•Hiatus temporal•
❮ No hay necesidad de sentimientos en una ceremonia que sólo se lleva acabo por un desliz de una noche.
Y no es como que necesiten 280 días para convivir en casa en sus tiempos libres para saber si fue o no error dar un gran...
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–Si intentas salirte con la tuya otra vez, olvídate de mi apoyo.
–¡Fùqīn!*
–Calla niña. —se giró unos segundos a su única hija, y detrás a su nieto. –Te dejamos estudiar lo que pretendías. Pero si vuelves a meter la mano sin permiso de la familia, rompiendo las reglas de la casa; espero que sea para tomar...-
–Si, Yeye.* No te preocupes. Ya compré un apartamento cerca de una estación de policía y bomberos. Incluso a dos cuadras está un hospital de los Jin y atrás del edificio, estará mi próxima clínica. —entorpece al viejo, quien inhaló de la molestia. –Y Zēngzǔfù* ya desapareció... —con un dedo señaló la no sombra por debajo de la puerta.
Haciendo que Lan QiRen por breves segundos flaqueara la compostura que adquirió para amonestar a Lan JingYi, que fingía estar atento y asintiendo a cada palabra.
–Si algún día él se entera de todo esta función, los tres estaremos en serios problemas. —dijo QiRen. Con dos dedos en la barbilla y un ceño fruncido.
–Bueno. No te esperes mucho. Si yo te di un problema, imagínate este no tan niño que tienes de Sūnzi.* —zumbó la mujer al lado, con los párpados cerrados y entrelazando sus brazos en su pecho.
–Es porque tú has dejado que él sea así.
–¿Qué? Me estás echando la culpa a mí, cuando fue Diedie* quién dijo que lo iba a educar porque pasaba mucho tiempo en el trabajo. —balbució, descruzando los brazos.
Mientras el joven adulto, Lan JingYi, desviaba su atención de la discusión de su madre y abuelo. Pero todavía queda la incógnita de qué haría su bisabuelo si de verdad cometiera algo que no le convenía.
Lan QiRen era estricto hasta la médula con él, pero también se rendía cuando ya no deseaba avanzar en las lecturas de las reglas, que de generación en generación se guardaron en un viejo pergamino. De los nietos en la familia, parecía ser la oveja negra. Como la que el pastor buscaba porque se desviaba en momentos para apartarse de los reglamentos establecidos. De querer buscar la chispa que lo ayudaba a salir de un mundo lánguido que rodeaba la mansión de la familia Lan.
Al doblar por el pasillo el cual conducía a su habitación, se percató de las fotos familiares en la pared. Sus tíos, por parte de su madre, parecieron ser el gen perfecto desde que nacieron, pero nadie entendió como dos personas que caminaban recto, pudieron desviarse del camino. El primero, viéndose en enredos que la familia tapaba, ya que compraba la cantidad de periódicos que lanzaba la revista del país. Al final, teniendo alianza con otra familia por medio de arreglos que no se vieron afectados por las dos partes, ya que en donde hubo un indicio de malos tratos, prosperó como el fénix de las cenizas. El segundo, casándose a escondidas con un hombre liberal que no se mordía la lengua para hablar o expresar sus ideales, con los codos en la mesa y con los utensilios en la mano.
–Nuestra familia se ve manchada cada día. Espero que tú puedas ser mejor que ellos.
Escuchó la voz de su bisabuelo a su lado, haciendo que se invertirá y mirará la dura expresión en su rostro.
《 Lo intentaré... 》
Eso fue lo que tascó en ese entonces en su cabeza, más no lo práctico.
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*fùqīn: padre, un término más formal.
*Diediē: papá, también informal y un término regional.
*Yeye: Abuelo, un término informal y cariñoso.
*Sūnzi: Nieto.
*Zēngzǔfù: Bisabuelo (o al menos así me lo dio don google) un término formal.
