Stephen
El rayo del sol brilló sobre mi rostro, provocando así que abriera los ojos para despertar.
Al estar completamente consciente me percaté de que la mujer a mi lado era quien me estaba abrazando. Mi cabeza estaba tocando sus pechos y sus cálidos brazos rodeando mi cuerpo.
Me encantaba.
Me sentía como si estuviera siendo protegido. Podía sentir el lento latido de su corazón y su suave respiración. Su calor me calmaba; debido a su abrazo me sentía como si fuera un bebé. También la sostuve en mis brazos, lo cual causo que al momento ella despertara.
— Hola... — Me dijo apenas abrió los ojos, sonriendo.
— ¿Cómo te sientes? — Acaricié su mejilla.
Ella cerró sus ojos mientras disfrutaba de mi tacto — Me gustó.
Sonreí junto a ella — A mi también me gustó — Mira cerró sus labios y se acercó a darme un corto beso. — ¿Qué te parece si nos vamos de aquí? — Dije de la nada. Fue un vago pensamiento, pero anteriormente tenía la idea de marcharme de este lugar, y ahora quería irme pero junto a ella.
— ¿Irnos? — Su rostro de confucion me dijo todo — ¿A dónde? ¿Por qué?
— Siempre he querido irme de este lugar y empezar de cero en otro lado. En un lugar donde no me conozcan, donde no sepan quién soy — La miré a los ojos — Pero ahora que te tengo a ti, quiero que me acompañes a dónde vaya.
Ella no me respondió al principio — ... Dejarlo todo?... — Asentí con la cabeza.
Volví a acariciar su mejilla — Si te tengo a ti a mi lado... Nada me retiene aquí.
— ¿Y tu amigo?
— Él seguirá siendo mi amigo, pero tiene su vida, sus preocupaciones y la persona a quien ama. Yo no tengo que seguir su mismo camino solo porque sea mi amigo — Desvíe mi vista de ella — Si él tuviera la oportunidad de irse también lo haría. — Volví a verla — Sin embargo, quiero que tú me acompañes, porque estoy decidido a qué quiero vivir mi vida al lado tuyo.
Ella no dijo nada, parecía como si pensara en lo que tenía aquí. Aquí solo tenía el trabajo y a Aarón y su hija. Aunque Mira los considerara su familia, ella tendría que entender que no está atada a vivir con ellos.
— ¿Qué dices cariño? ¿Vendrás conmigo? — Volví a preguntarle, quería que me diera una respuesta.
Ella tomó con su mano la mía que estaba sobre su mejilla y cerró los ojos — Sí. Lo haré — Aceptó para alivio mío — Iré contigo. No tengo nada de lo que aferrarme aquí más que a ti.
Volví a besarla llenó de emoción.
(...)
Ese mismo día fui directo a hablar con Bivo y le diría sobre mi decisión.
— Entonces planeas irte. — Su rostro estaba serio, al igual que el mío.
— Así es, sabías que este día llegaría. Yo no te debo nada. He trabajado para ti fielmente por años y ahora quiero renunciar.
— ¿Es por esa mujer?
— Ella no tiene nada que ver en todo esto. No me voy por ella, me voy porque es lo que quiero hace años. Quiero dejar todo esto atrás.
— Dime Stephen. ¿Tienes un plan? ¿Sabes a dónde irás? ¿Sabes de qué trabajarás?
— No — Contesté. No tenía ni idea de nada — No lo sé, pero encontraré la forma de arreglarme las por mi cuenta. Sabes que soy capaz de hacerlo.
— Si tan capaz eres ¿Por qué vienes a hablar conmigo?
— Solo quiero darte la cara e irme en paz. No quiero dejar nada sin resolver.
Él me miró con sus afilados ojos — Muy bien niño. Dejaré que te vayas.
— Pero hay una cosa que quiero pedirte
— ¿Cuál es?
— Ethan, quiero pagar su deuda, por favor déjalo ir también.
— Tu amigo trabaja diligentemente en sus peleas y gana dinero para mí, así al igual que tú lo hacias. Sin embargo tú te irás y ahora también quieres que tu amigo se vaya. Planea dejarme sin empleados.
— Solo somos dos, de los muchos perros que tienes. Por favor, sabes que nunca te he pedido favores y te pido está vez que me dejes pagar su deuda. Déjalo libre Bivo.
— Estás muy confiado. ¿Sabes cuánto me debe? ¿Cuánto dinero tienes?
— Tengo lo suficiente, aunque si te pago me quedaré sin nada. — Desvíe la vista.
— ¿Y como planeas irte entonces? Yo no te daré más mercancía para que vendas.
— Te dije que ese asunto lo resolveré yo, encontraré la forma, ya no me importa si me voy sin ningún centavo. Solo no quiero dejar ningún cabo suelto.
Bivo pareció pensarlo un buen rato, se volteó y se sirvió un trago de whisky — ¿Sabes quién era tu madre Stephen?
— Una prostituta ¿Por qué?
Agitó un poco su bebido — Y no conociste a tu padre.
— No.
Bebió de su trago y luego finalmente me contestó — Muy bien, paga su deuda y ambos serán libres de irse. Prometo no buscarlos, pero no se metan con mi gente.
— Gracias Bivo. De verdad gracias.
— Ahora vete. Cómo te dije, espero no volver a verte.
(...)
— ¡Oye idiota! — Le grité a Ethan en cuanto lo ví.
— ¿Ahora qué quieres?
Saqué un papel de mi bolsillo, lo arrugué en una bola y se la arrojé al pecho — Eres libre imbécil.
— ¿Qué? — Se agachó confundido a agarrar el papel — ¿Qué es esto?
— Es el contrato que hiciste con Bivo. Pagué tu deuda, ahora eres libre de irte a dónde mierda quieras ir, junto con Lari.
Sus ojos se llenaron de emoción e incredulidad
— Me estás jodiendo... — Levantó la vista hacia mi y una enorme sonrisa se le dibujó — Hijo de puta JAJAJA — Rio y saltó sobre mi para abrazarme — ¿¡Pero que mierda hiciste!? — Me sacudió de los hombros.
Le sonríe — Voy a irme a la mierda, pero no podía dejarte aquí tirado imbécil.
Me miró sorprendido — ¿Irte? ¿A dónde?
— No lo sé, pero finalmente saldré de este lugar, sin un mango, y Mira también se irá conmigo. — Abrió a un más sus ojos mientras me escuchaba — Así busca a Lari, y vayanse de aquí también. — Me sonrió con algo de nostalgia
— ¿Y si no nos volvemos a ver?
— ¿Qué eres mi novia? Push no lo sé. Solo sigue con tu vida.
— Claro que si, ¿Crees que eres lo más importante para mí? Solo eres un maldito bribón.
Le sonreí de lado mientras me iba — Cuídate amigo... y gracias por todo.
Me sonrió de la misma forma — Maldito imbécil... Tu igual... y gracias.
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Y te conocí [Stephen James]
RandomStephen, un sujeto con una mala reputación con ciertos rasgos desagradables. Un toquetón que le gusta manosear mujeres en los vehículos públicos y las mujeres al verlo no le dicen nada por su atractivo o que algunas se sienten amenazadas por su inte...