Capítulo 7

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Nota: Si eres sensible no leas el capítulo. Este capítulo tienen escenas muy fuertes y violentas, se pide discreción. Gracias.

Stephen

Desde que conocí a Bivo, he perdido algo de mi cordura.

Así qué... Les contaré, como fue mi vida, mi infancia y de como me convertí, en el monstruo que digo ser.

Van a odiarme, se asquearan, se horrorizaran y muy posiblemente ya no me vean igual.

Porque lo que hice, no es de un niño, es de un monstruo... Un monstruo que ya daba indicios sin la provocación de Bivo.

Tenía 15 años cuando Bivo me encontró en la calle.

En ese entonces yo había matado a uno de sus hombres. Pero no era por que si.

Quería hacerlo por venganza, no me importaba las consecuencias que tendría, yo lo mataría por lo que le hizo a mi madre. A mí pobre madre.

Siempre fuí pobre, y para alimentarnos mi madre era prostituta.

Pero una vez, no volvió a casa, y luego me informaron que hallaron su cuerpo muerto en un hotel. Que sabían quien era, pero que no podían hacer nada, solo porque era un hombre de Bivo.

Sí, ahí fue... La primera vez que comencé a perder la cordura.

La ira, la impotencia, el enojo que tenía, que sentí, la tristeza, que me consumía y abordaba mi cuerpo, como una gigantesca ola, que arrasaba contra una costa.

Mi mamá había muerto, quería largarme a llorar como el niño que era. Pero no podía; era todo lo contrario, yo quería matar, quería matar al que asesinó a mí madre.

Solo sentía eso.

Así que tomé un cuchillo de cortar carne de la cocina.

Y lo hice...

Lo asesiné; lo apuñale por detrás cuando iba caminando. Pero fue enfrente de Bivo. Él vió como estaba, lo demente que me comporte en ese momento.

Como seguí apuñalandolo cuando el yacía en el suelo y yo sabía que estaba muerto, pero era tanto el frenesí que sentía que no podía detenerme.

Con cada apuñalada que le daba, me tranquilizaba más y más, y de a poco fuí calmandome, hasta que me detuve.

— Oye niño — Dijo con un tono demaciado firme, sensato y bastante calmado. — ¿Por qué lo hiciste?

Estaba respirando agitado, aún sobre su cuerpo y manchado de su sangre, y así, me levanté y lo miré por primera vez. Bivo era un hombre elegante, clásico de alguien con dinero, sin barba ni bigote.

— Porque asesinó a mí madre — Seguía con la respiración agitada.

— Oh, y tú querías vengarte ¿No es cierto? — Me hincó con la mirada.

— ¿Por qué me pregunta esto anciano? — Él se rió por mi comentario; bueno, no era viejo.

— Ya no tienes con quien regresar ¿No? — No le contesté y me le quede observándolo de mala manera. — Creo que me puedes ser útil niño. — Tenía una sonrisa que no me gustaba para nada

— Habla claro viejo. — Dije con el ceño fruncido

El anciano hablo con un alto egocentrismo — Hay una nueva droga, que quiero sacar al comercio, pero necesitaría una prueba, para ver cuáles son sus efectos secundarios... — Lo interrumpí, ya veía por donde iba esto.

— Y quiere que yo sea su sujeto de prueba ¿Verdad?

El viejo me vió sorprendido — Eres listo muchacho.

Y te conocí [Stephen James]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora