Plan de disculpa

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El ruido de la cafetería era molesto, pero no tan molesto como el aura deprimidamente preocupada que se cargaba el chico frente suyo, eso sin mencionar el sepulcral silencio que había remplazado su actitud parlanchina y alegre de siempre.

–Muy bien, ¡Estoy harto! – Se levanto de su asiento golpeando fuertemente la mesa que estaban ocupando causando que una que otra mirada indiscreta fuera en su dirección, se sentó nuevamente – Me vas a decir en este momento que demonios te sucede y porqué te ves adorablemente triste con ese puchero que te haz cargado todo el día.

Como había sido desde la mañana, recibió un suspiro y una mirada de ojitos cristalizados, pero para su suerte está vez sí hubo respuesta.

– ¿Recuerdas al gatito que me deja notas? – su primo asintió e hizo una seña para que continuara – pues... lastime sus sentimientos y ahora me siento la persona más horrible del universo.

– Oh vamos, Sung, eso fue adorable – el rubio apretujo las mejillas contrarias – ¿realmente te importa tanto como para que estés así de afectado?

El castañito se quedó pensando, sabía que esa no era la única razón de su sombrío humor, pero le daba un poco de pena su segundo motivo. Pero al tratarse de su primo aka confidente finalmente le reveló.

Sus mejillas casi estallan de la vergüenza y está seguro que si Crhis no fuera tan importante ya lo hubiera mordido por su indiscreción.

–No puedo creer que seas tan lindo Sunggie – Habló por fin el Australiano, se estaba limpiando las pequeñas lágrimas que habían escapado en su ataque de risa, pero al ver el semblante de su menor se puso serio.

>> –Lo siento, me calmo – el más joven sólo arrugó su nariz en disgusto, no servía de mucho la seriedad, justo ahora media escuela los estaba viendo por el escándalo hecho por el alfa. – Pero es que no puedo con lo dulce que eres.

–Deja de burlarte, sólo que me siento culpable de haber lastimado al gatito Jolly y el no ver a mi alfa también me afecta. Necesito mi dosis diaria de Minho – Puchereó al decir eso último, mientras que Chris sólo rodaba los ojos ante la actitud infantil.

– No sé cómo puedes estar tan colado por alguien, plocamarlo como tu alfa y para colmo no saber que tipo de cambiante es.

– Callate, él es mi alfa, lo sé. Además, tarde o temprano voy a descubrir que tipo de cambiaformas es, aunque sé que lo seguiré amando sin importar su lado animal.

El quokka volvió a tener esa mirada de bobo enamorado al pensar en su alfa; Lee MinHo, alfa cambiante de animal desconocido, hijo del director, capitán del equipo de atletismo y el primero de la lista de Los mejores 100. Una lastima que fuera tan misterioso y poco sociable, sin embargo, admiradores no le faltaban y Han Jisung cambiaformas quokka se consideraba su fan número uno.

El resto del receso se basó en Jisung hablando de lo maravilloso que era Lee y de Christopher escuchando su parloteo, aunque prefería esa faceta enamorada que la de tristeza que hace un rato tenía. Un Sung triste nunca era bueno, no iba con él, Han era como un rayo de sol andante contagiando a todos de felicidad y dejando sonrisas a su paso.

Tal vez por eso cierto puma había caído por él.

Fue justo en la penúltima hora, cuando Han sacaba su carpeta para revisar si tenía su tarea lista para la próxima clase que recordó la nota del gatito Jolly.

Dejó de lado su trabajo y observó la hoja que explicaba la ofensa que le causó a su admirador. Ser amable era parte de su naturaleza omega, pero al ser un quokka la necesidad de hacer felices a las personas se multiplicaba, era una característica que todos los de su especie tenían y el pensar en el animo decaído del puma -sin importar que no supiera quien era- lo hacía sentir triste ya que fue totalmente su culpa. Fue así que comenzó a planificar una disculpa digna para enmendar su error, realmente esperaba conseguir el perdón del felino.

Jolly rancher 🍬MinSung🍬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora