24. Tú, tú eres el problema.
-Bárbara pequeña ¿qué te ha pasado?- pregunta Carlos, mi labio inferior empieza a temblar mientras mis lágrimas salen sin ningún orden nublándome la vista. Mi cuerpo se apoya en el suyo. Y me abraza, mientras acaricia mi pelo. -Tranquila pequeña, voy a traerte pañuelos y ¿un té?- pregunta y yo asiento en su hombro. -Bien, siéntate aquí. -Me sienta en el diván, me quito los zapatos y me hago un ovillo.
Sus pasos se vuelven a hacer presentes en la sala y me da un vaso de té caliente, el cual empiezo a beber lentamente, mientras limpio mis lágrimas con unos pañuelos.
-¿Qué te ocurre?- pregunta él
-Lo siento, no sabía a quién recurrir. Es sólo que. Mi primo está en mi casa alojándose y yo estoy pasando bastante de él por Jose, y vamos a alquilar un piso precioso, y mis padres me añoran y yo los añoro, pero si vuelvo ahí volveré al pasado, y no puedo seguir presa en los recuerdos.- limpio todas las lágrimas que puedo. -Y dentro de poco se van a morir y yo no sé si podré sobrevivir a eso, y si no estoy con ellos, me sentiré culpable. Además estoy comiendo y las voces me culpan y me dicen que lo haga, pero, ¿cómo lo voy a hacer si mi primo está aquí?- me derrumbo en un sollozo.
Respiro con dificultad
-Bárbara ¿sufres ansiedad?- pregunta Carlos,
-Si, desde los trece años.- le respondo.
-Vale respira muy poco, y pon las manos en tu boca y nariz.
-Sé como funciona.- respondo y las lágrimas y mi pulso acelerado me marean y me suprimen.
Poco a poco, sollozo tras sollozo, mientras Carlos me consuela voy respirando mejor.
-¿Mejor?- pregunta alejándose progresivamente de mí. Yo asiento. -Bueno, creo que lo mejor es que llamemos a alguien y te lleve a casa.- dice él.
-No, puedo, puedo ir andando.- digo levantándome y mi pecho se estremece de dolor obligándome a sentarme.
-¿Llamo a tu primo?- pregunta.
-No.- gimo de dolor. Respiro hondo y presiono mis manos contra mi diafragma. -Mi primo debe disfrutar de su cita. Por favor no lo llames. Está muy ocupado. Déjeme descansar.- bostezo. -Y juro que me iré, lo siento.
Mis ojos se cierran y me tranquilizo.
Noto cierta tensión y molestia en mis piernas y una comodidad en mi cabeza.
-Muchas gracias por esto, y, por la explicación.- dice una voz
-De nada.- le responde otra
Me doy cuenta de que estoy en brazos de alguien, me acuno en su pecho y me dejo llevar.
-¿Estás despierta?- pregunta la voz. Oh, dios mio es Jose. No estoy lista para hablar así que sigo con los ojos cerrados y en silencio. Entramos en el ascensor y noto un poco de fatiga en sus brazos. Si pesase unos kilos menos esto no pasaría.
Abre la puerta del coche y me deja reposar en los asientos traseros.
-Buenas noches Barbie.- dice y arranca el coche.
Despierto en una cama blandita y con una almohada dura como el infierno, abro los ojos y escucho un latido de corazón. Mierda, no era una almohada. Es él. Con cuidado salgo de la cama y me pongo de pie.
-Eh.- su voz somnolienta me reclama, restriega su cabeza con la almohada y después abre los ojos. -¿Piensas irte así como así?- pregunta revolviéndose el pelo y sentándose en la cama.
-Eh, no claro solo. Dejalo, quiero respuestas.- me siento en la cama
-Yo también.- dice acercando sus piernas más a mi -Tú primero
-Vale, ¿qué hago aquí? - pregunto
-Bueno Carlos, o debería decir tu psicólogo Carlos, me llamo y me contó que fuese para su casa porque estabas allí y te habías quedado dormida, y no sabía a quien llamar. Fui, me explicó, te cogí y te lleve a casa, no quería que durmieses en el sofá y yo no quería dormir en el sofá. Así que aquí dormimos.
-Vale, ¿y el pijama que llevo?
-Bueno, eh.- se corta
-Joder, ¿tú me pusiste el pijama?
-Te lo quitaste tú, pero estabas más dormida que despierta, así que te tuve que ayudar un poco, pero no toqué ni ví nada que no debía.
-Por eso aprovechaste para ponerme únicamente una camiseta. Tú camiseta.- reafirmo
-Bueno, pues te jodes. Si tanto te molesta quitatela.
Salgo de la habitación.
Encuentro a los niños en el salón. Y me reclaman el desayuno. Me pregunto donde este mi jefa. Espero que se trabajando.
Preparo leche con cacao, tostadas con mantequilla para Juan. Leche con cereales y un zumo de naranja para Javier. Y un "desayuno americano" para Jose. Que consta de huevos revueltos, un zumo de naranja y bacón. Se que se ha portado como un capullo, pero, ayer me recogió en plena noche, me trajo a su casa, no avisó a mi primo y me dejó dormir en su cama. Creo que, más o menos. Se lo merece.
Los gemelos llegan corriendo y atacan el desayuno, después de gritar por tercera vez el nombre de Jose. Voy a su cuarto
-Date prisa, el desayuno se va a enfriar. - le digo mientras entro en su habitación, él no se voltea sigue haciendose el dormido -¡Jose!- exclamo
-Ya, ya sé que estas aquí.- dice apagado
Le miro con detenimiento y observo sus ojos.
-Jose, mírame. - le ordeno.
-Tú nunca me miras. - dice
Me siento con él en la cama y este se voltea.
-¿Qué quieres?
-¿Qué te he hecho? - le pregunto
-Nada, déjame, joder.
-¿Cual es tu problema? -él me mira extrañado -Joder, no te he hecho nada me estoy portando contigo de puta madre. Te hecho tu desayuno favorito y no merezco que me trates así
-Tú, tu eres mi problema
-¿Cómo?
-Me has preguntado cual es mi problema, tú eres mi problema. - dice él -Porque llevas aquí dos años y sólo he conseguido dos besos, te da igual que folle con otras chicas, ningún chico te da el coñazo, eres divertida, fumas conmigo, te ríes conmigo, tienes buen gusto para las pelis y la música, eres tierna con tus padres y tus labios. Oh, tus labios, nunca van maquillados, siempre están definidos y color rosa y cuando en invierno se cortan, siento ganas de curarlos con mis besos. Eres una puta y me haces ser un maricon. Pero tus labios son expertos, y cuando me besas tiemblan un poco, y tu labio inferior es tan afortunado cuando lo muerdes, que, joder. Y cuando hablas tú crees que no te escucho, pero, lo que hago es mirarte. Y, joder, no me gusta cabrearte. Pero es lo único que puedo hacer para ver tus ojos. Y, me haces daño, hieres mi orgullo, y me haces sentirme un cursi maricon. Pero tus labios, ellos me hacen olvidar. Tu eres mi puto problema. Tengo ganas de besarte, pero.- le callo estampando mis labios con los suyos.
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OTRA VEZ
Action-¿Otra vez?- pregunto ella cuando abrió la puerta Mis ganas de llorar aparecieron -Lo siento mucho.- dije avergonzándome de mi misma. Está novela trata sobre como una chica sale adelante todos los días con su vida de mierda con una sonrisa falsa, pe...