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Yoongi
Agustd. Segunda parte.

- Aquí, siéntate.

Una gran sonrisa se expande en el rostro del hombre.

Está de pie, las cadenas en sus brazos y piernas lo tienen casi inmóvil.

"No soy un maldito perro". Dos o tres hombres golpeándolo y no volvió a decir nada.

Los segundos pasaron y su inmovilidad se entendió como rebeldía.

- ¡Dije, siéntate!

Pateado detrás de las rodillas y alineado a la silla, al fin se sentó.

-Gracias, caballeros, déjenos solos.

Los sirvientes de la habitación y los matones sales haciendo reverencia.

Hay un silencio que comienza a perforar en la cabeza del pálido. El crepitar de la madera en la chimenea. El sonido del bolígrafo mientras el hombre firma documentos.

- ¿Qu...

Levanta una mano en señal de espera. Mientras termina de leer un contrato, sus ojos, fríos y apáticos se mueven rápido entre las letras, pequeños símbolos en tinta negra que cambiarán el mundo con sólo presión y movimientos de muñeca.

Mira el reloj de cuerda en la pared, los grisáceos se sitúan en el gran ventanal.

-Se que tienes muchas preguntas, así que primero te daré algunas respuestas.

Levantándose camina alrededor del nuevo esclavo.

- ¿Dónde estás? Mi hogar; será tu hogar hasta que lo decida. ¿Cuál es tu propósito aquí? Cumplir los caprichos de mi sucesor. ¿Hasta cuándo? Hasta que se aburra o mueras, lo que pase primero. ¿Por qué tú? Le gusta tener todo aquello que otros desean. En especial si lo quiero yo primero, pero no le puedes negar nada a un hijo. -Un suspiro lastimado lo hace parecer casi humano. Yoongi se retuerce en su sitio, asustado de la forma en la que los ojos casi blancos lo miran con suciedad.

-Ya que desde ahora le perteneces. Déjame explicarte algo antes de que venga y te recoja. Mi hijo, es ahora el bien más preciado que tengo. Mi esposa murió hace muchos años, apenas tendría tres años el niño cuando decidió huir. Me engañó varias veces con el servicio, yo lo sabía. Se lo permití. Pero cometió el más grande error al meterse con uno de mis socios. No tuve más remedio que mandarlos matar, ya que, mi querido fantasma, la traición aquí se paga con la muerte.

Un dedo levanta su mentón.

-Así que, pórtate bien. ¿Sí? No quiero matarte.

La lengua acariciando desde la mandíbula.

-Realmente no quiero...

-Es mío - El hombre no se alejó, pero al menos su lengua ya no estaba tocándolo. Mira al propietario de la voz, molesto por ser interrumpido.

Con pasos fuertes que suenan casi autoritarios -aunque en realidad son parte de un berrinche- un muchacho se planta frente al hombre.

- ¿Que te he dicho sobre tocar mis cosas?

Un manotazo arrebata a Min YoonGi de las manos del temible sujeto como si no fuera un sigiloso secuestrador o un despiadado asesino.

-Lo siento. - No hay ni una pizca de culpa en sus palabras ni en su expresión al decirlo - ¿Porque tardaste tanto? Esta aquí desde la media noche esperando por su amo.

-Aw, mi pequeña mascota.

Con recelo limpia el rastro de saliva de su nuevo objeto de devoción. Un pañuelo purpura de satín, suave y delicado. Yoongi mira al hombre por sobre el muchacho, está recogiendo los papeles que firmaba ¿A dónde va?, ¿Porque se va? De repente es tomado de la mandíbula por la misma mano que con tanto esmero lo limpiaba.

-No lo mires, eres mio. Solo puedes verme a mí.

La mano empuja hacia atrás y la cabeza de Yoongi rebota, se siente mareado y ya no teme a las calles. En ese instante desea tanto que alguna pandilla lo esté golpeando, prefiere mil veces eso a estar en esa silla, en ese lugar y con esas personas.

-Bien hijo, te dejo hacer tu trabajo. Si vas a hacer algo aquí intenta no manchar nada, te recomiendo te vayas al sótano, ahí está mejor acondicionado por si hay sangre o tu habitación si vas a hacer cosas más sencillas. ¿De acuerdo?

-Vete a la mierda.

-En realidad ya voy tarde. - Poniéndose su chaqueta y tomando los papeles, el hombre se acerca y deja un cariñoso beso en la cabellera de su hijo. - Pórtate bien, nos veremos en unos días.

No hay respuesta por unos segundos, pero entonces con un bufido el muchacho se pone de puntas y tan rápido como la vergüenza se lo permite deja un beso en la mejilla de su padre.

-Intenta volver antes de mi cumpleaños, por favor.

- ¿Por favor?

-Por favor, señor.

-Muy bien, lo intentare. Fantasma, cuidaras con tu vida a mi querido copo de nieve. Si vuelvo y cualquier cosa, aunque mínima, no está bien o en su lugar. Te voy a castigar.

Hay una risita de parte del otro.

-Y a ti también. Adiós.

Cuando el hombre deja la habitación. Min Yoongi quien casi se desmaya es liberado de sus cadenas.

-Si te portas bien, no te las pondré de nuevo.

El pálido tarda un momento en componerse lo suficiente para ponerse de pie y con dificultad formula su única pregunta. La única que en esos momentos viene a su mente.

- ¿Tù eres el copo de nieve?

Otra infantil risita se escucha; tomándolo por el brazo, enganchando el suyo, el desconocido acerca al fantasma para guiarlo fuera de la habitación, directo a la cocina. Tiene hambre y necesita abastecerse lo suficiente si quiere empezar ya a trabajar en su obra de arte.

-Soy el bebé de papá. Y ahora tu amo.

CON SOLO RECORDARTE  TaehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora