Mas problemas

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- Bien volvamos a casa

Sakura levantó apenas la barbilla para poder mirar a Hinata, que se había dado la vuelta con la delicadeza que la caracterizaba para entrar en la casa agarrar sus cosas y volver a salir con las chicas 

- Esto va a ser complicado, cerda- Sakura se cruzó de brazos y alzó una mirada tan fría como el hielo, tan verde como el jade- Encima supongo que Tsunade-sama querrá que le escribamos un informe o algo.

- Lo sé, frente de marquesina- Ino balanceó su cabeza en uno de esos movimientos provocativos inconscientes que la caracterizaban- Yo realizaré el informe, y luego se lo meteré ahí donde el sol... no brilla. ¿ Tú que opinas, Tenten ?

Neji giró la cabeza por instinto en cuanto escuchó el nombre de su compañera de equipo.

- Opino que tengo un nuevo y muy completo arsenal de armas que, bueno, es absolutamente mortal.

- A mí me vale -la helada voz de Hinata pudo escucharse desde la puerta- Así puedo evitar el uso del ojo blanco.

- Oye Hinata-chan-Naruto habló con desesperación, casi temiendo que la Hyuga pudiera dirigirle una mirada de desprecio- De verdad, yo... sólo seguíamos órdenes, nosotros no queríamos haceros daño, nosotros sólo...

- Naruto, hazme un favor y no hablemos mas del tema-Hinata se retiró con elegancia un mechón de pelo y se lo pasó detrás de la oreja, la falta del sufijo cariñoso en la voz de Hinata provocó una punzada en el pecho del chico- El daño esta echo y va a hacer imposible que perdone. Pero no pienses ni por un instante que an hecho algo más que humillarnos.

La estancia se sumió en un helado e incómodo silencio. Cada uno se perdió en sus pensamientos; ellas, intentando encontrar algún sentido a esa humillación; ellos, queriendo encontrar una manera en la que esto no se les fuera de las manos. Pero parecía que ninguno podía encontrar lo que quería.

Sakura pasó el peso de un pie al otro, balanceándose en el proceso. Se concentró en que sus ojos no reflejasen ninguna emoción, y su cerebro comenzó a trabajar a mil, con la precisión de una máquina bien engrasada. Para empezar, Tsunade-sama tendría que haberla avisado. Algo así no podía guardárselo para ella. Pero lo que más le dolía, es que algo tan hermosamente destructor y perfecto como las pastillas, hubiese sido utilizado para algo tan estúpido. Porque si de algo estaba segura, es de que toda esta situación era tan estúpida como surrealista.

Pero debía seguir adelante. De alguna forma debía hacerlo. Hacía tiempo que se había prometido que nada de lo que le pudiese pasar en adelante debía afectarle. Y ya no sólo por ella, si no por todas. Y quizás era por ese motivo que desvió imperceptiblemente la mirada cuando los ojos negros de Sasuke aparecieron en su cabeza, mirándola fijamente. Porque debía seguir adelante. Lo había prometido.

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El sol brillaba en lo alto, e Ino colocó su mano derecha a modo de visera para poder observarlo fijamente, entrecerrando los ojos en el proceso. Era casi irónico que el sol brillase de esa manera, con lo apagados que estaban los ánimos. Echó una ojeada a las personas presentes junto a ella. Sakura se había sentado debajo de un árbol, con sus pequeños pies balanceándose en la grieta que sus mismos puños habían formado. El libro que tenía en la mano, si estuviese vivo, estaría sufriendo, pues Ino estaba segura de que la fuerza que estaba aplicando en él era más fuerte de la que un libro corriente pudiera soportar. Girando apenas la cabeza, pudo observar a Matsuri apoyada en el muro de la casa, asintiendo a lo que fuese que Temari le estuviese diciendo. Los chicos estaban casi al final del camino, como temiendo acercarse demasiado a ellas. Como temiendo que en cualquier momento volviesen a explotar.

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