Capítulo 5

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Stephen

— Ahh — Bostece, listo para tirarme al sofá y dormir.
Pero de pronto la luz se cortó — ¡Mierda! — Aunque mi enojo no duró mucho, por escuchar unos gritos desgarradores del segundo piso — ¿Quien mier...? — Lo pensé por una milésima de segundos — ¡Mira! — Grité desesperado y tomé mi celular para prender la linterna, e ir a ver qué mierda le pasaba, ¿Por qué gritaba así?

Pero cuando entré a la habitación, y la alumbre, tenía la mirada partida y estaba llorando, en frente de mí.

Lo que sentí no tenía explicación y simplemente, quería que dejara de llorar. Así que fuí a consolarla, pero cuando la abracé, me aparto bruscamente mientras gritaba.

— Mira — Dije firme — Tranquila. Solo yo estoy aquí.

— ¿Stephen? — Sollozó y se lanzó a abrazarme. Qué ella hiciera eso, me sorprendió de tal manera, que tarde en reaccionar para abrazarla. — Ya no quiero estar sola. No más.

La abracé con aún más fuerza, para que se sintiera segura entre mis brazos — Ya no vas a estar sola.

— Steph... — Dijo aliviada.

— Yo no voy a dejar que estés sola, lo prometo.

— Duerme conmigo — Al escucharla me quedé estático y sin poder pronunciar una sola palabra — Me da miedo la oscuridad y no podría estar sola. Además eres él único que puede tocarme sin que me asqueé.

Tragué saliva, pero me puse firme, la aparté de mi cuerpo para mirarla — ¿Sabes lo que estas diciendo? ¡Mira! — Dije intimidante — Soy hombre, si te acuestas conmigo, no resistiré. ¡Tú me atraes! Y no voy a quedarme quieto si duermo contigo. — Era verdad, Mira me atraía, no estaba bien seguro de que forma, pero sexual, eso indiscutible.

Ella no pudo pronunciar ni una sola palabra y se dedicó a mirarme con esos ojos llorosos, que me destrozaban.

Me alejé de ella con brusquedad, dispuesto a marcharme, pero le dejé el celular con la linterna.

— Espera — increíblemente me detuve por inercia. — Al menos quédate hasta que me duerma.

Obstinado suspiré y me voltee a verla.

— Está bien.

Caminé hasta estar al lado de la pared, de costado a la cama. Allí me senté en el piso, apoyando mi espalda en la pared. Tenía una pierna extendida y la otra en curvada hacia arriba, donde apoyaba mi brazo derecho. Mi mirada se posó sobre ella con intensidad.

Mira se fijó un segundo en mi, y luego dejo el celular en la mesa de luz para que iluminara.

Luego se acostó de lado, dejando que viera su rostro dormido.

Era tan hermosa, despierta también lo era, pero algo irritante, prefiero su forma más pasiva y miedosa. Aunque no me gustó para nada verla llorar.

Definitivamente me gustaba más cuando estaba dormida.

(...)

Ya había pasado un buen rato, que llevaba allí sentado. Hasta yo mismo estaba por dormirme.

Así que me levanté, pero al hacerlo, no podía dejar de verla.

No sé por qué, pero sentía la necesidad de ir y darle un beso en la frente.

Siendo ese deseo mucho más fuerte que yo, caminé hasta estar cerca de su cama, y me incliné para besarla.

Pero justo antes de que lo hiciera, ella abrió los ojos, provocando que me detuviera.

— Por favor, no te vayas — Volvió a decir — Quédate, se que te controlarás y que no intentaras nada.

Ni siquiera me pude controlar para darte un beso en la frente y me pides que duerma contigo sin hacerte nada, eso es prácticamente imposible.

— ¿Por qué tienes tanto miedo? — Ella desvío la mirada de mi y suspiró.

— Te lo diré — Volvió a verme — siéntate. — Ella se levantó sentándose a un lado de la cama y dejándome un lugar a mí. Me senté.

Ví que a ella le costaba hablar y no quería presionarla — Ya no tienes que decirme si quieres . — Dije esperando su respuesta.

— Tenía 10 — Dijo de pronto — Mi madre, se casó con un hombre, y un año después ella murió de un derrame cerebral. — Fue ahí cuando Mira comenzó a quebrarse — Luego de un par de semanas, el comenzó a entrar a mi habitación durante la noche, y allí... Allí fue... — Las lágrimas de Mira caían sin control de sus ojos. Verla así me dolía — Cuando comenzó todo...

— Mira si esto te... — quise detenerla, no quería presionarla a que me dijera eso. Ahora podía entender con mucho más sentido su reacción de cuando nos conocimos y ahora.

— Cada noche era lo mismo — Ella continuó — Él entraba y me violaba, sin que yo pudiera defenderme. Solo tenía 10 años, y él era hombre, con mi fuerza de ahora y la de antes no hay comparación, ahora aún que sea podría dar pelea, pero a esa edad, solo era un niña — El llanto de Mira, no tenía control, y solo quería que se calmara, así que la abrase, poniendo su cabeza en mis pecho. —Apartir de se momento, me dió miedo tener algún contacto con un hombre desconocido, por eso reaccioné así cuando me tocaste, no solo porque no me gustará, sino que causaste que esos recuerdos volvieran a mí — Mira se calló por un momento y yo también, no sabía que decirle o como reaccionar, pero luego respiro ondo y exhaló — Cuando tenía 15 años, yo lo maté. — Soltó de la nada.

Eso sí no me lo esperaba, pero no pienso juzgarla, todos tienen un pasado del cual arrepentirse o no, y yo también he cometido muchos errores y he matado a muchas personas.

— No tienes que a tormentarte  por eso — La consolé y ella comenzó a dejar de llorar.
En su lugar me miró totalmente atónita.

— Soy una asesina, ¿Por qué eres tan bueno conmigo?

"Porque yo soy peor que tú".

— Porque tú no tienes nada de que arrepentirte, él se lo merecía, además eras menor, así que por suerte no sufriste en la carcel. Y con las pruebas de violación, la muerte debió estar justificada.

— Stephen tú...

— Yo también soy un asesino Mira — Noté la sorpresa en su rostro — Trabajo para un mafioso, vendiendo droga, y también soy su puto matón. Me manda a eliminar a los que le fallan. — Yo la miré con intensidad pero ella seguía sin cambiar su expresión. — Pero no me tengas miedo — Dije seguro — Yo no mato porque si, sino por dinero y la orden de Bivo.

De pronto, su mirada cambio radicalmente a una sería y de expresión decidida — No me das miedo Stephen. Y tampoco voy a culparte por eso, yo no soy quien y mucho menos debo meterme en lo tuyo. — No pude decir nada ante ella. — Pero por favor quédate a mi lado está noche, no quiero estar sola.

No podía dejarla, no al saber su pasado.

Está noche me contendría y no le haría nada, no podría tocarla, ya que Mira aún no superaba su trauma.

Aún que me tuviera que aguantar al estar a su lado, no iba a dejarla sola.

— Ya te dije — Mi intensa mirada conecto con la suya — No vas a estar sola.

Me acosté a su lado. Estábamos enfrentados mirándonos.

— Ven rarita — Le extendí mis brazos, y sorpresivamente ella se apegó a mí pecho sin ningún problema.

— Contigo no tengo traumas. — Murmuró contra mi pecho.

Y te conocí [Stephen James]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora