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Taehyung

Tic tac

¿Había estado más incomodo antes? Los ojos marrones le perforaban la piel, en ningún momento apartados de su rostro, cualquier movimiento que hiciera era seguido por las esferas y era casi asfixiante la manera en que mostraban un hambre brutal. Desde los hombros tensos, la mandíbula apretada, los labios planos y las manos en puño. Todo se veía hostil.

-Así que...

Era la primera vez que le dirigía la palabra desde que lo abrazo cuando fue informado de su estado. Casi al instante habían sido dejado solos después de un discurso que se había escuchado muy lejos de su burbuja protectora y se mantuvieron en esa posición minutos, casi una hora, una eternidad de confort que hirvió su sangre y tuvo que alejarse. Se sintió como si fuera a explotar, el reconocimiento táctil y olfativo lo tenían vuelto un manojo de nervios. El azabache no se había mostrado herido por ser alejado, no había ninguna expresión en su rostro, de hecho. Le causaba un poco de miedo, pero de eso al doctor sonrisas. Estaba bien.

No sabía que decir exactamente. "Gracias, no se quién eres, tampoco sé quién soy, pero pareces buena persona, ¿te conozco de algo o ...?" No definitivamente no. "Mira, no tengo ni la menor idea de porque estas aquí, será mejor que me sueltes la sopa si no quieres que..."

-Jungkook.

Y su cerebro se derritió. Una energía que salto desde las paredes blancas hasta sus pies y cosquilleo hasta los poros, escalo y escalo hasta su cuello y se coloco en sus mejillas. Se ruborizo nada mas porque escucho su voz. Boqueo cual pez por las sensaciones "nuevas" en su cuerpo y se sorprendió de ver en el desconocido una preciosa y adorable sonrisa. Sus ojos mantuvieron la energía agresiva pero como si supiera lo que causaba en su persona, todo su eje se relajó.

-Estabas pensando en voz alta y, uh..., tu estabas, ah. Sip. Jungkook.

Taehyung debió de estar haciendo una cara muy fea o de estar viéndolo muy directo como para que apartara los ojos de el -al fin- y titubeara con sus palabras. Su boca jugo a estirarse y jalo y jalo hasta que no pudo ocultar la tremenda sonrisa con todo y dientes que ese tal Jungkook le había provocado y eso hizo que regresara los ojos para no perderse "el gran tesoro nacional". Ahí estaba de nuevo, la profundidad de los iris carcomiendo poco a poco su vitalidad, su cuerpo, su alma, su...

- ¿Y yo?

Jungkook estaba sentado en el sofá frente a su camilla, los codos apoyados en sus rodillas, una de sus manos sosteniendo su mentón, la otra jugando con un hilo que colgaba de sus pantalones rotos. Eran casi 3 metros de distancia y a él le estaba faltando el aire nada mas saber que ese chico estaba en la misma habitación, compartiendo los mismos átomos de oxígeno. Y por dios ¡ni siquiera lo conocía!

- ¿Yo como me llamo?

Fue difícil pasar el nudo que se le estaba haciendo, ¿sabría Jungkook quien era él? Quizá solo era el tipo que acompañaba a la gente que no debía quedarse sola, una clase de enfermero ambulante o un pasante demasiado confiado. Quizá ni siquiera pertenecía al hospital, quizá era alguien que habia pasado cerca de donde todo había ocurrido o quizá, el lo había provocado, quizá estaba aquí lleno de culpa y por eso lo miraba así, quizá...

-Taehyung.

Nuevamente, la energía se escurrió por sus extremidades y le pico el rostro, por su mente paso "caliente, caliente, caliente". ¿Ruborizarse, enserio? Que poco control le quedaba ahora. El tipo podría decir que el lo mando volando por la calle y simplemente se haría un charco ahí mismo de la deliciosa sensación que lo llenaba hasta el borde, que lo hacía sentirse suave y esponjoso como algodón de azúcar de la feria o frías almohadas en verano, o las cortinas arrastrándose por el viento nocturno.

Tae. Taehyung. Bebé. Taetae.

Taetae. Amor.

Taehyung. Kim.

-Taehyung, ¿Taehyung?

Se congelo, respiro tan profundo y retuvo el aire como si eso le permitiera anclar ese destello. Estrujo las sabanas, cerro los ojos como compuertas, forzó las cienes, y se encorvo. Quédate, quédate.

-¿Taehyung? ¿Necesitas que llame a la...

Levanto una mano, si hablaba, si hacia cualquier apertura de su concentración lo perdería, se esfumaría. Jungkook se mantuvo en silencio.

Una voz, un brillo, algodón de azúcar en la feria, almohadas frías en verano, cortinas blancas moviéndose por la noche, azul, una habitación azul. Frío. Calor. Manos, manos frías, dedos, puntas frías. Una voz. Frío. Frío.

-Taehyung.

Abrió los ojos y se quedo de piedra, Jungkook agachado sobre él, su cara a centímetros, sus manos frías, sus dedos recorriendo sus brazos con las puntas. Se acerco, pero el se quedo quieto. El aliento caliente choco en su rostro. Las cortinas blancas de la habitación se movieron por un suave soplo, era de tarde y el cielo aun era azul, muy azul y Jungkook estaba muy cerca. Y se estaba derritiendo. "Caliente, caliente, caliente".

-Jungkook.

Algodón de azúcar en la feria, suave y esponjoso. Como los labios de Jungkook, dulce, suave, esponjoso, efímero. Almohadas frías en verano. Como las manos de Jungkook en sus brazos, frías, delgadas y fuertes. Cortinas blancas que se mueven en una noche oscura y calor y...

- ¿Me estas escuchando?

Y abrió los ojos, sin aliento; todo se escurrió como arena entre sus manos, goteo hasta que no fue más.

-Jungkook.

- ¿Llamo a la enfermera? De repente te fuiste muy lejos.

-Jungkook, ¿Quién eres?

Rubor, y no en sus propias mejillas. Se le erizo la piel, suspiro he interminablemente se derritió. Vio nacer una media luna, vio brillar perlas, vio rubor incluso en la punta de las orejas. Una bocanada de aire que reflejo el mismo y en el silencio de su pequeña burbuja, murmuro.

-Soy tu esposo.


CON SOLO RECORDARTE  TaehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora