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28.Todo ha cambiado

-Bárbara.- mi tía me ahoga en sus brazos y besa mi frente repetidas veces. Yo la abrazo y ella me coge de las mejillas. -Estás muy delgada, menos mal que he hecho espaguetis a la boloñesa. Oh, cuanto has crecido. Seis meses son demasiado tiempo, ¿qué tal todo?, ¿has conocido algún chico?, ¿y tus trabajos? ¿Va bien?, ¿cómo puedes estar tan guapa?, ¿y tu pelo?- me coge los rizos -¡Oh, qué bonito! Oh, mi muñequita, ¿por qué llevas tanto maquillaje?, ¿Y esa mini maleta? ¿Cuánto os vais a quedar?, ¿sigues viviendo en ese micro apartamento?, ¿estás altísima?  Cada vez te pareces más a tu padre Jose. Sois igual de cabezotas. ¿Cómo-  se escucha un carraspeo bastante exagerado. Mi tía suelta mis mejillas, las cuales acaricio con fuerza para que no se me duerman. Mi tía se fija en mi primo. -Bah, tú no te quejes, sólo has estado dos semanas y pico fuera. Mi muñequita  ha estado seis meses.- alza la voz y sus manos intentan volver a mis mejillas pero, me agacho y gateo hasta entrar en la casa mientras los tres reímos.

-¿Dónde dejamos todo esto?- le pregunto. Ella me mira, mientras piensa.

-Déjalo en el cuarto de primo.- dice ella y arrastro mi maleta por la casa mientras observo los cuadros y las fotos que están en cada esquina. Entro en la habitación de mi primo. Cuantísimo tiempo. Nada, está igual. Es como si el niño que vivió aquí nunca hubiese vivido o existido. Todos los videojuegos están en un estante, la televisión está colgada en la pared, la alfombra ha desaparecido, las sábanas ya no son las del señor de los anillos que le regalé, ahora son unas sosas azules. La pared ya no es verde, negra con miles de fotos en ella. Es únicamente blanca, y los libros y cuadernos no están tirados por la mesa ni derrumbados en la estantería, están repartidos por toda la estantería y ordenados. La ropa no está acumulada en una silla, supongo que está en el armario. Ya no hay gafas de Sol, ni gorros, ni colgantes, ni relojes, ni siquiera sus gorras. Todo eso ha cambiado, ha desaparecido.

-¿Qué te parece la renovación?- pregunta

-Oh, es demasiado madura para un merluzo como tú.- respondo y él me mira con una mueca -¿Qué ha pasado con todo?

-Llevas un año y pico sin pasar por aquí. Siempre que vienes estás en casa de tus padres. Pasó que, mi cuarto cambió y luego yo. Después de Laura, nada volvió a ser lo mismo.

-Lo siento.- me disculpo

Laura, fue, una chiquilla, muy simpática, alta, no tanto como yo pero bastante, muy delgada, con una cara pura y perfecta, unos ojos azul cielo y unos labios escarlata, por no hablar de su dorada melena. Mi primo era muy afortunado. Él me la presentó y nos llevamos muy bien, tanto, que, nos hicimos mejores amigas. Nos hicimos el tatuaje juntas ella se hizo una rosa en el tobillo y yo el diente de león en el hombro.

 Salieron doce meses y medio, cuando ella, le confesó que, no le amaba, que, había estado con muchos hombres, y, ninguno le llenaba. Dijo que se dio cuenta de que, al estar conmigo, le gustaba la compañía femenina, así que le devolvió el "corazón" a mi primo, pero, en este quedó clavada una daga de dolor y tristeza. Que mi primo tardaría muchísimo en sacar de su pecho.

-No, no lo sientas. No fue culpa tuya.-dice sentándose en la cama. -Fue un error mío. No tenía que haber confiado. Pero, bueno, me ayudó a seguir.

-Claro, después de estar un año deprimido, repetir curso y quemar tu móvil. - digo con una sonrisa y su cara se pone un tanto roja.

-Pero, bueno, después estudié un montón y mi madre me compró un iPhone.- dice sonriendo. -De todos modos ya está olvidado estoy leyendo un nuevo libro.- dice refiriéndose a su novia.

-Lo que tú digas, pero para mí, vas a seguir siendo mi estúpido primo infantil y friki, hasta que me muera.- digo sentándome en la cama

-Pues para mí tú siempre serás la niña guerrera, bailarina y loca hasta que te metan en un asilo.- dice quitándose los zapatos y subiendo a la cama.

-¿Yo?- pregunto sonriendo. -Pues yo seré una loca, pero tú eres un psicópata con Star Wars. Don Yoda.

-No soy tan feo como tú, por cierto Gollum ha llamado. Dice que le devuelvas su cara y el anillo de Sauron.- dice riendo

-¡Yo no me parezco a Gollum!, tú en cambio eres la viva imagen de Voldemort.- digo riendo y tocando su nariz

-Yo tengo nariz, muggle estúpida- grita tocando su nariz alejando mi mano.

-¿Yo? ¿Muggle?- digo roja de rabia -¡Sangre sucia!- le grito

-¡Mortífaga!- me grita él

-¿Cómo te atreves? ¡Mundano!- le grito

-¿No estábamos con Harry Potter?- pregunta con el ceño fruncido

-Da igual, siempre serás un orco.- digo satisfecha

-Joder, deja de cambiar los temas.- dice rodando los ojos

-Sabes que lo digo de coña, sangre sucia.- digo acostándome en sus piernas

-Claro, lo que tú digas.- suspira y acaricia mi mejilla. Hago el bizco y él ríe.

-Joder no hagas eso, sabes que no sé hacerlo.- dice y vuelvo la vista al frente.

-Eres un inútil, no sabes silbar, chasquear los dedos, hacer el bizco, ni siquiera sabes hacer esto.- digo haciendo un ruido con la lengua en el paladar que suena como  las pisadas de un caballo.

-Pues tú no sabes hacer esto.- dice subiendo una ceja

-¿Cómo te atreves?- digo ofendida -Baja esa ceja.- digo amenazante y él lo hace lentamente mientras me observa. Cuando se pone normal, los dos estallamos a carcajadas.

-No hemos madurado.- suspira él

-Ni lo dudes.- suspiro

-Venga gorda levanta que se me duermen las piernas.- dice mientras yo me levanto y él se pone de pie. -Mi madre ha hecho de comer, ¿vienes?

Tragué y asentí. Bajo de la cama. -¿Puedo dejar aquí los zapatos?- le pregunto, él se encoge de hombros. Opto por dejarlos y vamos hacía. La comida.

OTRA VEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora