MADELEINE
Permanezco en una esquina del salón mientras me pregunto por qué asistí a la fiesta. De vez en cuando, fijo la atención en el celular, ansiando un mensaje o alguna señal de Tyler. Después de la discusión que tuvimos por video llamada, no volví a saber de él. Aquello me extraña, porque siempre da el primer paso en situaciones problemáticas. Entonces, consigue remediarlo con algunas palabras lindas y seguido, pone una sonrisa, una de esas que me hace olvidar lo caótico que puede llegar a ser el mundo. Cualquier sitio es mejor cuando está él. Ni siquiera puedo chequear el estado o el horario de la última vez que se conectó y hay dos posibilidades: lo puso en privado o se exilió a un lugar lejano sin señal ni internet.
Quiero divertirme, pero mi grupo de confianza aún no aparece. Briana y su novia están retrasadas –dijo que tenían problemas con el disfraz- y Tara, que viste un perfecto traje amarillo en honor a Cher, de Clueless, se muestra entretenida con los chicos de música. Entre ellos, el pseudofamoso Mike, que no me hace ni un poco de gracia, en especial porque recuerdo que fue uno de los que golpeó a Tyler y le hizo sangrar la nariz. Intento guardar rencor, lo juro, pero si lastiman a la gente que quiero, no puedo evitarlo.
Mike se aproxima a ella sin rodeos, un par de sonrisas le bastan para tomar el control. Después de mencionar lo sexy que se ve en <<ese ardiente traje a cuadros>>, envuelve su cintura y desliza la mano a través de su espalda, hasta acariciar el trasero. Tara reacciona dando un pequeño, pero no le dice nada. De hecho, le sonríe y lo besa en los labios.
Es cierto que Mike destaca por su talento musical y es dueño de un físico atractivo a los ojos de la gente común, pero Tara brilla con luz propia. No necesita de él. Soy incapaz de entender por qué insiste en llamar su atención.
—¿Y tú de que vas? ¿De angelito nada sexy? —bromea uno de sus amigos, echándome un vistazo despectivo.
—No —me digno a responder—. Julieta. De Romeo y Julieta —explico y me arrepiento al instante de hacerlo. ¿Para qué dar detalles si ni siquiera le importa?
Entorna una sonrisa burlesca, demostrando que es como lo pensaba. Realmente no le interesaba la respuesta.
—Ah. ¿Un consejo? Te verías mejor si acortaras el vestido y le hicieras un escote —se relame el labio inferior, sosteniendo su mirada repugnante sobre mí. Luego, intenta aproximarse, pero en seguida doy un paso hacia atrás. Definitivamente, lamento estar aquí—. ¿Qué sentido tiene venir a una fiesta de disfraces y no mostrarse sexy? Digo, ¿no está hecho para que ustedes, las chicas, vengan con poca ropa con la excusa de que es un disfraz? —plantea, siendo la cuestión más tonta que oí en mucho tiempo.
—Déjala, Drake. Se ve perfecta así —Tara interviene, a pesar de que se encuentra un tanto ebria. Bebió una buena cantidad de tragos con vodka desde que pusimos un pie en la fiesta.
Aunque agradezco que haya actuado en mi defensa, continúo cargando un enfado que empieza a tornarse descomunal. La actitud de Drake es intimidante, pero no permitiré que me haga encoger como si fuera un objeto insignificante sin voz ni voto. Estoy harta de ser la que se queda callada para no causar molestias ni generar un ambiente incómodo. No dejaré que alguien más pase por encima de mí sin molestia alguna.
<<Confía en ti. Eres perfectamente capaz de afrontar lo que sea. Nadie tiene derecho a tratarte mal>> repito en mis pensamientos el lema que llevo tiempo apuntando en mis libretas a modo de recordatorio de lo valiosa que soy. Lo somos. Todas.
—¿Sabes algo que de verdad no tiene sentido? —dirijo el habla hacia Drake. El resto de grupo, observa confuso la manera en qué usé mi voz. Por primera vez, seré la que resalta y marca la diferencia. Nadie lo esperaba. Incluida Tara—. Acudir a la universidad cuando no eres capaz de madurar un poco y entender que cada uno es libre de hacer lo que sea con su cuerpo. Eso incluye elegir como vestir —reconozco que sostengo una falsa calma, que se dejó entrever en el tono pasivo-agresivo que tomaron mis palabras. Un semblante que no acostumbro a usar.
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Dulce tentación [#3]
Ficção AdolescenteÉl la ve como su mejor amiga. Ella lleva años enamorada de él. Él dibuja. Ella escribe. Y el maravilloso arte del amor, los une; aunque todavía no lo sepan. ☽ Tyler Montclair ha aprendido que nunca es tarde: Nunca es tarde para ir a la universidad...