20) Epílogo

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Los pasos resonaban por toda la habitación de hospital, rápidamente había arreglado todo para ahora empezar a correr por los pasillos llevando la camilla dónde cierto tricolor iba pues ya había empezado la labor de parto y tenían que darse prisa para que no salga perjudicado ni la madre y el nuevo bebé.

La situación para cierto rubio no era tan distinta solamente que este se encontraba en la sala de cirugía siendo atendido para quitar la bala incrustada en su brazo, pues tratando de sujetar a su amigo para que no cayera se movió bruscamente y fue ahí cuando la bala llegó a parar en su brazo.

El pequeño Mokuba tuvo que quedarse en la sala de espera junto a unos soldados; una mujer y un hombre, quienes habían recibido órdenes de no separar del menor hasta que los dos adultos estuvieran estables.

—No te preocupes pequeño, ellos estarán bien ¿Son tus hermanos?

Al escuchar eso, Mokuba no pudo evitar apretar sus manos y sollozó un momento para así empezar a llorar en voz baja, al instante la chica que la que preguntó se puso nerviosa y se agachó a su lado, mirando solo como el menor aumentaba su llanto cada vez más.

—¡N-no llores! ¡P-perdon si te hice sentir mal pe-pequeño! ¡O-oye ayúdame!

Le reclamó a su compañero quien estaba de brazos cruzados, suspiró y se puso a la altura del menor acariciando sus cabellos y hablando con voz suave.

—Disculpa a mi amiga, tienes que ser fuerte para tus amigos que están allá dentro.

—Shõ tiene razón pequeño, lamento si te hice sentir mal...

Mokuba negó su cabeza mientras cubría sus ojos y con ello intentaba detener sus lágrimas.

—¿Sabes? Sé cómo te sientes, tal vez perdiste a algún familiar además que la situación allá no debe ser las mejores, por suerte, logré llegar aquí cuando recién empezaba todo esto pero aún así perdí a muchas personas... Todos lo han hecho.

El menor a cada palabra del joven militar calmaba su llanto y levantaba de a poco su cabeza para así encontrar su mirada con la del chico de cabello celeste.

—Soy Shõ, y la chica que está a mi lado es Rei, mi mejor amiga...

—M-mokuba... Mo-mokuba Kaiba...

—¿Kaiba? ¿Ese apellido no es de Kaibacorp, la gran cadena de empresas de videojuegos y realidad virtual?

La chica a su lado se quedó observando atenta, pues también conocía de dicha empresa y sus increíbles productos, dirigió su mirada hacia el pequeño quien se cohibia en su asiento abrazando algo en su pecho.

—Pequeño... ¿Que tienes ahí?

La curiosidad de Reí no pudo aguantar y lanzó la pregunta, el chico simplemente se calló de lo que hablaba para ver cómo el de cabello azabache mostraba algo tembloroso una especie de collar, la cual tenía forma de una carta, le dió la vuelta y se encontraba una foto.

—¿Ese es...?

—M-mi hermano.... Él.. él se sacrificó por nosotros...

Ante estás palabras el silencio se formó notando como el ambiente se volvía tenso, ambos jóvenes soldados desearon no haber preguntado, el pequeño niño estaba temblando y con gran tristeza en su voz.

-Perdón...

Se escuchó como los pasos de un doctor se acercaba  hacia los tres presentes, caminaba despacio y con calma mirando con cariño al pequeño niño.

—El joven rubio está fuera de peligro, él y su pequeño feto están bien.

Mokuba levantó su cabeza y sonrió un poco mientras sollozaba y abrazaba al doctor agradecido.

Tren con destino a TokyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora