「06」

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–Cariño, ¡Cuánto tiempo! ¿Acaso te olvidaste de tu madre? —dijo la dama al otro lado de la pantalla

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Cariño, ¡Cuánto tiempo! ¿Acaso te olvidaste de tu madre? —dijo la dama al otro lado de la pantalla.

Lan JingYi se exigió a no mostrar una monería, sonriendo.

–¿Cómo podría? ¡La flor más bella del planeta no se puede olvidar! —dijo. Esta vez sacando una verdadera sonrisa en el rostro de su madre y el suyo.

–¿Qué tal el trabajo en casa? ¿Ya te acostumbraste? Estoy siguiendo mi dieta y ejercicios, eh. —la dama alzó un dedo en una seña que muchas veces ocupo para señalar un regaño o una indicación.

–Mis pacientes continúan comunicándose conmigo. Así que es bueno. —curvó los labios. –Aún no lo hago, extraño mi consultorio. —tildó su bonita sonrisa, torciendo la boca. –Trabajar en casa es como sacarme de mi zona de confort. Extraño los pacientes de la veterinaria al lado, y a los niños que visitaban la clínica por las mañanas. No puedo decirte con comodidad que me siento de maravilla... Y me alegra que estés siguiendo la línea de la dieta y el ejercicio. —reintegró el gesto a su madre con el dedo.

Bleh. Claro que lo estoy siguiendo. —chasqueó la lengua. –Sobre eso, ¿no han tenido problemas? Acostumbrabas a llamarme en tus días de ocio después de la ceremonia.

–A-Niang. Apenas llevo unas semanas cohabitando con él. No es como que de la noche a la mañana estemos discutiendo porque X dejó una toalla en el suelo del inodoro. O saco varios vasos de la alacena para sacar una bolsa de leche que ya no tenía nada. O... —apretó los labios, observando el entrecejo fruncido de su progenitora.

Lan JingYi.

–Soy un adulto. Y han sido cosas pequeñísimas. —viro los ojos. –Además, yo he sido el que ha hecho todo ese desmadre. Cae en mí, la responsabilidad.

Cariño... Tú.

–A-Niang. —habló con gentileza. –Se que te preocupas, pero no me digas más; te recuerdo que tú fuiste la primera en proponernos. Los únicos que no estuvieron de acuerdo con semejante trato fue mi Jiàofù*. —exhaló, no deseando abrir los párpados. –No te estoy enviando nada con lo que he dicho, simplemente, no te preocupes de más.

Lo sé. Pero como tu A-Niang es mi responsabilidad preocuparme por tu bienestar, aun si sigues cumpliendo cincuenta o más años.

–Por supuesto, por supuesto. —sacudió una mano frente al lente. –SiZhui estará unos minutos por acá. Cuídate, hablaremos otro día.

Eres malo, pensé que hablamos con tiempo. —Lan Nori creó un mohín. –Pero está bien. Tú también cuídate. Te quiero.

—Y yo a ti.



Con esto, finalizó la video llamada.

Pero antes de querer apagar por completo la computadora portátil, busco en los contactos a sus padrinos. Sonrió cuando los encontró.

Espero unos segundos a que el otro lado respondiera la video llamada.

–Contesta por favor... —murmuró.

La video llamada se desvió, y por ende, la aplicación cortó el intento.

–¿No crees que tus actualizaciones son para mejorar? —refutó.

Pero antes de intentar algo, en la pantalla salió la foto de perfil de sus padrinos sonriendo.

–¡A-Yi! —el acento melindroso y cariñoso de uno de ellos le hizo sonrojar.

A-Huan, ¿¡Dónde está el biberón de la bebé!? ¡Lo dejé justo aquí!

–Uh... Mal momento. –dijo JingYi. Prestando atención como el hombre borraba toda expresión de sorpresa y desaparecía unos segundos.

–¿Uh? A-Yi, al fin te acuerdas de que tienes Jiàofù. —dijo entre dientes Jiang Cheng cuando se asomó al lente.

–¡Jiàofù! —le importó poco el regaño y sonrió todavía. –¡Estás más hermoso que nunca! ¡Mira que linda está mi Meimei!

La adulación no sirve conmigo.

–Lo intente.

Miki-Er ha llorado mucho por el diente que está saliendo en su encía inferior. —se agregó Lan Huan con un comentario, haciéndose espacio con su pareja que alimentaba a la bebé en brazos.

–¿¡En serio!? Cada vez está más grande. —chilló emocionado. –¿Cuándo podré verla?

En una semana regresaremos. —respondió Jiang Cheng. –¿Cómo estás tú?

–¿Una semana? Ash. Aún es mucho tiempo. —descansó un codo en la mesita y su mejilla en el dorso de su mano. –Muy bien, me la he pasado ensimismado en la piscina en las vacaciones.

–¿Nada de faena? —preguntó Lan Huan con las cejas combadas.

–¡Pero qué mierda pregunta Lan Huan!

Lan JingYi en vez de sentirse agraviado por la pregunta, carcajeó. Rió tanto, que para Lan Huan y Jiang Cheng la pregunta quedó borrada de sus mentes.

 Rió tanto, que para Lan Huan y Jiang Cheng la pregunta quedó borrada de sus mentes

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Jiàofù: Padrino.

Miki: significa "tallo de la flor".

9/Meses | WY/LJY.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora