Margarita

751 45 9
                                    


–¡Ya tenemos a Margarita prevenida!

       Un hombre gordo y simpático le grita a todo pulmón a sus compañeros de trabajo. Viste con un polo rosa chicle, unos vaqueros claros y lleva unos cascos con micrófono incluido. Parece un poco estresado y enfadado, pero tiene semblante de ser buena gente. Observa mi cara asustada y se acerca hacía mí.

       –Cariño, no te preocupes, todo saldrá bien –intenta tranquilizarme poniendo su mano en mi hombro–. Si ves que me altero o que grito demasiado... ES PORQUE SON UNA PANDA DE INÚTILES –grita mirando hacia la puerta.

       Me dedica una sonrisa forzada y sale de la sala circular dejándome sola una vez más. Hace mucho frío.

       Miro hacia todos lados en busca de una puerta que me lleve a la casa, pero no veo nada. Las paredes están muy poco cuidadas y la decoración es casi nula.

       Oigo de fondo una voz masculina, un tanto desagradable, y una sintonía que provoca nervios en mi interior. Me temo que estamos en directo.

       La puerta que tengo detrás se vuelve a abrir, pero esta vez asoma la cabeza una chica fea y con cara de pocos amigos.

       –Mantente en el centro de la sala, hazme el favor, y no te muevas –su voz suena autoritaria.

       Cierra la puerta con fuerza y vuelve a dejarme sola.

       –Menos mal que ya es la última concursante. ¡Estoy harta! –le escucho decir detrás de la puerta a regañadientes.

       ¿La última? Eso quiere decir que ya hay nueve concursantes dentro de la casa esperándome. Me pongo más nerviosa de lo que ya estaba.

       Intento calmarme, controlando la respiración. Si estoy aquí es por voluntad propia y porque sé que con mi inteligencia podré ganar este concurso. Desde pequeña he sido el cerebrito de la clase, eso lo tengo asumido, y justo ahora acabo de terminar el doble grado de Física e Ingeniería en Tecnologías, lo cual me ayudará seguro a la supervivencia de este reality. Entenderé a la perfección el mecanismo de cada trampa que nos pongan y de la infraestructura de esta casa tan avanzada en cuanto a tecnología se refiere.

       Observo hacia todos los lados de la sala, pero sin moverme tal y como me han mandado. ¿Dónde estará la puerta que me llevará a la casa? No entiendo nada, y estoy nerviosa, no lo voy a negar, pero tengo muchas ganas de entrar ya y formar parte de esto que me parece una auténtica pasada. Para mí este concurso no será más que otro rompecabezas fácil de resolver. Un nuevo reto para mi cerebro.

       Respiro profundamente. Intento mostrar una buena imagen a mis compañeros y a la audiencia. Me repaso, con ambas manos, las dos trenzas de espiga que me he hecho antes de entrar. Están perfectas. Me enderezo como es debido y me ajusto bien el peto vaquero de color rosa. Debajo un jersey fino, blanco, de cuello alto. Y mis zapatillas... Las observo detenidamente y.... ¿cómo no me había dado cuenta?

       El suelo metálico muestra una ligera línea que lo separa en dos. Cuando menos me lo espere la trampilla sobre la que estoy se abrirá por la mitad y caeré abajo, a otra sala oscura que me llevará a la casa. Pensaban que me sorprendería, pero no lo han conseguido.

       Afino el oído por si escucho alguna señal, pero no oigo nada. Espero unos segundos en silencio cuando el suelo se abre de repente en mis pies y caigo de golpe en lo más profundo. Aun sabiendo que eso iba a ocurrir, no consigo amortiguar el fuerte impacto y me caigo de frente.

       La trampilla se cierra de nuevo y me quedo a oscuras en un sitio que desconozco totalmente. Sigo tirada esperando que haya alguna luz que me guíe hacia algún lugar en concreto, pero no veo nada.

La Casa del LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora