8.

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—Por favor. Por favor. Por favor.

Es curioso que hace solo un día un Caballero de la S.C estaba rogándome para que vaya a su fiesta y ahora sea yo quien suplica a mis terribles mejores amigos que vengan a una jodida fiesta.

Si, mis amigos y yo somos unos fenómenos asociales, más o menos. O por lo menos, eso aparentamos.

No es que la perspectiva de la fiesta me encante, porque aún pienso que me sentiré muy fuera de lugar y preferiría quedarme leyendo comics en mi cama cualquier día, pero tengo que admitir cierta intriga por la dichosa fiesta, un poco de nerviosismo también, pero eso puede tener que ver con la presencia de algún Capitán creído.

He escuchado que todo tipo de cosas pueden pasar en una fiesta en la mansión de los Quincy, por lo que valdría la pena darle una oportunidad.

—Hagan esto por mi, por favor... por una vez, ¿cuando les he pedido yo algún favor? Saben que, no contesten eso... prometo que será solo esta vez.

—¿Que dices, Jossie? —preguntó Tae, como si yo no estuviera justo detrás de ellos.—parece desgraciado.

—Dejemos que ruegue un poco más, y después decidimos.

Puse los ojos en blanco con desesperación y suspiré.

—Bien. Negociemos.

Solo después de esas palabras, se mostraron interesados. Tuve que prestarle tres comics a Tae y pasarle la tarea a Joss.

—Son un par de interesados.

—Pero así nos amas.

Bueno, no podía discutir con una afirmación tan verdadera.

Nos sentamos en la cafetería y empezamos a hablar de tonterías. Mientras estaba discutiendo acerca de la interesante composición química de los ácidos nucleicos, por algún motivo mi mirada se movió, en contra de mi voluntad, a una mesa relativamente cercana en la que unos ojos azules y profundos estaban examinándome. Me quedé callado tan pronto nuestros ojos se cruzaron. Puede que mi respiración se hubiese cortado también.

Miró por un instante mis labios, mientras lamía los suyos y luego regresaba su atención a mis ojos. Fue el instante más largo de mi vida y sentí que podía atrangantarme con el aire. Esa fue la segunda vez que Thomas Hanlon miraba descaradamente mis labios.

Y espero que no sea la última.

—¿Finn...? ¿Estas bien? —Jossie preguntó, un poco sorprendida. Sabe que nunca me callo cuando estoy hablando de mi futura profesión, por lo que estaba extrañada.

—Él está bien. —dijo Tae a mi lado, pateando mi pierna por debajo de la mesa.

De este modo consiguió llamar mi atención, aunque antes de alejar mi mirada pude ver como unas chicas de cursos más bajos se acercaban a Thomas, quizás para pedir un autógrafo o foto, lo cual parece ridículo si me preguntan...

—Au, ¿qué? Digo, si. Lo siento. Me distraje.

Contesté apartando completamente la mirada de Thomas, con un poco de decepción.

—¿Mm...? ¿De acuerdo?

Ella no parecía convencida, pero lo dejó pasar por el momento. Una vez que Joss se levantó de la mesa y fue al baño, Tae me miró fijamente, con el ceño fruncido.

—¿Que mierda, Finn?

—¿Disculpa?

—¿El contacto visual con Hanlon? No creas que no lo noté. Fue corto, pero intenso... ¿quiere golpearte acaso?

Jugar, ganar y enamorarse |✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora