4. No necesito ayuda
Después de la incompleta explicación de mi jefa acepté, me dijo que me presentaría a su nuevo novio, que es psicólogo, me pagó viente euros y salí de la casa.
Cuando llegué a mi casa, abrí la hucha. 170 euros. Bueno, no está mal para este mes. Introduzco un euro y la vuelvo a cerrar. Cojo la otra hucha y meto los diecinueve restantes. En esta tendré 400 euros más o menos.
La primera hucha es para otro apartamento, un vestido, un coche o algo. Para mis lejanos sueños
La segunda huchas es para la comida, la luz, el agua, el alquiler... Total que casi no llego a fin de mes.
Dejo las huchas en su sitio y me siento en el sofá. Respiro hondo y agarro el teléfono.
-Ya lo sé, pero, entienda, que por la noche hace frío y esto es lo primero que he encontrado. - le explico a mi jefe
-Está bien, esta vez pasa. Pero la próxima vez te vestirás como el tío que te paga ordena, ¿de acuerdo?- asiento. '¿este tío se cree el jefe de un prostíbulo o algo?'
Todo esta mierda porque me he traído unos vaqueros largos pero siguen siendo vaqueros. Coño que tío.
Me pongo a atender las mesas y a cobrar a la gente. Así paso todo el día. Algunos compañeros se salen a dar un paseo o fumarse un cigarro. Yo sigo trabajando y trabajando.
-Perdona chica.- me llama uno de los policías de la mesa nueve.
-¿Le falta algo?- pregunto con mi voz normal sin endulcarla
-Tengo un turno muy largo hoy de 12 horas, y he pedido un café solo en taza y muy caliente.- mierda -Me lo ha traído en vaso y templado.
-Claro, le haré otro en taza y caliente.- digo llevándome su café. 'La juventud de hoy en día no sabe escuchar' dice el capullo. Entro en la barra. Tiro el café y meto en el lavavajillas el vaso. Cojo una taza y pongo el café.
-Laura.- llamo a la rubia de la barra. -¿Puedes meter esto en el microondas?- ella me coge el platito con la taza y lo mete en el mencionado
Mientras eso se calienta, le llevo la cuenta a la mesa 3. Mientras. Uy que bien propina. Llevo el dinero a la caja y Laura me da la taza. La cojo. Y ando hasta la mesa 9
-Aquí tiene señor, caliente y en taza.- le digo. Él simplemente empieza a servirse el azúcar.
Y así paso la tarde-noche atendiendo mesas. Hasta que me dieron mi preciado salario. Así que no fue una tarde-noche de mierda. Cuando llegué a casa. Me tumbe y...
Me desperté, y me removí un poco, mierda a noche ni siquiera me cambié. Me pongo de pie. Agarro el teléfono y mierda. Hoy tengo médico a las 10:00 y son las 9:30. Mierda
Rápidamente me cambio con una camiseta negra que me regalaron mis padres de ACDC 'ROCK OR BUST' mi canción favorita de ellos. Y unos pantalones negros cortos. Junto con unas converse de imitación. Agarro mi mochilita y meto mi monedero, mi tarjeta sanitaria, llaves, gafas de Sol, llaves de la bici... Y me pongo en marcha.
Cuando llego aparco la bicicleta. Y me quito los aericulares. Camino hacía la clínica y abro la puerta.
-Buenos días.- saludo a la chica del mostrador. Que sé que ese puesto tiene un nombre pero no me acuerdo.
-Buenos días señorita, ¿tiene una cita?- pregunta. Yo asiento y le doy el resguardo de la cita y mi tarjeta sanitaria. -Según esto también debemos hacerle una analítica.- mis ojos se abren como platos pero respondo con un 'está bien' cuando en realidad pienso 'no quiero que me pinchen', odio las vacunas y todas esas mierdas. Alguna vez me inyecte algo de cocaina así que las putas agujas no me gustan nada. Me siento en una silla azul en la sala de espera. ¿A quién se le ocurrió ese nombre?. '¿Cómo llamamos a una sala en la que se espera? ¡Sala de espera!' deberían darle el premio novel.
