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Hoseok 

Con los brazos cruzados frente a la puerta se pregunto si valía la pena intentarlo, habían pasado años desde que perdió la esperanza de estar en una familia, de sentirse bienvenido y rebosante de felicidad una vez que al fin tuvo un hogar, ja, darse el lujo de soñar con tenerlo ahora a la edad de 25 años parecía patético. Si el señor Jeon lo veía deambulando por la habitación de Jungkook seguro que le soltaba una paliza.

Pero el no se encontraba en el lugar y Hoseok no estaba ahí de pie planteándose hermandad con el hijo del dueño de la mansión, ni mucho menos enemistarse. Solo quería ayudar así como lo ayudaron a el.

Necesitaba contarle a alguien las malas nuevas.

El suspiro resonó frió en sus pulmones y dándose valor toco suavemente la puerta. Nadie respondió. Parecía un mal chiste, pero no importaba cuando siempre que el tocaba la puerta nunca le habrían como si pequeño Jeon supiera que el estaba detrás y lo ignoraba a propósito para hacerlo sentir mal, incomodo, como si aborreciera su existencia, como siempre fue.

Un segundo intento que se perdió en la nada. No quería precipitarse, quizá no debió ir.

Cuando estaba a punto de llamarle en voz alta, el susurro de pasos en la alfombra lo previnieron de un segundo en el pasillo, haciéndolo esconder, viendo el cabello naranja ser maltratado en pequeños jalones, maldiciones apaciguadas por ceño fruncido. Ojos preocupados, profundos, del tipo que te paralizan con un helido parpadeo. A Hoseok siempre le gustaron sus ojos, deberían de verse preciosos de cerca pero nunca tuvo el valor de acercarse, no a menos de 5 metros, sin gafas negras, el traje de seguridad y un arma en la chaqueta, con los socios en el lugar. 

- ¿Jungkook? Levanta. Tenemos que partir en 20 minutos.

¿Tan temprano? Los planes se adelantaron y no le quedaba mucho tiempo para advertir. ¿Que podía hacer? Si se acercaba demasiado lo asustaría y si le contaba no iba a confiar. De todas formas no tenia sentido que fuera exactamente Jimin quien buscara a Jungkook para el evento del día. Debería de ser su padre, no su mejor amigo, después de todo era el plan maestro no cualquier misión básica.

Jimin volvió a tocar la puerta pero tampoco obtuvo respuesta, su linea se curveo hacia el frente y recargo el peso en un brazo contra la puerta, se veía tan cansado, pequeño y frágil.

- Jungkook, por favor; vendrá tu padre si no sales por ti mismo.

Y el señor Jeon estaba en casa. Este no era el plan. Algo debió de salir muy mal con los socios como para que tuviera que asistir por si mismo a la confirmación de los hechos y ademas, cambiar el itinerario. Tenia que darse prisa y aparecer sin tapujos junto a Jeon mayor para mantener las apariencias, si alguien se enteraba de que intento ayudar a Jungkook a salvar a su noviecito del panel blanco, le cortarían la cabeza y no importa cuan preciado fuera por Seokdul, seria su fin. Si, mejor se iba. Estaba ya emprendiendo camino cuando lo escucho. El clic de la manija al dar vuelta, el pequeño e insignificante sonido que nunca aparecía en su presencia. 

-No quiero hacerlo, Hyung.

Su voz era tenue, pero Hoseok podía sentir verdadero pesar en ella. Por supuesto que no quería hacerlo, pero tenia que. Era su ultima oportunidad de sacarlo de la jugada, un borrón y nueva cuenta. Taehyung olvidaría por completo quienes eran ellos y por fin tendría una vida normal. Francamente, no podía entender como Jungkook se negaba tanto a realizar la única opción mas viable y sana que se le había ofrecido.

Desde su radio recibió el pedido de su presencia ante su jefe y lo silencio para no llamar la atención, aun se mantenía incógnito.

-No tienes -la voz de Jimin se quebró y por un segundo la sombra de un mal presentimiento lo ataco - no tenemos elección. 

El radio volvió a sonar, esta vez con la voz del señor exigiendo que apareciera. Con prisas salio corriendo negándose a creer que algo malo fuera a pasar. No funciono.

"Tu vas a conducir la camioneta".

La mirada de Jungkook no había estado nunca antes tan llena de rencor, de dolor, de odio y durante tanto tiempo puesta su persona. La primera vez que esos ojos de venado lo miraron estaban tan tristes, se mantenían así hasta que el joven Kim, o Jimin, o su madre aparecían. Jungkook podía mirar en todas direcciones, incluso en la de su padre pero al llegar a Hoseok siempre seria profundamente inexpresivo y se retiraría al instante como si no existiera. Pero esto, esto era aterradoramente diferente. En la mansión Jeon a la única persona a la que se le temía era Seokdul, y en ese momento, no era el.

Se imagino, alguna vez, que los ojos que tanto le gustaban, casi tanto como la persona que los poseía, lo miraría con algo mas... suave, pegajoso y tierno. Algo que lo hiciera temblar, que le diera escalofríos y energía y miedo y ganas de vivir. La mirada que Jimin le daba, en cambio, era mas lastimera, sus cejas se movían en la vaga sensación de llanto, pero sus facciones estaban pacificas y se dio cuenta.

Todos sabían que quien tenia que matar  kim Taehyung era èl.

CON SOLO RECORDARTE  TaehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora