De tomates y una historias de amor

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El susurro de las gotas de agua no lograba acallar el sonido del crepitar de las llamas. La cueva estaba inusualmente fría, al igual que los ánimos de los doce ninjas que se encontraban semidesnudos en ella

Sakura frunció apenas los labios, echando una rápida mirada al panorama. Los chicos se habían agrupado en una esquina, como temiendo acercarse demasiado a ellas, y las chicas no habían opuesto resistencia. Las horas pasaban con una lentitud tortuosa, y la noción del tiempo se perdió. A través de las rocas que tapaban la entrada la tormenta era apenas un susurro de lluvia y viento. La ropa todavía no estaba seca.

-Sakura-chan- la voz dudosa de Naruto logró sacarla de su estado de letargo. Hinata respingó ligeramente- Qué tal si... ¿qué tal si hablamos de algo?

- No veo el punto de eso- Temari intervino ásperamente- Hay pocas cosas de las que podamos hablar que ya no sepan ¿no?
Shikamaru se revolvió incómodo.

-Para matar el tiempo-dijo Sai- He leído que lo mejor es contar historias. Podrían contar alguna historia.

-¿Y por qué no la cuentas tú?- escupió Ino- Si tanto has leído, cuéntanos alguna.

-No he leído ninguna- el chico sonó incluso sorprendido- Menudo fallo.

-Idiota-Ino bufó hastiada

-Sakura-chan, tú lees mucho-Naruto habló con cuidado, como temiendo que la pelirrosa le propinara un puñetazo por el mero hecho de hablar con ella- Seguro que sabes alguna historia.

-No soy un cuenta cuentos. ¿No tienen nada mejor que hacer?

-¿Aparte de congelarnos? La verdad es que no- Sasuke miró a Sakura con una ceja alzada.

-¿Por qué no nos deleitas tú con alguna historia, Uchiha? Ya que te has vuelto tan hablador.

-Preferiría ver si eres capaz de contar algo decente, Ha-ru-no- la joven se estremeció ligeramente. Sasuke había pronunciado su apellido de una forma tortuosamente lenta. Asombrosamente provocativa.

-Mira, Uchiha. A mí me respetas. Guárdate ese tonito para tus conquistas.

-Vaya, Haruno. Quien te conoce diría que estás celosa.

-Vaya, Uchiha. Qué pena que no me conozcas en lo más mínimo.

La mirada venenosa de la pelirrosa sólo logró excitar más los ánimos de Sasuke. Peligrosa.

-Todo esto es francamente apasionante- la voz aburrida de Tenten pudo escucharse desde una de las esquinas de la cueva- Pero preferiría salir afuera con un para-rayos a cada mano y esperar a que me electrocutase la tormenta. Para darle más emoción a la cosa.

-Vamos, Sakura-chan- Hinata se abrazo mas a si misma por la brisa que la rodeo por un segundo- Cuéntanos la historia del labrador y su planta de tomates.

-¿El labrador y su planta de tomates?- Ino sonó incrédula, una mezcla de risa y chasquido salió de su boca- ¿Qué narices es eso, frentona?

-Es un cuento infantil, cerda- Sakura asesinó a la rubia con la mirada- Se lo conté a Hinata varias veces cuando estábamos en el hospital tras la guerra.

Las palabras de Sakura parecieron bajar varios grados la temperatura del lugar. El hospital. Hinata había pasado mucho tiempo en el hospital.

-Hi-hinata-chan...- la voz de Naruto tembló mucho. Demasiado. El daño que le hacía haber olvidado algo como eso superaba incluso el de saber que la chica estuvo allí por él. Por salvarle a él. Por amarle.

-El labrador y la planta de tomates- cortó Hinata, sin piedad, aunque sintiendo un pinchazo en el corazón- Es mi historia favorita de todas las que me contó Sakura-chan.
-ustedes sabran que ella y yo no hablábamos prácticamente nada antes de que yo acabara en el hospital. ¿Fue algo bueno entonces, no crees, pelirrosadita mía?- Hinata rió levemente, de forma cantarina.
Los chicos admiraron la indiscutible fuerza que desprendía una mujer a la que siempre se le consideró débil.

6 Secretos Por DescubrirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora