–¿Cómo es que yo no sabía de esto? —mordisqueó, acunando los brazos. –¿Y por qué estás soltando tanta verbosidad hasta hoy?
–Pretendía decirlo con A-Yi presente. —se defendió, sonriendo nervioso.
–¿Cuándo se enteró de esto? —indagó JingYi, rompiendo ese aura que envolvió a los mayores.
–Hace unos días. —dijo Lan Huan. –A-Zhan me dijo que A-Yuan fue el niño que intentó adoptar con A-Xian, pero los papeles nunca salieron a la luz. Es por esto por lo que A-Yuan no maneja el apellido Lan. Permanece con el Wen, pues su familia brotó antes de ceder a su primogénito...
–Oh... Entonces- ¡Quiere decir... que si se hubiera dado, ¿estaría atado con un primo político?! —un susto corrió en su cuerpo.
–Ante tu indolencia, sí. —corroboró Jiang Cheng.
–Pero tú no lo sabrías. —sonrió con tibieza Lan Huan. –Hay algo más.
–¿En serio? —dice Jiang Cheng, mirando de soslayo a Lan Huan que parece estar sudando.
–Shushu antes de conocer a su QīZi*, mantuvo una relación a distancia con el patriarca de la familia Wen. —reveló Lan Huan. Haciendo que su marido dejará de explorar el rostro redondo de la bebé y se volteará a él.
JingYi entreabrió los labios.
–A veces olvido que eres investigador privado.
–Wàigōng* tiene secretos que fueron revelados. —dijo JingYi, procesando la información.
–No es sólo eso.
–¿Más? —señalaron unánimemente Jiang Cheng y Lan JingYi.
Pero antes de seguir con la hablilla, la puerta de la casa abriéndose hizo ecos por las paredes, haciendo que JingYi torciera las cejas y se despidiera de sus padrinos.
–Olvide sacar la ropa de la lavadora. —eludió, oyendo el bufido y la risita suave de la pareja que se despidieron ante su diligencia.
Cerró el ordenador, marchando como caracol hasta desplazarse al cuarto de lavado. La máquina se apagó desde hace media hora, incluso los sonidos quedaron en pos y sólo las luces de los botones parpadean. Y al voltear a su lado, no puede creer que olvidó hasta meter los cubrecamas.
–Mierda. —pataleo. Golpeando la palma de su mano en la frente.
Sacó de dos en dos las camisas y pantalones de la lavadora. Retribuyendo que al menos terminó de hacer el secado y sólo iría a tender. Encendió el chorro, observando que la máquina retornaba a llenar el barril. Metió las sábanas hasta que el espacio quedó saturado, tanteando de manera que se hicieran los ciclos sin ningún problema. En la cajita vertió el suavizante y el detergente. Cerrando la tapa.
El sonido de movimientos repiqueteo por las cuatro paredes, haciéndole suspirar.
–Y yo pensé que ahora haría el cambio de cubrecamas.
Lan JingYi casi sufre un infarto al escuchar la voz de Wen Yuan.
El hombre se topaba recargado en el marco de la puerta, con los brazos cruzados.
–¡A-Yuan! ¡Me quieres matar! —refunfuñó, girando el cuerpo para mirarle mal.
–Es lo que menos deseo. —habló afectuoso, descruzando los brazos y adentrándose al cuarto. –Deja que me ocupe de esto. Tú ve a la sala.
–No tienes por qué hacerlo, la mayoría de ropa es mía. Apenas hay una camisa tuya en ellas. —marcó con un temblor en la voz.
El susto de hace rato no sé había disipado de su cuerpo.
–Es una sorpresa. —advirtió en canturreo.
–¿Una sorpresa? —el tono en su voz cambió, arqueando las cejas.
–Mm. Ve a la sala, yo haré el resto. —concretó Yuan con suavidad, haciéndole un gesto con la barbilla a que saliera del cuarto de lavado.
QīZi: Esposa.
Wàigōng: Abuelo materno*
¡Oh, que mal agradecida soy!
¡GRACIAS GRACIAS POR LEER MI FANFIC! Nunca paso por mi cabeza que tendría tantas vistas QuQ.
Espero que la historia no les esté aburriendo por lo lenta que va, pero deseaba hacerla así para ir formando un vinculo en los personajes, no de la noche a la mañana se puede sentir algo o nada...
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9/Meses | WY/LJY.
Fanfiction•Hiatus temporal• ❮ No hay necesidad de sentimientos en una ceremonia que sólo se lleva acabo por un desliz de una noche. Y no es como que necesiten 280 días para convivir en casa en sus tiempos libres para saber si fue o no error dar un gran...