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Después de haberme despidido de mis padres, mi tía y mi primo . Subí con mi maleta en el autobús, perdón, infernal cosa con ruedas que me marearía ¿tres horas? Le mandé un mensaje a Jose diciendo que a las doce o a la una estaría en casa. Él dijo que, intentaría permancer despierto. Dejé mi maleta en manos del desconocido conductor y me senté en un asiento. Más tarde un chico se sentó a mi lado, no parecía querer hablar. Al menos algo bueno tendría este viaje. Les envíe a mis padres un mensaje diciendo que cuando llegase les avisaría con otro mensaje. No me respondieron. Estarían cansados. Mi primo tampoco estaba conectado así que me centré en la música y en las montañas para evitar marearme. Miré de reojo al chico, que, miraba por la ventana, después su mirada chocó con la mía, pareció intimidarle y volvió la vista a mis zapatos. Yo rodé mi vista a la ventana de nuevo. Pero, volví a obsevar que él miraba por la ventana. Pausé la música.

-¿Quieres mirar tú el paisaje?- le pregunté y él me miró.

-No, no es el paisaje lo que miro.- dijo, este chico no era andaluz, parecía del Norte. -Además, supongo que a ti te gusta más la ventana, por eso te has sentado ahí.- dijo evidente. Me planteé no contestarle, pero, iba a estar bastante tiempo con él, al menos hasta que parásemos. Así que simplemente le pregunté de dónde venía, venía de Alicante. Le pregunté que se le había perdido en Málaga y contestó que sus padres vivían ahí. Y que la noche anterior, paró en Almería para descansar. El que estuviese en una situación similar a la mía hizo que me interesase un poco más en la conversación. Él me hizo la misma pregunta, y le comenté que yo vivía ahí. -¿Con tus padres?- preguntó. Le conté que mis padres eran de ahí, pero, yo vivía en Málaga. -Así que independiente, ¿qué edad tienes?- le contesté, él era un año mayor que yo. También descubrí que estudiaba periodismo, 'pobre futuro fracasado' -pensé. Pero yo no le dije nada más, no necesitaba saber más. Excepto, tal vez, mi nombre. El suyo era Raúl.

Decidí mirar por la ventana, me estaba mareando muchísimo la cabeza me daba vueltas y el estómago no me era de mucha ayuda, tampoco los treita y siente grados de temperatura. Notaba mi cerebro palpitar, llevaba semanas así, me acuerdo, por ejemplo cuando fui a ver el nuevo a partamento por primera vez. Llegar a Málaga me suponía todo un reto. Tendria que llamar a Carlos y mañana por la mañana empezaba con las prácticas en 'El Pimpi'. Iba a ser complicado. También querría hablar con el doctor Pablo. Por no hablar de volver a la casa de los gritos sin mi primo. Lo iba a añorar bastante, un momento. ¿Y su novia? También tendré que llamarle. 'En cuanto bajé llamo a Carlos y a Alejandro' Seguimos en el maldito autobús, noto la mirada del niñato constantemente.

-¿Tienes amigos?- pregunté, alcé la ceja y negué. 'Soy muy selectiva'- le dije. Él se encogió de hombros. 'Poca gente me es soportable'- continué.-¿Yo te caigo bien?- le dije que no demasiado. Noté frustración, supongo que, era un niñato acostumbrado a caerle bien a todo el mundo. Me miró de nuevo y yo aparté la mirada. Volví a reproducir la música hasta la próxima parada.

Paramos a estirar los pies cerca de un hotel- restaurante donde algunos tomaron un café u otra cosa. Llamé a Carlos y le dije que mañana empezaría con el Pimpi y le pregunté a que hora, también llamé a mi primo para informarle de que ya estaba llegando y que le echaría de menos. Volvimos al autobús, fue una hora y bastante hasta llegar a Málaga. Salí de la estación de autobuses, estaba un poco lejos de mi casa. Y no quería ir arrastrando la maleta por toda la ciudad así que fui en metro. Dí unos cuantos pasos, llegué al portal y con la poca luz que las faroles alumbraban abrí la puerta. Subí por las escaleras intentando hacer el menor ruido posible, pero la maleta rara vez no golpeaba la pared. Cuando llegué al tercer piso abrí la puerta B y me encontré con bastante oscuridad, debían de haberse dormido, era casi la una. Volví a cargar la maleta para no rayar la madera del suelo. La deje en mi cama y se escuchó un gemido de dolor. Después la maleta cayó brutamente.

-Joder, yo también me alegro de verte.- dijo la voz de Jose. Rápidamente encendí la luz. Prácticamente había puesto la maleta en su torso.

-¿Qué haces aquí?- pregunté. Me explicó que me esperaba y yo le dije que era mi cuarto pero el dijo que quería darme una sorpresa. Mre preguntó si tenía sueño, le dije que no. La verdad aunque el viaje había sido cansado no tenía sueño. Fuimos al salón y me pidió que le narrase el viaje. Así hice, suprimiendo algunas partes, se nos hizo la una. Y únicamente había tomado tres chupitos de vodka, no más. Jose llevaba cinco y como si se hubiese tomado veinte. Recordé que el alcohol no era su punto fuerte, nos habíamos trasladado del sofá a la pequeña terraza. Abroveché para fumarme un cigarro, Jose no quiso, creí que, lo intentaba dejar. Al final Jose cayó rendido en el sofá. Yo únicamente me quité la ropa y me puse una camiseta del color de mis ojos. Después tiré el segundo cigarro y me tiré en la cama.

OTRA VEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora