Stephen
— Aquí está — Le extendí el dinero. Estaba enojado, no por el dinero, sino por pensar lo que este maldito podría hacerle hacer a Mira, imaginar eso, digamos estaba más que cabreado.
Markus tomó el dinero que él le ofrecía. Stephen estaba listo para marcharse y volver a casa.
— ¿Qué tiene Mira que Rachel no? Aparte de los ojos. — Preguntó. Stephen se detuvo, pero sin darse la vuelta.
— Cerebro, y es sincera — El no sabía nada de eso, pero en el fondo podía sentirlo, por lo poco que la conoció, además quería cerrarle la boca a ese imbécil.
— Aún así, Rachel es más linda y es la hija de Papá Bivo, ¿Ya pensaste en la posición en la que te encontrarías si te casaras con ella?
— Eso no me importa, Bivo puede irse a la mierda.
— Tú solo eres un simple matón con tu grupo de hombres, que trafica. ¡Eres el perro de Papá Bivo! Y nunca dejaras de serlo.
— Tú solo quieres que este con Rachel, para que él no te diga que te cases con ella.
Silencio. Markus no dijo nada y solo se quedó callado, porque Stephen estaba en lo correcto. Nadie que estuviera cuerdo estaría dispuesto a casarse con la histérica, irritante, tonta de Rachel.
(...)
Stephen
Al fin había llegado a casa. Ya era de noche, y estaba cansado.
Solo quería tirarme a mi cama. Pero caí en cuenta de que Mira estaba en la casa, ¿Dónde dormiría?
Abrí la puerta y entre, pero al hacerlo un aroma a comida inundó mis fosas nasales.
Caminé hasta llegar a la cocina. Y allí la ví.
Sin darme cuenta, me fuí acercando a ella, hasta estar casi tocando su espalda con mi pecho, mis manos estaban en cada lado sobre la mesada. Acorralandola.
Ella se sobre saltó un poco, por mí cercanía. —¿Qué cocinas? — Al estar así de cerca de Mira, pude sentir su olor, embriagandome.
— Tuco — Contestó — Era tarde y tenía hambre, como no se donde estoy pensé en cocinar, y claro para ti también, ya que está es tu casa.
— Bien — Cerré mis ojos e inspire nuevamente su aroma para recordarlo y luego me alejé de ella.
— Qué raro — Dijo una ves dejo de sentir mi cercanía.
— ¿Qué? — Le pregunté porque no entendía.
— Es raro que no me hayas tocado. — La sorpresa que me llevé fue tanta, al escucharla que abrí los ojos como platos. — Aún que si lo hicieras te volvería a golpear.
Me reí por lo bajo, lo bueno no podría dudar mucho. — No tocó a mujeres que no quieren, yo no las obligó a nada, ellas me dejan hacerlo sin quejarse.
Mira se volteó a verme — Hump! No esperaba eso de ti.
— ¿Ahora tienes un mejor pensamiento de mi? — le inqué.
— No — contestó fría — Pero no me desagradas del todo.
Luego de escucharla reí un poco nervioso.
— Bueno, ya está la comida — Dijo para mí alivio. — ¿Puedes sacar los platos?
— Claro — Le contesté mientras los buscaba. Caminé hasta el mueble y de allí al abrirlo, saqué dos de ellos y se los lleve.
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Y te conocí [Stephen James]
RandomStephen, un sujeto con una mala reputación con ciertos rasgos desagradables. Un toquetón que le gusta manosear mujeres en los vehículos públicos y las mujeres al verlo no le dicen nada por su atractivo o que algunas se sienten amenazadas por su inte...