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ᴛᴇʀᴄᴇʀ ᴍᴇs。

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Apoyándose en los bordes de la camilla, se acostó como le indico el médico, levantó su camisa y se bajó un poco el pantalón que ya traía desabrochado. El médico le colocó un gel transparente en el vientre, sintiendo lo frío que estaba.

Al entrar al espacio de la sala en el que se haría el ultrasonido, se encontró con el médico que lo saludó amablemente y le preguntó con la misma actitud si esperaría a su pareja, ya que suponía que no se perdería este momento importante. Sin embargo, Lan JingYi negó, descartando la sensación en el pecho. Diciendo que no habría espera por alguien más, solo estarían el médico y él.

–Bien, comenzaremos... —habló el hombre de bata blanca, observando la pantalla que tenía enfrente y tocando botones, al tiempo que el transductor se presiona en su vientre. JingYi parpadeó lentamente, mirando el cielo falso de la habitación, apenas tenía tres días de haber regresado a la clínica, felizmente. Tres días en los que estuvo ocupado, recibiendo nuevamente a sus pacientes que ya conocía y a los nuevos que un principio se sintieron nerviosos, pero que al final todo salió bien. El transductor se movió por su vientre, frunciendo ligeramente el ceño con las leves presiones en su piel. –¿Duele mucho? 

–No... —respondió sinceramente, girando al médico que lo miraba también, y el cual le sonrió con esa aura de tranquilidad. –Es extraño. 

–Lo es. Hay quienes que suelen ser más sensibles y lloran. —asintió el médico, resbalando y presionando lo necesario el transductor en el vientre de JingYi, sin perderse lo que pasaba en la pantalla y en cómo a cada rato tocaba botones. –O son ellos, o sus parejas nerviosas sentadas en la silla... —comentó el médico, presionando seguido un botón y moviendo la pantalla gracias al conector que tenía flexible, mostrándole a JingYi una imagen que no podía distinguir. Y no supo qué expresión formó que hizo que el médico soltara una suave risita. –Le explicó, esto que mira aquí... —el médico alzó su brazo libre, apuntando con el dedo índice una mancha grande y oscura (o así es como JingYi comprendía, y miraba)–, Es su bebé. Estas es su cabeza con las estructuras intracraneales. —movía su dedo en la pantalla. –Aquí es donde están sus manitas y estos son sus pies... —JingYi asintió, mirando la pantalla e imaginando la silueta, porque para ser sincero, él realmente no podía ver nada más que una mancha. Pero el médico sabía ilustrarle una imagen. –Es confuso, ya que apenas son diez semanas de gestación y los bebés no suelen querer aportar a los médicos ni a sus padres para que los vean bien. —sonrió, volviendo ajustar la pantalla en su lugar y tocando un par de botones más. –Ahora... Si muevo esto —resbaló el transductor–, Escucharemos los latidos del corazón...

Sí antes JingYi tenía como certeza que fácilmente una película como Bambi lograba sacarle las lágrimas, al borde de soltar un silencioso sollozo; escuchar los latidos del corazón de su bebé quebró el esfuerzo que trataba de guardar para no verse débil ante un desconocido que solo observaba la pantalla, dándole espacio a su ataque de sentimientos complicados. Por lo que apenas entendió y oyó del médico, el corazón de su bebé latía rápidamente entre 120 y 160 latidos por minuto, que no era algo de qué preocuparse, ya que esto era normal e indicaba que todo se encontraba bien. 

Cuando la cita concluyó, JingYi seguía en un estado sensible. Sin querer, las esquinas de sus ojos se formaban gotas de agua que pretendían rodar por sus pómulos hasta el final de su barbilla. Había sido una experiencia muy especial, pero también solitaria. Si ZiZhen lo hubiera acompañado, estaría seguro de que el hombre lloraría todo el día y recordaría el momento por toda su vida. Y de solo evocar esa imaginación suya, desboco una risa disimulada, saliendo del establecimiento de salud. Y si Wen Yuan hubiera estado aquí... ¿Qué habría hecho él? ¿Reírse? ¿Sonreír? ¿Ponerse feliz? 


–Necesito hablar contigo, JingYi. —se aproximó cautelosamente al sillón individual en la sala. Mientras preparaba la dieta semanal de un paciente. –JingYi, lo siento. 

Confundido, olvidó dejar de presionar la tecla "Enter" del teclado de la portátil, enarcando una ceja. 

–"Lo sientes..." ¿Por...?  

–No podré ir contigo pasado mañana al ultrasonido. —soltó un exasperado suspiro, Yuan se mostró molesto, pero no con él, y con un deje de tristeza en su semblante. –Tendré una reunión con los ejecutivos y compañeros de piso, son reuniones que se mantienen cuando tenemos que ir al extranjero por trabajos o, por solicitudes de la misma empresa. Pensé que la reunión sería por la tarde o entrada la noche, pero será una media hora antes de la cita con el médico. —Wen Yuan se llevó las manos al rostro, pasándola con descuido, y formando un imperceptible mohín en los labios. –Sé que prometí ir contigo, pero... No podré hacerlo. Lo siento, lo siento mucho.  




Tal vez hubiera llorado como él cuando vieron la película de Bambi. Apretó su nariz congestionada, este día no pasaría por la clínica, y probablemente le cuente a ZiZhen lo ocurrido hasta mañana. Porque ahora, tenía ganas un bote de pepinillos con mayonesa. 

–Que asco. —hizo un gesto con su boca y lengua de desagrado. –¿Por qué me haces comer esto? —picó su vientre. Soltando un suspiro y dejando entrever una sonrisa dulce. 




–A-Yuan... No lo sientas tantos. Es tu trabajo, prometo grabar vídeo y traer las fotos que me dará el médico. Sé que no es lo mismo al estar presente, pero será también una manera de reconfortar. —Dejó de apretar la tecla, moviendo la laptop a un lado. –Ahora dime, ¿qué es lo que te inquieta? 

–Cómo te dije, estás reuniones se llevan a cabo porque debemos viajar al extranjero. —habló muellemente, mirándolo a los ojos. –Y este año seré parte del grupo con otras tres personas de diferentes pisos y profesiones para viajar a Canadá. Mi estadía será de dos semanas... Si no es que de un mes. Y... —su voz se cortó en ese instante, oprimiendo los labios. –Antes de que esto pasara, lo nuestro y lo del bebé, yo ya había aceptado el compromiso. Y no puedo abandonar lo que acepté mucho antes de conocerte. 


 

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9/Meses | WY/LJY.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora