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22. En realidad eres tierna.

Salí del baño. Con mi camiseta de AC DC, mis pantalones negros cortos y mis Vans de imitación. Noto perfectamente la mirada de mi primo.

-Por favor no te enfades.- digo mirándole

-Me jode muchísimo.- dice

-Se supone que no te tenías que haber enterado.- le digo bufando. Él me mira y sus ojos arden en furia. -Tranquilo joder.

-¿QUÉ ME TRANQUILICE?- me alza la voz. Llaman otra vez a la puerta. -BÁRBARA VA ENSEGUIDA JODER, ESPERA EN EL COCHE.- sus ojos me miran, pero, como siempre. No le correspondo a la mrada. -Mírame.- niego. Él suspira. -Escúchame.- se pausa.- Te quiero aquí a las cuatro y cuarto. Yo ahora iré a dar un paseo o algo. Seguramente a la playa, cosa que tenía pensada hacer contigo.- suspira

-Tranquilo joder.- le digo y cogo mi bolso. -Lo siento.- beso su mejilla y salgo del apartamento. Un chico sentado en la escalera con el pie derecho inquieto me espera. Carraspeo levemente. Su cabeza se gira y me mira.

-¿Lista para irnos?- pregunta. Yo asiento. Odio pelear con mi primo. -Pues vamos.- dice y bajamos las escaleras. Mientras pienso en si esto es una buena idea. Definitivamente no.

-Jose.- le llamo, él se voltea. - Tengo que estar en casa a las cuatro y cuarto, ¿de acuerdo?- él asiente y salimos del edifico. Una ola de calor me ataca al salir, muevo un poco mi pelo para que se aireé. Procuré no abrir la boca, aún con mis manos en el estómago y mis ojos cerrandose con fuerza debido al dolor de mi cabeza y estómago. Suspiraba un poco para calmar el dolor. Seguí a Jose hasta su coche.

-Vamos rápido, Alberto nos está esperando.- me regaña. Me paro en seco.

-¿Está su novia?- le pregunto bajito.

-No, por supuesto que no.- responde y me observa ladeando un poco la cabeza.- ¿Por qué te molesta?- pregunta y yo lo ignoro. -Si te soy sincero a mi también.- me confiesa y una pequeña sonrisa se forma en mi rostro.

Ambos seguimos andando y abro la puerta del copiloto. Aunque a Jose le fastidie un montón. Alberto me saluda y nos damos un apretón de manos. Alberto arranca y suspiro mientras mira por la ventana.

Muero de ganas para ponerme los cascos y escuchar música, en cambio estoy escuchando conversaciones entre Jose y Alberto. Sigo mirando por la ventana y observo a la gente con sus sombreros, sombrillas, toallas y otras cosas para marchar a la playa. Donde mi primo estará solo ahora mismo. Me entristezo un tanto al pensar en ello, él había venido para estar más tiempo conmigo. Y, de momento no voy muy bien.

Deje de mirar por la ventana y me centre en el interior del coche.

-Entonces, ¿empezamos a hablar de números?- pregunta Jose. Yo asiento y Alberto le responde con un 'si'. -Bueno.- prosigue él. -Lo primero que he pensado es que, como Barbie tendrá una habitación para ella sola. Tendría que pagar un poco más.- yo interrumpo con un 'me parece bien'- Fantástico.- se pausa. - El alquiler es de 420€, así que Barbie paga 150, y nosotros 270 entre los dos, es decir 140 cada uno. Tampoco es mucho más.- me quedo alucinada de que sepa sumar y rectar.- La factura de la luz y el agua será equitativa. Pero no sonriais porque, os tiene que gustar la casa, mi madre ha conseguido hacer una revisión y bajar el precio ochenta euros al mes, porque ahora estamos sin muebles, lo que me parece mejor y había algunos fallos técnicos, que ya están casi solucionados.

Alberto aparcó el coche y bajamos del coche. Cierra el coche y entramos en el edificio, que, ahora que me doy cuenta está bastante cerca de donde doy mi curso de hostelería.

Subimos por las escaleras y abrimos la puerta de madera pulida y clara. Un suelo de parket inundo mi vista, giré a la izquierda y vi lo que sería el salón, lo atravesé y había una terraza. Y, oh Dios mío, es genial, es enorme, tiene más de un metro cuadrado. Se podría poner una silla y una mesa, y desayunar con vistas a la ciudad. Sería la hostia.

Estoy totalmente envobada y fascinada, observando todo a mi alrededor. Salí de la terraza y no. No fue por la puerta del salón, es decir, por la que había entrado sino que acabé en un cuarto. Donde empecé a imaginarme mi cuarto. Wow, este debe ser el mío. O al menos eso espero. Salí de mi cuarto y a la izquierda entré a la cocina, creo que es lo único que tiene algo montado, un frigorífico antigö, unos preciosos armarios, un lavavajillas tambié antiguo, una vitroceramica, un microondas y un horno. Por no hablar de una maravillosa península donde podría cocinar muy agusto. Dios mío es precioso. También hay un precioso espacio donde se podría colocar  una mesita y unas sillas.

Salgo de la cocina, y vuelvo a mi cuarto, saco mi móvil y llamo a mi padre.

-Princippesa?- pregunta su voz.

-Si, hola papá, ¿qué tal?- pregunto

-Bien, bueno trabajando, perché?- pregunta.

-Perché, mi manca.- le digo

-Oh, ¿mi princippesa me añora?- pregunta él y noto su sonrisa a través de su voz.

-Si, papá. El primo se porta muy bien, y no me da mucho por saco. Creo que se quedará unos pocos días más.

-Eso está bien, ¿sigues en tu micropiso?- pregunta él

-Si,  pero temporalmente, ahora mismo te llamo desde un piso sin muebles, con una cocina gigante como le gusta a papi.- me refiero a mi otro padre. -Y creo que puedo pagarla.

-Eso está genial Bárbara.- dice y escucho ¿un sollozo?

-papà?- le pregunto

-Scusate, pero es que, estás tan mayor, que ya te vas a cambiar de casa, y vas a hacer un curso de hostelería y te vas a hacer mayor, y tu cumpleaños va a ser en nada.- vuelve a sollozar. -Lo siento, es que fuiste tan pequeña, cabías en mi mano, y teníamos que sujetarte el biberón. Eras tan pequeñita, y te vestias de princesa, de policía, de guerrera, de todo. ¿Te acuerdas cuándo te disfrazaste de Éowyn? en carnaval, y me hacías leerte todos los libros, todas las noches, hasta que tú los recitabas.

Mis ojos se humedecieron, y mis sentimientos se encendieron.

-Papà, vamos a hacer una cosa.- le interrumpo. -Hoy cojo el portátil del primo y hacemos una videollamada ¿vale?- pregunto y él afirma y nos despedimos.

Me levanto del suelo de la que espero que sea mi futura habitación. Y me fijo en el individuo apoyado en la puerta.

-Insisto, en realidad eres tierna.- dice mirándome

-Insisto, en realidad eres gilipollas pero me lo callo.- le suelto y bufa.

-Joder, ¿por qué eres tan difícil?- dice saliendo de ahí.- Por cierto si quieres puedes ver nuestra futura habitación.- grita desde el pasillo.

   

OTRA VEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora