Narrador omnisciente
Se habían llevado a Mira. Ellos la querían para prostituirla, así que la habían drogado.
Ella se encontraba postrada en una cama, sin mover el cuerpo, no es que no podía, sino que no era muy consciente de dónde estaba o de lo que podía hacer.
(...)
El hombre de cabello negro, era el encargado de las prostitutas, en otras palabras, era el proxeneta.
Él necesitaba más droga, para dárselas a las nuevas, así que tenía que llamar a Stephen, quien era el traficante de Papá Bivo.
- Necesito que me traigas más de esa droga, Stephen - Dijo una vez, él le atendió.
- Bien - Contestó - Estaré ahí en una hora - Antes de que este hombre pudiera decirle algo, Stephen cortó la llamada.
- Tks, ese idiota. - se quejó al ver el celular, le molestaba la actitud de Stephen, él lo odiaba, ya que Stephen era el preferido, por así decirlo de Papá Bivo, quien era el jefe de una mafia, a la cual ellos trabajaban.
La hora pasó y como Stephen dijo ya estaba allí.
Él había entrado al lugar en busca de aquel sujeto.
- Stephen - Lo llamó en cuanto lo vió, a lo cual este se dió la vuelta al escucharlo, y camino hasta estar cara a cara.
- Aquí tienes lo que me pediste, Markus. - sacó una bolsa de su chaqueta y se la extendió.
- ¡Vamos! ¡El baño está por aquí! - Esa era la voz de Max, quien se refería hacia las nuevas. Una de ellas era Mira, que caminaba como si la vida se le escapara poco a poco.
Tenía la mirada perdida y caminaba como un zombi, al igual que las demás chicas.
Al escucharlo Stephen se dió la vuelta, solo por curiosidad, pero al hacerlo, se llevó una gran sorpresa por lo que vió.
Era Mira, la de los ojos raros; estaba drogada y sin sentido de la orientación.
Él no entendía, por qué ella estaba aquí. No podía comprender cómo una mujer como ella podría estar en un lugar de mala muerte.
Increíblemente Stephen sintió una gran angustia al verla allí.
- ¿Qué haces aquí? - Le preguntó, y Mira al escucharlo, pudo reconocer su voz. Levantó la cabeza para verlo.
Instintivamente y como pudo, aun que le costara, corrió hacia él
- Ayúdame, por favor - Le rogó mientras se aferraba a su ropa - Sácame de aquí - Los ojos de Mira, estaban rojos, pero no solamente eran por las lágrimas. Verla así, hizo que algo dentro de Stephen se facturará, algo que desconocía; y sintió la necesidad de sacarla de allí - Por favor, sálvame - Y esa palabra lo fue todo.
- ¡Ey! Aléjate de él Mira - Le ordenó Markus antes de que Stephen pudiera hablar - Vuelve con las demás.
Mira no se movió, sino que se aferró aún más a Stephen.
- Ella es mi mujer, Markus - Stephen al mentir, dejo que toda la ira que lo cabreaba lo consumiera por completo, le calentaba que ella estuviera aquí, no sabía por qué mierda, pero de una cosa estaba seguro. La sacaría de allí. - Y quiero saber por qué mierda, está aquí.
- Es imposible que sea tu mujer, ella te abría pedido el dinero a ti, y no a nosotros.
"¿Qué dinero?" "¿En mierda andaba metida?" Stephen la volteó a ver bruscamente, pero luego volvió a mirar a Markus.
- Estábamos peleados, nos separamos por un tiempo, pero ella nunca dejará de ser mi mujer. - Abrazó a Mira con firmeza - Y no dejaré que nadie le haga daño, porque es mía.
- No puedes llevártela, ahora ella pertenece a este prostíbulo, le pertenece a Papá Bivo.
- Ella es mía y lo ha sido desde la primera vez que la ví. Sino vas a entregarmela por las buenas, tendré que hablar con Bivo, de que tienes a mi mujer aquí. - Bravo con autoridad.
- Tks, bien, puedes llevártela, solo porque le agradas a Papá Bivo. Pero Stephen, deberás traerme otra, si quieres que salga de aquí.
- Bien, dame un tiempo límite - dijo sin dudar.
- 3 horas.
Él no protestó, simplemente observó a Mira, quien aún se aferraba a él con fuerza.
Stephen tomó sus manos, y trató de alejarla de su ropa.
- No, no - protestó Mira, no quería que la dejara - No te vayas. - Le suplicó
Sus miradas se cruzaron y se sostuvieron con firmeza - Volveré ¿Sí? - Dijo para calmarla, pero ella parecía no querer soltarlo - Volveré por ti, rarita. - Stephen beso su frente, y ella lentamente lo soltó.
Se dirigió a Markus - No dejes que nadie la toqué, mientras no estoy - Cada palabra tenía un sonido ronco
- Tienes 3 horas.
(...)
Estaba en un bar.
Tenía a una rubia que está bien buena en la mira, me gustaría cogermela, pero Mira me necesita, tengo que sacarla de allí.
La vida de la rubia no me importa, en este momento solo podía pensar en Mira. Ella tenía un belleza sin igual que me había cautivado.
La rubia sexy, podía irse a la mierda, ahora solo me importaba Mira. Sentía que tenía una deuda que pagarle, que si no la sacaba de allí está noche no podría dormir; por la culpa, un sentimiento, que jamás había tenido. ¿Pero culpa de qué? Yo no la metí ahí.
"Aahh Mira". Pensé con fastidio.
Me acerqué a la rubia, y converse un rato con ella.
Era sexy, pero no me agradaba, su voz me fastidiaba y era irritante. Quería dejarla allí, pero no podía, una razón "Mira".
Después de un rato conversando con ella, la besé, y ni siquiera me acuerdo bien de su nombre, era Abril, no tal vez era Abigail, o Anastacia?. Mientras la besaba, aprovechando que ella cerró los ojos, me dediqué a colocar una droga en su bebida, así la llevaría al prostíbulo, sin protestar.
Ella no me daba pena, además ya tenía varios atributos de puta.
- Llévame a un lugar, dónde podríamos estar solos - La rubia, apenas si podía hablar, por la droga que le dí.
- Claro, claro, Ya nos iremos Abril - Pasé su brazo sobre mis hombros, para que se recargara y caminaramos.
Al escucharme ella sonrió - Mi nombre es Anabella. Tontito - Aah así que así se llamaba.
Salimos a la calle hasta llegar a mi moto.
- Ahora agarrate fuerte de mi y no te sueltes
Como pareciendo que tuviera una gran borrachera, levantó su mano y junto el dedo pulgar e índice en un círculo, mientras que los otros tres estaban extendidos - Ok.
Nos subimos a la moto y arranqué.
Solo espérame un poco más Mira.
ESTÁS LEYENDO
Y te conocí [Stephen James]
RandomStephen, un sujeto con una mala reputación con ciertos rasgos desagradables. Un toquetón que le gusta manosear mujeres en los vehículos públicos y las mujeres al verlo no le dicen nada por su atractivo o que algunas se sienten amenazadas por su inte...