sexta confecion p2

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- Bien, pues entonces creo que deberíamos empezar ya.

- Esperen un momento- las frenó Temari, repentinamente incómoda- Resulta que me he equivocado en calcular.

- ¿ Calcular el qué ?- preguntó Matsuri.

- Emm... pues... Lo que quiero decir es que... Vamos, que necesito una compresa- soltó a bocajarro.

Al contrario de lo que pensaba, ninguna de las chicas se sorprendió, ninguna de ellas se sintió incómoda. Al menos, no de manera visible.

Claro que en el caso de los chicos ya era otro cantar. La incomodidad era palpable;El resto desviaban la mirada, rojos, y más de uno se aclaró la garganta, como en un fallido intento de desviar la atención hacia otro tema.

- Lo siento, Temari- negó Ino-Creía que llevaba, pero se ve que me las he dejado en casa con las prisas. Me di cuenta el otro día cuando me la pidió Sakura.

- Me dejó Hinata un par- contestó la aludida, encogiéndose de hombros.

- Lo siento, eran las últimas- la ojiperla se disculpaba con los ojos.

- En el segundo cajón de la mesita de noche que hay al lado de mi cama-dijo Matsuri- El paquete está sin empezar.

- ¡ Muchas gracias !- chilló la rubia de cuatro coletas, con los ojos brillantes y tirándose encima de la sorprendida castaña para hacerle crujir un par de huesos con su abrazo de oso- ¡ Te debo una !

Y desapareció como una exhalación, ante unos incómodos shinobis sorprendidos y unas chicas divertidas.

- Eso es, Matsuri-chan- asintió Ino, dándole leves golpecitos en la espalda- Así hay que ganarse a la hermana de tu chico. Y a todo esto, Sakura, ¡ por eso estás de tan mala leche ! Son las hormonas, que hablan por ti.

- Claro- Sakura chasqueó la lengua y rodó los ojos, exasperada- No tiene nada que ver con el numerito que has montado antes.

- Claro que no.

- Me gusta que me tiren palanganas llenas de agua encima.

- Lo sé.

- Cerda...

- ¿ Sí, frente ?

- Cállate si no quieres que mis alborotadas hormonas terminen cometiendo un asesinato. Te doy una pista: tú serás la víctima.

* Bien, no creo que este sea un buen momento para que nos descubran- Naruto tragó grueso, preocupado.

* Corremos tanto peligro como un bote de ramen al alcance de Naruto-dijo Sai.

* ¡Oe, que estoy aquí !

- ¡ Ya he vuelto !- la voz de Temari acalló la discusión que amenazaba con empezar- Ahora sí, empecemos.

- Toma, Hinata-chan- dijo Matsuri, que en ese momento volvía de sacar del mueble de la sala el último papelito- Es tuyo.

La joven asintió quedamente y les dio la espalda, dirigiéndose a pasos temblorosos hacia el centro de la sala. Se sentó donde hasta ahora lo estaban haciendo y esperó a que el resto de sus amigas se sentasen con ella en círculo. Cuando todas estuvieron reunidas, Hinata suspiró ante la mirada expectante de todas ellas. Los chicos también guardaban silencio, manteniendo a penas la respiración.

6 Secretos Por DescubrirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora