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31. Todo por un puto anillo.

-Es que mi madre me dejo el equipo de música y tenía que usarlo. Tienes el disco de AC DC, el de los Rolling y por cierto Alberto se indigna de que no tengas ni Queen ni los Beatles. - dice

-Me cago en tu puta vida.- musito

-Tranquila, lo hemos puesto todo en la estantería, que, por cierto hemos montado.- se pausa .- De nada ¿eh?

-Lo que sea, ¿tienes algo iimportante que decir a parte de tus cagadas?- pregunto y su grupo ríe.

-Eh, la verdad es que si. Chicos disculparme un momento.- se escucha un 'ohh' de "pena" general. Y se escucha su uña contra el móvil indicando que me quita del altavoz.

-¿Qué?- pregunta sentándome en la cama mientras resoplo.

-Me llamó Carlos.- dice él

-¿Qué Carlos?- pregunto entre el novio de mi jefa y mi compañero del curso.

-Tu psicólogo.- dice y mi estómago se encoje

-¿Cómo?- pregunto, carraspeo levemente. -¿Qué te ha dicho?

-No me procuparé más de la cuenta, siempre me ha dado mal rollo, pero decía de reuniros juntos en su apartamento para dar una sesión.- dice y mi procupación sube al igual que mis pulsaciones. -Para hablar un poco .

-¿Te ha dicho de qué?- pregunta, él contesta con un 'No'. -¿Te ha dicho cuándo?- obtengo la misma respuesta. -¿Te ha dicho dónde?- el 'No' vuelve a salir. -¿Tienes su número?- pregunto

-Ahora te lo paso.- dice. -Barbie.- me llama

-¿Qué?- pregunto

-Llevo.- carraspea. -Llevo dos semanas sin estar con nadie. Ya sabes, no he besado a otras. Ni nada.

-Vale.-respondo un tanto confundida.

-Era para informarte.- dice con un tono apagado, casi tímido. -También me he quitado el pendiente, aunque, eso lo he hecho sobretodo por Alberto, ya que me lo hizo su ex. Y escocía mucho.

-Me tengo que ir.- le digo.

-Hasta luego.- cuelgo el teléfono.

No fui a comer. Me tumbé en la cama y me quedé dormida.

La canción Riazor empieza a sonar con fuerza. Lo cojo.

-¿Quién es?- pregunto

-¿Bárbara?- su voz se me hace conocida. -Soy yo, Francisco.- suena franchesco. -El Italiano, ¿no recuerdas Milán?- pregunta -¿Estás ahí?

-¿Cómo coño conseguiste mi número?- pregunto recordando la primera vez que salí del país sin mis padres, fue con él. Para ir a Milán.

-Mi hermano, te ha visto en el centro comercial. ¿Has vuelto a la ciudad?- pregunta

-Debe de haberse equivocado.- me excuso.

-No lo creo, dice que ahora estás más delgada, ¿me hiciste caso? Y también dice que te has vuelto emo.- dice

-Vete a la mierda.- y cuelgo.

Mi teléfono vuelve a vibrar. El mismo número.

-¡Qué me dejes joder!- le grito al teléfono

-Tranquillità*, Bárbara.- él dice en italiano. -No te preocupes, sólo quiero verte, y conversar un poco, ¿te apatece un helado forse*?- pregunta. -Bueno, un helado no, sólo dar un paseo. El Sol brilla con menos fuerza hoy. ¿Te apuntas?- pregunta

-Ni de coña.- le digo. No pienso revivir todas las mierdas, no me cae bien, es un gilipollas.

-Por favor.-dice

OTRA VEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora