Capítulo 34

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Andreas

-¡Hey! -alguien me sacudió con suavidad.

-¿Uh?

Alex soltó una risita.

-Apúrate, tenemos que ir a desayunar.

-¿Qué hora es? -pregunté, listo para volverme a dormir.

-Tienes exactamente cinco minutos.

-¡¿Cómo?! -me levanté de la cama de un brinco.

Ella se limitó a contestar:

-Tal y como oíste.

Rió al ver mi cara de horror. Salí disparado a mi armario, cogí ropa limpia y me abalancé al baño. Me duché y sequé tan rápido como pude. Aún con el polo del campamento en las manos, salí del baño a ver si Alex seguía por ahí.

-¿Alex?

Ella parecía absorta en sus pensamientos y se sobresaltó al oírme. Cuando me miró, se le abrieron los ojos, sorprendidos. Me estaba... ¿me estaba chequeando? Ignoré la enfermiza idea al encontrarme cara a cara con ella, sonriéndome. Aún así... me pareció que se sonrojaba...

Caminamos casi corriendo al comedor, sentándonos justo a tiempo para que no pareciera que habíamos llegado tarde. Para nuestra suerte, solo nuestros compañeros de cabaña lo notaron. Todo se veía bastante vacío ahora que la mayoría se había ido a sus casas por el invierno. Quirón daba la impresión de estar especialmente serio, parado junto a la mesa principal.

-¿Michael?

-¿Mmm?

-¿Quirón siempre se pone así cuando se van los campistas?

El líder de la cabaña de Apolo negó con la cabeza.

-Está preocupado porque muchos semidioses se han pasado al bando de Cronos.

Terminamos de comer en silencio. Cuando acabamos, esperamos a que Quirón indicara algo. Tal y como suponíamos que haría, el centauro se irguió para dirigirse luego a nosotros:

-Como ya hemos visto, la mayoría se ha ido a sus casas. Por lo tanto, actividades como "captura la bandera" ya no podrán ser realizadas. Vamos a entrenar con más empeño que nunca. No solo nuestras habilidades. Todos deberán trabajar sus puntos más débiles.

Asentimos, algunos, dispuestos a dar lo mejor de nosotros. Otros lo hicieron con menor ánimo. El señor D dio algunas indicaciones más y luego se nos permitió pararnos para ir a nuestras respectivas cabañas. Estaba ya saliendo del comedor, cuando Quirón me detuvo. Me volteé inmediatamente hacia él.

-Andreas, quería que habláramos de tus visitas a Aure...

Lo miré nervioso, rogándole una y otra vez a Apolo que me ayudara. Fue el primer dios que se me vino a la mente y supuse que tendría más sentido rezarle a él.

-Este sábado irás a verla ¿no?

-Se suponía.

-No te preocupes -me sonrió tranquilizadoramente -no te voy a quitar ese permiso.

-Pero... -adiviné que se venía alguna objeción.

-...pero tendrás que entrenar. Bastante. Las batallas que se vienen serán las más duras de todas. Aún no manejas del todo bien la espada. Tienes un talento especial con el arco, me gustaría que desarrollaras eso más aún. Por eso, y créeme que lamento decirlo, tus visitas tendrán que ser reducidas.

-Te prometo que trabajaré y me esforzaré al máximo cada día de la semana para poder ir a verla -le aseguré decidido.

Él sonrió cono si hubiera estado esperando exactamente esa respuesta.

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⏰ Última actualización: Feb 07, 2015 ⏰

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