wendy - Mi madre quiere que viva con ella, después de lo que pasó quiere que estemos más cerca la una de la otra. Además le he extrañado, así que decidí buscar un trabajo más cerca a donde vive.
- Suena como un buen plan para ambas.
- Ah, por cierto... Veo que te estás tomando muy en serio tu relación con esa chica ¿No?
- Si, lo hago - Afirmó la doctora - Nos amamos y me siento feliz con ella... Estoy segura de que es la persona con quien quiero estar.
Por un momento la rubia se quedó en silencio pero luego sonrió.
- Eso es muy lindo - Dijo en tono sincero - Me alegro mucho por ti, Lisa, finalmente te las arreglaste para abrirte a alguien... Estos meses he aprendido mucho, se que no hubiésemos podido mantener una relación unilateral, y no podía quedarme persiguiendo tu sombra - Extendió su mano - Les deseo mucha felicidad, gracias por todo...
- Mucha suerte para ti también - Estrecho la mano de su contraria.
- Tal vez no veamos de nuevo algún día, adiós - Se despidió Wendy tomando el camino contrario al de la cirujana.
A su vez la galeno retomó su rumbo. Fue a su casa, se dio una rápida ducha, se vistió, escogió un par de prendas para Rosé, las metió en un bolso y salió nuevamente camino al hospital. Mientras caminaba por la calle pasó frente a una tienda y algo en la estantería llamó poderosamente su atención, tanto que no pudo evitar entrar en el establecimiento.
- Buenos días, ¿La puedo ayudar en algo? - La recibió amablemente la dependienta.
- Si, ¿Podría mostrarme eso de allí, por favor? - Indicó la cirujana.
- Por su puesto...
[...]
Ya por la tarde, después de una guardia un tanto agitada, Lisa por fin fue libre. Inmediatamente se dirigió al cuarto de Rosé.
- Toc toc... - Se asomó por la puerta - ¿Cómo está mi pequeña paciente? - Entró pero la chica se encontraba acostada de espalda a la puerta y no le respondía - La enfermera me dijo que estabas despierta... ¿Me estás aplicando la ley del hielo? - Se acercó un poco más - ¿Estás molesta porque no estaba aquí cuando despertaste?
La rubia continuo ignorándola con el ceño fruncido y la vista perdida en la pared, así fue hasta que pequeño oso de peluche apareció repentinamente en su campo visual, haciéndola sonreír por un momento.
- Lo siento - Susurró la pelinegra acariciándole el cabello mientras sostenía el peluche - Vine tan pronto como pude, estaba muy preocupada pero tuve que atender a mis pacientes. Además fui a buscarte algo de ropa.
- Vale, te perdono - Habló finalmente la joven abrazando el osito - Pero sólo porque mi nuevo amigo Hank me lo pidió.
- Que considerado es Hank - Sonrió la pelinegra.
- Por un momento pensé que te habías olvidado de mi - Resopló la chica.
- ¿Quién podría olvidarse de ti, amor? - Besó su frente la doctora y Rosé sonrió feliz - Estuve tan preocupada, me moría de ganas de verte - Jugueteo con su cabello - ¿Te gusta tu nuevo amigo? Lo vi de camino acá y me recordó a ti... Quiero que sea tu compañía cuando no pueda estar cerca ¿Vale?, así nunca estarás sola, Hank te va acompañar.
Dándole un vistazo más detallado al osito, la rubia notó algo peculiar en él.
- ¿Qué es esto? - Pasó su dedo por la superficie del peluche - ¿Por qué esta cocido aquí?
- Él... Tuvo un trasplante de corazón. Está aquí para apoyarte y sustentar tu decisión hasta el día de la operación... Cuando ese día llegue, quiero que pongas tu oído en su corazón y lo escuches - Tomó la cara de la chica - Sigue siendo fuerte, Rosé, te va a mejorar - Besó sus labios con ternura - No te preocupes, siempre estaré contigo - Juntó sus frentes.
- Ajem... - Carraspearon haciendo que ambas se separaran de pronto - ¿Interrumpo algo?
- J-jimin, hola...
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Pulse (Chaelisa)
FanfictionLa Dra. Lisa Manoban es una renombrada cardióloga, aunque es joven se ha ganado la reputación de ser una de las mejores en su campo, sin embargo esa no es la única reputación que la precede, tiene la fama de ser fría y no atarse a ninguna relación s...