Capítulo 19

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Aure

Ya eran casi las cuatro y media cuando Enebro me despertó. Me separé del laurel y me reuní con ella y Grover. Fuimos a un acantilado de donde se veía el mar y las playas que daban al campamento caminando lentamente. Una vez ahí me di cuenta de lo lejos que estaba de mi árbol. Cuando se lo comenté a Enebro ella me explicó que dentro del campamento o de zonas tan "griegas" por llamarlas de alguna manera, nos podíamos distanciar más de lo normal.

Nos sentamos cerca al borde y nos quedamos conversando. Al rato se nos unieron otras dos dríades que había conocido en la mañana. Perdí la noción del tiempo al estar entretenida y no se cuánto rato estuvimos ahí antes de que saliera un grupo de campistas en las canoas. A la cabeza iba, a toda velocidad, el que era (deduje por lo que me había contado Grover) el hijo de Poseidón, Percy Jackson. Algunos intentaban competir con él pero no lo alcanzaban pese a sus esfuerzos. Reímos mucho cuando un chico cayó al agua y nos reímos más cuando el que se acercó a ayudarlo cayó también. Al final todos empezaron a saltar al agua o siendo tirados. El único que seguía en su canoa era Percy y nadie lograba tirarlo. Intentaron hasta voltear su canoa pero esta siguió en perfecto equilibrio. Percy continuó riéndose hasta que una chica rubia lo tomó por sorpresa y logró tirarlo volteando también su canoa. Al caer  Percy empezaron a tirarse agua y a jugar. Recién entonces me di cuenta de que Andreas estaba ahí.

Andreas

-Andreas... ¿Andreas? ¡Hey! ¡Reacciona! -me sacudió Alex.

-Perdona -le dije -estaba concentrado -le mostré el cuaderno de Lee que había estado leyendo.

-Lo noté... Asombra lo fácil que es leer problemas ¿No? Casi no se nota el ADHS.

-Es cierto -admití.

-Bueno... tendrás que dejarlo, tenemos que ir al lago.

-¿Ya?

No me provocaba en lo más mínimo. Lee escribía muy bien y sus poemas eran increíbles, me sentía identificado con varios.

-A menos que quieras perderte esto y tal vez Quirón ahora sí te castigue.

La verdad es que fue más divertido de lo que pensé. Terminamos todos nadando, tirándonos agua, bromeando y riendo. Ya cuando volvíamos a la orilla vi a Enebro, Grover, Aure y otras dos dríades mirándonos. Aure me sonrió y le hice un gesto con la mano devolviéndole la sonrisa. Cuando llegamos a la orilla y salíamos a la playa nos comenzó a dar frío a todos pues estábamos empapados. Salvo Percy quien ya estaba (no sé cómo) seco.

Corrimos a las cabañas. Ahi nos bañamos y cambiamos (hay dos baños uno de chicos y una de chicas). La comida olía delicioso aún lejos del comedor. Heché la mejor parte de mi carne al fuego y recé mentalmente "Gracias padre por reconocerme, protegerme todos estos años (según Quirón es la única explicación para que los montruos no me hayan encontrado). Solo quiero pedirte... pues... verte... algún día..." Me fui a la mesa de Apolo y me senté junto a Alex.

En la noche, fui el último en acostarme. Me quedé leyendo el cuaderno de Lee y llegué a escribir tres poemas. El primero, de mi mamá. Los otros dos, ambos muy cortos, eran sobre Aure. Demonios. Aunque no quisiera admitirlo estaba pensando demasiado en ella.

AureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora