Capitulo 21.

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- ¿Y bien? - Sonrió Rosé - ¿Aun no sientes nada?

- Yo... Ehm... No lo sé - Rascó su cuello evitando el contacto visual la doctora.

- ¿Eso que se supone que significa? - Entrecerró los ojos la rubia.

- Qué no puedo darte una respuesta concreta... Pero si puedo decir, que me gustas - Le sonrió.

- Vale, aceptaré eso - Correspondió la sonrisa - Después de todo gustar es el primer paso... Significa que aun tengo oportunidad, y eso es mejor que nada.

- Supongo... - Asintió la cirujana mirándola embobada - Tu si que eres optimista ¿No?

- ¿Qué hay de malo en eso? - Rio la chica - Siempre hay un lado positivo en las cosas...

¨Ella definitivamente es diferente a cualquier persona que haya conocido antes...¨

Pensó Lisa observando con ternura el rostro angelical de esa joven.

- ¿Hm? - Ladeo la cara la menor y luego sonrió pícara - ¿Son ideas mías o me estás haciendo ojitos, doctora? 

- ¿Eh? 

- Parece como si quisieras besarme - Se mofó.

- ¿Qu... - Por primera vez en mucho tiempo la cirujana sintió sus mejillas arder de sonrojo.

- ¿Lo vas a negar? - Se acercó provocativa la rubia.

- Hmh... - Bufó una sonrisa la pelinegra - Muy lista...

Sin pensarlo la cardióloga entró de un salto a la piscina.

- ¡Oye! - Se quejo entre risas Rosé cuando el agua la salpicó.

¨Es exactamente porque eres así... Porque sigues usando esos hermosos labios tuyos para engatusarme...¨

Tomándola por la cintura aproximó aquel delicado cuerpo al suyo y con su mano libre acarició su rostro.

¨Que me veo obligada a callarte con los míos¨

Selló ambas bocas en un profundo y ansiado beso.

¨Para convertir esas tercas palabras... En débiles gemidos.¨

Una tormenta de sensaciones se apoderó de las dos en el momento que sus labios hicieron contacto, era algo indescriptible y adictivo que las hacía desear más la una de la otra. Tras unos minutos y muy a su pesar, Lisa tuvo que separarse, temerosa de perder el control en un lugar público, o peor, de hacer que Rosé se agitara demasiado. A regañadientes la rubia pareció entender, pues ella misma ya se encontraba con la respiración entrecortada, por lo que salieron finalmente de la piscina. 

 Se cambiaron los trajes de baño por su ropa seca y se dispusieron a regresar debido a que estaba atardeciendo. Abordaron una vez más la motocicleta de la cirujana emprendiendo su camino a casa.

En medio del trayecto una patrulla comenzó a seguirlas, cosa que nunca antes le había pasado a la doctora pues siempre había sido una buena conductora. Cuando el vehículo de policía encendió la sirena, la pelinegra no tuvo más opción que ladearse y parar a un costado de la carretera.

- ¿Por qué nos detienen? - Preguntó Rosé confundida viendo como la patrulla se estacionaba igualmente frente a ellas.

- No lo sé - Levantó su visor la cirujana bajando de la moto - Debe ser un control rutinario de transito o algo así.

- ¿Segura que no pasaste una luz o algo así? - Cuestionó la menor.

- Imposible - Negó retirando su casco - Jamás he tenido una multa o infracción de ningún tipo.

Pulse (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora