Stephen
Mi pie golpeaba continuamente la cerámica, frenético, sin poder detenerlo. Tenía el cuerpo inclinado sentado sobre la silla. Mis codos estaban apoyados sobre mis rodillas, mis manos se entrelazaban entre si, las tenía pegadas al labio superior. Hace un par de horas que Mira había entrado a cirugía.
Tragué fuerte...
No puedo explicarlo con claridad, pero podía sentir como en mi interior tenía una nube de humo que se expandía por todo mi cuerpo, era una molestia capaz de sofocarme.
Me levanté de la silla, no podía estar quieto. Caminaba de un lado a otro. Me estaba asfixiando.
Mi corazón bombeaba fuertemente a un ritmo acelerado, me estaba agitando. Sabía perfectamente que Mira estaba fuera de peligro, pero aún así, hasta que no la viera con mis propios ojos, hasta que no la abrazara, hasta que no pudiera tocarla para convencerme de que estaba bien, parecía que esa nube de humo negro no desaparecería.
Angustia... Estaba angustiado.
De repente las puertas de la sala de cirugías se abrieron.
— La cirugía fue un éxito, está estable, pero aún no despierta de la anestesia — Cuando el doctor me informó, sentí como si me hubieran quitado una bolsa de la cabeza, que me asfixiaba.
(...)
Hubiera llamado a su amigo para infórmale de su actual estado. Pero como no tenía su número, no había nada en mi poder que pudiera hacer para informarle. Solo espero que no haya estado sufriendo como yo.
Ahora me encontraba en el mismo cuarto de hospital que Mira, estaba sentado frente a su cama. Sujetaba su mano, y de vez en cuando alzaba mi mano libre para acariciar su cabello.
Sorpresivamente su ojos se fueron abriendo poco a poco.
— Ey... Hola... — Murmuré dulcemente acariciando su cabeza — Todo salió bien...
— Steph... — Apenas me había alcanzado con su débil mirada, pero sentí como su mano apretó la mía.
— ¿Cómo te sientes? — Podía sentir como mis ojos la miraban con un único brillo solamente dedicado para ella.
— Es-es gra-gracioso, sé que... Estuve durmiendo... Pero estoy cansada... Jajaja — Rio un poco. La fatiga causó su tartamudez. Al escucharla hablar una sonrisa completamente natural se dibujó en mis labios inconscientemente — ¿Podrías hacerme un favor?
— ¿Cuál?
— Qui- quiero que le digas a Aarón que estoy bien, te-te pasaré su número.
Saqué mi celular y marqué el número que me dictó. Cuando Aarón atendió, hablé.
— Soy Stephen, ella está bien. — Antes de escuchar su respuesta una vez que terminé de decir lo que quería, le acerqué el celular a Mira para que ella misma hablara con él.
— Sigo viva — Fue lo primero que dijo y rio.
No sé qué le habrá dicho, pero ella contestó.
— No. No quiero molestarte... — Parecía que le estuviera dando un sermón — Entonces lo veré después... No quiero hablar de eso ahora... — Él le dijo algo más pero ella pareció ignóralo — Chau. — Dijo finalmente y alejó la cabeza del celular — Corta — Me dijo, y finalicé la llamada.
— ¿Qué te dijo? — Le pregunté curioso.
— Yo... Yo no tengo una casa a la que volver, no quiero regresar nunca más a ese departamento. Aarón ya se percató de eso sin que le dijera y quería que me fuera con él. Pero su departamento no es muy grande, una persona más estorbaría... Sin embargo ahora que ya no me está regañando y puedo pensarlo, tal vez me quedaría con él unos días, hasta que consiga algo propio nuevamente.
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Y te conocí [Stephen James]
RandomStephen, un sujeto con una mala reputación con ciertos rasgos desagradables. Un toquetón que le gusta manosear mujeres en los vehículos públicos y las mujeres al verlo no le dicen nada por su atractivo o que algunas se sienten amenazadas por su inte...