Espero a que en la sala 4 me llamen, hasta que la voz de mi doctor me nombra. Me pongo de pie y respiro, abro la puerta y la cierro. El Doctor Cristian está sentado y supongo que buscando una ficha médica donde apuntar mis datos o yo que sé.
-Buenos días Bárbara.- me saluda, yo le respondo igual. Y me quedo de pie. -Descalzate y deja la mochila en la silla. Vamos a pesarte y a medirte.- dice y yo asiento y me quito los zapatos, quedándome en calcetines negros con perritos blancos -Bonitos calcetines.- yo sonrío y me subo en el aparato que te pesa y te mide a la vez. -Bueno, la última vez, medías 1.72.- me pone una especie de recta sobre la cabeza.- Igual que antes, y pesabas.- empieza a mover los controles del peso amorfo- 56- se pausa -Bárbara, ¿te acuerdas que te dije que tenías un peso perfecto, más que una modelo?- pregunta y yo asiento. -Has bajado 4 kilos en un mes y medio.- observa. Asiento. -Deja de asentir y hablame.- dice fuerte.- Te llevo atendiendo dos años. Y siempre estás vestida de negro, y tu humor sádico.- se pausa -Me caes bien, eres fuerte, dejaste las drogas, y tus hormonas están mejor desde que dejaste de tener varias relaciones.- se pausa - Y todo lo has hecho tú sola sin ayuda de nadie.
-Doctor, me tienen que hacer una analítica.- le digo ignorando sus objeciones
-Ya lo sé, enseguida viene la enfermera, los resultados estarán en una semana. Pero, como vea alguna falta de sustancia auto provocada. Llamaré a tus padres. De momento irás a visitar a un amigo mío. Su nombre es Pablo. Es un psicólogo muy bueno.
-No estoy loca.- le reprocho
-Lo sé muy bien, pero es solo unas cuantas vistias para hablar de ti. Tu seguro te ofrece cinco sesiones.
-No necesito ayuda-.
-Eso no lo sabes.- me responde -Tú ve.- dice empezando a escribir en un papelito. 'No me irá mal hablar con alguien que no sea un gilipollas' pienso. Llaman a la puerta
-¿Bárbara?- pregunta y yo asiento. Me indica que me siente en la camilla y así hago. Empiezo a respirar con dificultad. Esa aguja es muy grande. Está vacía y la van a llenar con mi sangre. Ella me coge la mano para estirar al brazo, pero yo hago fuerza mientras niego con la cabeza. -Tranquila, Bárbara, es sólo un poquito.- ella estira mi brazo y mi cabeza mira al otro lado, encontrandose con el doctor. Ahora que me doy cuenta, que alto. Un algodón extiende betadine por mi brazo. Cuando siento el metal entrar en mi piel mi respiración se corta, y cierro los ojos cuando noto que va sacando sangre. Vuelvo la vista y justo me encuentro con la aguja saliendo de mi piel. Entonces me asusto y caigo contra el suelo.
-No estoy segura de esto.- le dije. Él bufó y sus amigos me miraron -Pensaba que la coca se esnifaba lo que se pincha es el caballo
-Nena, es solo una aguja, ya verás como después gozarás.- dice dándome un piquito
-Tengo sueño
-Con esto se te quitará
-Exactamente ¿qué hace la cocaína?
-Cambia tu forma de verlo todo, te hace más hablador, se te quita el sueño, te quita un poco el apetito, escuchas diferente y te sientes diferente, más rápido. Son ventajas por todos lados nena.- dice
-¿P-p-uedes hacerlo tú?- pregunto, él asiente coge mi mano y la besa, coge la jeringuilla y sus labios besan mi antebrazo, más tarde mete la aguja, mis ojos se enaguan y mi cabeza va para atrás.
Desperté sola en mi apartamento, con las puntas azules, con el brazo marcado de varios pinchazos, desnuda y sola. Otra vez
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OTRA VEZ
Action-¿Otra vez?- pregunto ella cuando abrió la puerta Mis ganas de llorar aparecieron -Lo siento mucho.- dije avergonzándome de mi misma. Está novela trata sobre como una chica sale adelante todos los días con su vida de mierda con una sonrisa falsa, pe...